Por Fabiana Frayssinet
RÍO DE JANEIRO, 14 jun (TerraViva) La última etapa de las negociaciones para elaborar el documento oficial de Río+20 comenzó con un primer resultado: avances en la propuesta de los países emergentes de implementar un fondo global de financiamiento para el desarrollo sostenible de 30.000 millones de dólares anuales.
Luiz Figueiredo, negociador de Brasil ante la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible o Río+20, informó que la propuesta de los 130 países del Sur reunidos en el G-77 más China ahora es analizada por los diversos grupos en su tercera y última ronda de negociaciones preparatoria de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno, a realizarse del 20 al 22 de este mes en Río de Janeiro.
El experto anfitrión explicó que la propuesta del fondo, que anticipa se incluirá en el documento final, será utilizada para acciones que faciliten el desarrollo sustentable.
Lo que ahora está en discusión es quiénes harán aportes a ese fondo y cómo implementarlo. Un tema particularmente sensible en momentos en que los tradicionales donadores ricos soportan una severa crisis económica y financiera y se resisten a asumir compromisos a futuro, explicó.
“Estoy muy entusiasmado” con el ritmo de las negociaciones, porque se prevé que darán lugar a un documento “robusto e importante” de acciones para el futuro, añadió Figueiredo, al hablar con la prensa junto al secretario general de Río+20, Sha Zukang, despejando así los trascendidos de que se estaban consiguiendo muy pocos resultados.
También desestimó las diferencias de criterio que consideró “normales” en una conferencia de este tipo.
“Habrá partes que requieran más esfuerzo que otras”, sostuvo el delegado brasileño al comparar esta cita de la próxima semana con la que tuvo lugar 20 años atrás, también en Río de Janeiro, conocida como Eco 92.
“Todos los sueños que teníamos hace dos décadas continúan vivos, pero tenemos más informaciones que en aquella época por la práctica y la ciencia y, por lo tanto, estamos en mejores condiciones de reaccionar”, agregó.
En coincidencia, el portavoz de la cumbre, Giancarlo Summa, afirmó que un cuarto del documento ya está cerrado. Sin embargo, fuera de los canales diplomáticos y oficiales hay pesimismo sobre el otro 75 por ciento, aún abierto a las tratativas.
Faltan definiciones políticas sustanciales en temas como la economía verde, las formas de gobernanza internacional de la cuestión ambiental y la implementación de metas de desarrollo sustentable.
“Esa discusión ha sido crucial en todas las conferencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)”, indicó Figueiredo.
Zukang consideró que el “ritmo de las negociaciones tiene que acelerarse drásticamente”, más allá de la declarada satisfacción por los resultados obtenidos hasta ahora.
“Estamos en el primer paso de una larga maratón”, sostuvo.
Admitió que la declaración final no tendrá el poder de un “documento legal” que obligue a los países a cumplir acuerdos, pero, en cambio, tendrá implicaciones políticas al ser adoptado en el marco de la ONU.
“No creo que necesitemos nuevas legislaciones. Lo que tenemos que hacer es implementar lo que acordamos en 1992″, complementó Figueiredo.
Al inaugurar oficialmente la última etapa de negociaciones de Río+20, la presidenta anfitriona, Dilma Rousseff, llamó a todos los países a que asuman ese compromiso por el desarrollo sostenible, con un mensaje dirigido en especial al mundo industrializado frente a los problemas económico-financieros que atraviesan.
“No consideramos que el respeto al medio ambiente solo se debe dar en tiempos de expansión del ciclo económico. Por el contrario, una posición pro crecimiento, de preservar y conservar, es intrínseca a la concepción de desarrollo, sobre todo frente a crisis”, sostuvo.
La ONU espera a más de 50.000 personas en la cumbre Río+20 a lo largo de los 10 días de eventos oficiales y paralelos, que incluyen a representantes de los gobiernos y de la sociedad civil, como organizaciones sociales, empresarios y comunidad científica.
“Con el mundo enfrentando muchos desafios, incluyendo la crisis económica, el creciente abismo entre ricos y pobres, los cambios climáticos y la pérdida de biodiversidad y de los ecosistemas naturales, Río+20 es una gran oportunidad para que la comunidad internacional oriente acciones y políticas que promuevan el ambiente”, consideró la ONU. (FIN/2012)