Por Stephen Leahy
UXBRIDGE, Canadá, jun (IPS) – El Ártico alcanzó una concentración récord de dióxido de carbono de 400 partes por millón (ppm). La última vez que la Tierra registró niveles similares fue hace tres millones de años, durante la era del Plioceno.
Entonces, las temperaturas del Ártico eran entre 10 y 14 grados más altas y, las globales, cuatro grados más.
No obstante, el promedio mundial es de 392 ppm, y para llegar a los 400 todavía falta mucho. Si los niveles de dióxido de carbono (CO2) no declinan, o peor, aumentan, el planeta inevitablemente alcanzará temperaturas más altas, y para eso no se necesitarán millones de años.
Si no se realizan grandes recortes en las emisiones de gases generados por combustibles fósiles, quien nazca hoy podría vivir en un mundo sobrecalentado cuatro grados cuando sea adulto. Ese aumento hará que la mayor parte de la Tierra sea inhabitable.
Un mundo más caliente significará la muerte para muchas personas en el mundo, dijo Chris West, del Programa de Impacto Climático de la británica Universidad de Oxford.
Esta semana, la Agencia Internacional de Energía informó que las emisiones mundiales de CO2 crecieron 3,2 por ciento en 2011 respecto de 2010. Esta es precisamente la dirección incorrecta: las liberaciones de gases deben decaer tres por ciento al año para lograr cierta esperanza de tener en el futuro un clima estable. Para 2050, en un mundo con más habitantes, las emisiones de carbono deberían reducirse a la mitad. ¿Pero esto es imposible? No. Varios análisis diferentes muestran cómo puede lograrse.
Por ejemplo, la consultora holandesa Ecofys publicó en 2010 un estudio técnico titulado “El informe de energía”, en el que demostró cómo el mundo podía solamente usar fuentes renovables para 2050.
Greenpeace tiene un plan denominado “[R]evolución Energética”. Incluso la Agencia Internacional de Energía cuenta con el suyo propio, llamado “Escenario 450″.
No hay carencia de conocimiento técnico sobre cómo reducir las emisiones. Algunos países ya comenzaron a tomar medidas.
Alemania obtuvo más de 30 por ciento de su energía con la luz solar de un solo día despejado la última semana de mayo.
En vez de utilizar sus 20 o más centrales de carbón, Alemania empleó energía de más de un millón de paneles solares ubicados en casas, edificios y al costado de las carreteras.
Aunque no se caracteriza por tener un clima cálido, esa nación europea cuenta con más paneles solares que el resto del mundo sumado. Satisface cuatro por ciento de sus necesidades anuales de electricidad gracias a la energía solar.
Incluso podría incrementar su producción solar entre cinco y 10 por ciento, según expertos, sobre todo gracias a las últimas reducciones en el costo de los paneles.
La diferencia en Alemania es el liderazgo. La revolución de las energías renovables en ese país fue iniciada en 2000 por el entonces ministro de Economía, Hermann Scheer.
El funcionario promovió por años esta política para impedir que los sucesivos gobiernos la dejaran a un lado. Murió repentinamente en 2010.
Otros líderes alemanes, apoyados por grupos ambientalistas y el público en general, siguen presionando por más apoyo a las energías renovables.
La canciller (jefa de gobierno) Angela Merkel revirtió su política de apoyo al sector nuclear luego del accidente en la central japonesa de Fukushima, en 2011.
Alemania anunció que cerrará sus 17 plantas atómicas para 2022 y adoptó el ambicioso plan de energías renovables “Agora Energiewende”. Si es exitoso, el programa hará que por lo menos 40 por ciento de la energía del país proceda de fuentes renovables para esa fecha.
Representantes del poderoso sector energético expresaron su rechazo al plan de Merkel, y la canciller dijo que necesitará un fuerte apoyo público para seguir adelante.
El sector de las energías renovables en ese país ahora emplea a más personas que el automotor.
Las energías renovables emplean actualmente a cerca de cinco millones de trabajadores en el mundo, más del doble que en el periodo de 2006-2010, según un estudio divulgado la última semana de mayo por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El paso a una economía verde podría generar entre 15 millones y 60 millones de empleos adicionales en todo el mundo para las próximas dos décadas, y podría sacar a millones de personas de la pobreza, sostiene el estudio, titulado: “Trabajando hacia un desarrollo sostenible”.
Solo entre 10 y 15 industrias son responsables de entre 70 y 80 por ciento de las emisiones de CO2 en los países industrializados, descubrió el informe. Y esas industrias emplean apenas entre ocho y 12 por ciento de la fuerza laboral.
Aun cuando se adopten políticas para lograr grandes reducciones de las emisiones, solo unos pocos perderían su empleo.
“La sostenibilidad ambiental no mata empleos, como a veces se ha dicho”, afirmó el director general de la OIT, Juan Somavia.
“Por el contrario, si es manejada de forma adecuada, puede derivar en más y mejores empleos, en reducción de la pobreza e inclusión social”, sostuvo. (FIN/2012)