Por Thalif Deen* – TerraViva
RÍO DE JANEIRO, 21 jun (TerraViva) Se calcula que la población mundial pasará de los actuales 7.000 millones de personas a 9.000 millones para mediados de este siglo, y esto no solo significa ciudades hacinadas, sino también una mayor demanda de alimentos, agua, energía y vivienda.
El siglo XXI es un periodo crítico para las personas y para el planeta. Y las tendencias demográficas y de consumo plantean desafíos tremendos en un mundo finito, alerta un informe divulgado este jueves 21 por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20.
Titulado “Population Matters for Sustainable Development” (Asuntos de población para el desarrollo sostenible, o La población importa para el desarrollo sostenible), el estudio subraya la relevancia de las dinámicas demográficas en la agenda del desarrollo sostenible que, señala, se ha perdido en las últimas décadas.
El informe propone políticas concretas, centradas en las personas y los derechos humanos, para abordar los problemas que enfrenta el mundo en este siglo.
En una entrevista con TerraViva, el director ejecutivo del UNFPA, Babatunde Osotimehin, dijo que mejorar el bienestar de la humanidad ahora y con vistas al futuro requiere, sobre todo, un cambio genuino e inmediato hacia la producción sostenible y el consumo equilibrado, ambos sellos distintivos de la economía verde.
“En todas partes, pero especialmente en las economías emergentes, millones más de personas se están volviendo consumidoras más ricas de bienes y servicios, lo que se agrega a las presiones sobre los recursos naturales. Por lo tanto, se requieren con urgencia patrones sostenibles de consumo, habilitados en parte por tecnologías apropiadas”, declaró.
Según Osotimehin, la nueva dinámica demográfica presenta muchos desafíos, pero también ofrece oportunidades para garantizar un futuro sostenible. Cambios como la tendencia a vivir en ciudades, pueden reducir las presiones sobre el ambiente, reduciendo el consumo de recursos.
“Enlentecer el aumento de población puede tener un impacto positivo sobre la sostenibilidad ambiental a largo plazo. También dará a las naciones más tiempo para adaptarse a los cambios en el ambiente. Sin embargo, esto solo puede ocurrir si las mujeres tienen el derecho, el poder y los medios para decidir libremente cuántos hijos tener y cuándo”, dijo.
El informe plantea que más de dos tercios de los gobiernos de los 48 países menos adelantados se han declarado muy preocupados por el gran aumento de la población, la alta fertilidad y la rápida urbanización.
A fin de volver a poner la agenda de población en el debate acerca del desarrollo sostenible, es necesario reconocer que la dinámica demográfica tiene una gran influencia sobre el mismo. Los esfuerzos por promover el desarrollo sostenible que no abordan la dinámica demográfica han fracasado y continuarán haciéndolo, señala.
Pero el cambio es posible mediante una serie de políticas que respeten los derechos humanos y las libertades, y que contribuyan a la reducción de la fertilidad, a un notorio acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, a una educación que vaya más allá de la primaria, y al empoderamiento de las mujeres.
Osotimehin dijo que los gobiernos también tienen que integrar las tendencias poblacionales y las proyecciones para el futuro en sus estrategias y políticas de desarrollo.
“Las inversiones que se realizan en base a -y que se aprovechan de- las tendencias demográficas pueden ayudar a transformar las poblaciones en un rico capital humano que puede impulsar el desarrollo sostenible”, expresó.
“La planificación para los cambios proyectados en el tamaño de la población por tendencias como las migraciones, el envejecimeinto y la urbanización es una condición indispensable para que haya estrategias sostenibles de desarrollo rural, urbano y nacional, así como esfuerzos significativos para mitigar y adaptarse al cambio climático”, agregó.
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