Por Fabiana Frayssinet
RÃO DE JANEIRO, 18 jun (TerraViva) “Quiero decirles a los gobernantes de RÃo+20 que todos los espÃritus fueron convocados para cobrarles. Porque la naturaleza es nuestra, es de la humanidad, no puede ser vendida ni manipuladaâ€.
La voz de la sacerdotisa de candomblé (religión afrobrasileña) Valdeci Teixeira Barbosa se alzó entre la de otros lÃderes espirituales convocados para la vigilia de la Cumbre de los Pueblos, realizada hasta la madrugada este lunes 18 en RÃo de Janeiro.
“Vender la naturaleza es como en el pasado traficar esclavitud. Quiero decirles que no da más para jugar con el medio ambiente. Porque los espÃritus están ahà para cobrarlesâ€, añadió.
Las consignas de esta vigilia interreligiosa incomodaron a algunos y arrancaron aplausos de otros.
“Por el derecho al abortoâ€, clamó Iris Carvalho, de la Marcha Mundial de Mujeres, mientras sonaba una campana dorada de 240 kilos que inauguró el ritual ecuménico, celebrado en vÃsperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, conocida como RÃo+20, que se desarrollará del 20 al 22 de este mes en esta ciudad.
“La Tierra es Nuestra Madre, fuente de vida, garantÃa de las especies. Nos comprometemos a cuidarte y defenderte contra quienes pretenden convertirte en mercancÃa. Organicemos la luchaâ€, exhortó el panameño Erick Fernández, del movimiento La VÃa Campesina.
El encuentro fue convocado por Religiones por Derechos, coalición ecuménica conformada para dar visibilidad a todos los credos en la Cumbre de los Pueblos, que pretende ser una voz alternativa a RÃo+20.
“La Biblia está llena de estas cosas que ahora estamos reinventando como ecologÃa, cuidado de los animales, de la tierra, del alimento, para no destruir ni vegetales ni animales porque sÃâ€, dijo Jeanette Erlich, representante de la comunidad judÃa de RÃo de Janeiro, en diálogo con TerraViva.
“Estamos felices de que la ecologÃa y la salvación del mundo ahora estén tomando este impulsoâ€, añadió Erlich, quien participó de la vigilia junto a sacerdotes católicos, pastores luteranos y de cultos afrobrasileños, lÃderes musulmanes y representantes de diversos credos indÃgenas y orientales.
En el ritual desfilaron representaciones de los cuatro elementos de la naturaleza que en la religión candomblé corresponden a los diferentes tipos de “orixás†(divinidades): agua, tierra, fuego y aire. Y estas estuvieron acompañadas de criaturas celestiales de origen religioso oriental. La figura de un dragón rojo gigante se mezcló entre el público.
“El corazón representa el fuego, la sangre el agua, los huesos la tierra, la respiración el aire. Somos parte de la naturalezaâ€, rezaron los religiosos, clamando por justicia ambiental y contra la mercantilización de la naturaleza y de los bienes comunes.
Fue un momento de meditación, a la luz de un candelabro humano formado por las velas distribuidas entre el público, que no escatimó en sÃmbolos ni en palabras.
Los religiosos bendijeron semillas de girasol no transgénicas, que luego fueron distribuidas para que cada uno “replante en su mundoâ€.
Hubo además un despliegue coreográfico de carteles, uno por cada derecho a ser reivindicado: sexual y reproductivo, agua potable y saneamiento, justicia ambiental, alimentación, educación, transporte, seguridad, calidad de vida, de las comunidades tradicionales, cultura, reforma agraria, tierras para plantar, etcétera.
“Estamos aquà por la preservación de la vida y de la etniaâ€, dijo a TerraViva el presidente de la hermandad de afrobrasileños musulmanes (malês), Abdullah Sani.
“Vengo de la selva amazónica, porque los yanomamis vivimos en relación con los elementos de la naturalezaâ€, dijo Athamis Barbara, guÃa ceremonial y espiritual de esa etnia indÃgena sudamericana.
Perdido entre el público, un hombre representaba un Cristo que se inmolaba en una cruz pagando los pecados de los nuevos tiempos: los del ser humano contra la naturaleza. (FIN/2012)