Por Fabiana Frayssinet
RÍO DE JANEIRO, 16 jun (TerraViva) A Leonardo Boff no le gusta hablar de la Carta de la Tierra como de una nueva Biblia. Pero del documento, que según el teólogo brasileño es “el más bello del siglo XXI”, rescata un carácter sagrado: la salvación de la vida.
“Muchos critican que la Carta de la Tierra quiere sustituir la Biblia. No. Es una propuesta generosa para la humanidad, con espiritualidad, con la preocupación de salvar el proyecto planetario humano que está en riesgo”, dijo a TerraViva el brasileño, uno de los responsables de la adopción de ese texto cuya versión final fue divulgada en 2000.
Boff, uno de los exponentes de la corriente progresista católica conocida como la Teología de la Liberación, considera que la especie humana corre el riesgo de “ir al encuentro de una catástrofe”.
“El ser humano aprende la historia, pero no aprende nada de la historia. Aprende todo del sufrimiento. Y nosotros no queremos sufrir. Queremos aprender del amor a la Tierra, para no ir sufriendo por sus caminos”, consideró.
Más de una veintena de personalidaes internacionales realizaron amplias consultas en la década de 1990 para arribar al texto definitivo de la Carta de la Tierra, entre ellos varios premios Nobel de la Paz, como el expresidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, y la activista keniata Wangari Maathai (1940-2011).
TerraViva preguntó a Boff si la actual crisis ambiental, social y económica puede ser interpretada como el Apocalipsis de los libros sagrados.
“Si se asume la perspectiva de la economía vigente, del sistema de las grandes multinacionales, y prolongamos eso, vamos al encuentro de un abismo, de una catástrofe ambiental y social, con riesgo de eliminar a gran parte de la humanidad”, respondió.
Para Boff, la “salvación” está en las “fuerzas contrarias”, que “son las formas de la vida”, que muestran “que es posible producir alimentos de manera diferente, más solidaria, menos competitiva… utilizar de otro modo el agua, repartir con equidad”. Por todas partes “hay organizaciones que están sumando energías en esa línea”, aseveró.
En ese aspecto, confió en que el “sentido común va a triunfar”, porque “la vida es más fuerte que la muerte”.
“La Tierra ya pasó por grandes crisis y siempre salió bien y no será ahora que va a hundirse”, vaticinó el exsacerdote católico, que fue condenado a “un año de silencio” por el Vaticano a raíz de sus tesis teológicas.
La Carta de la Tierra, surgida de diferentes fuerzas sociales, científicas y religiosas, no logró consenso oficial durante la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, conocida como Río 92, y requirió años de consultas para arribar a un texto final.
La iniciativa “nació del grito de la Tierra y no de la burocracia estatal”, sentenció.
Se trata de un documento de principios agrupados en grandes temas, como respetar y cuidar de la comunidad, de la vida, de la integridad ecológica, de la justicia social y económica, de la democracia y de la no violencia y la paz.
Hoy “tenemos que forzar el diálogo, tenemos que hacer manifestaciones, tenemos que presionar, para que ellos escuchen la voz que viene de abajo”, dijo al referirse a los negociadores de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, Río+20, que se desarrolla en esta ciudad brasileña y que tendrá su segmento de alto nivel entre el 20 y el 22 de este mes.
El religioso habló con TerraViva tras el lanzamiento de la Red Brasileña de la Carta de la Tierra, convocada por el Instituto Democracia y Sustentabilidad (IDS), en la paralela Cumbre de los Pueblos.
Esta red procura “inspirar” a los gobiernos para que incorporen sus principios “éticos” en las políticas públicas y legislaciones, dijo a TerraViva la secretaria ejecutiva del IDS, Alejandra Reschke.
En su discurso, Boff fustigó el concepto de economía verde, en debate en Río+20, y los documentos analizados en ese campo como “materialistas, miserables, que solo hablan de economía y más economía y nada de espiritualidad o de humanidad”.
“La Carta de la Tierra no es divulgada porque no es digerible, es indigesta para el mundo capitalista”, abundó.
“Es el más bello documento del siglo XXI. Con él se inicia el siglo con algo nuevo”, porque tiene “algo del Espíritu Santo para el nuevo milenio”, sostuvo.
Boff recordó que, según la ciencia, cada año desaparecen miles y miles de especies de flora y fauna. “Puede significar que también llegó nuestra hora”, alertó.
El teólogo llamó a los negociadores gubernamentales a dejar de lado intereses nacionales y a defender “los intereses colectivos de la humanidad”.
Boff apostó en cambio a los otros dos “grandes actores” de la conferencia, los empresarios y la sociedad civil organizada.
Los empresarios están uniendo fuerzas para decir “nosotros aceptamos que hay calentamiento global, que los recursos son escasos y que tenemos que cambiar la forma de producir y de consumir”, dijo.
Pero, sobre todo, depositó confianza en la Cumbre de los Pueblos, “donde circula la esperanza”. (FIN/2012)