Este blog es una iniciativa de la agencia de noticias IPS y de su corresponsal en Bogotá, Constanza Vieira.

Granda volvió al monte

05 de noviembre de 2007

Rodrigo Granda regresó a las filas guerrilleras. La noticia fue dada a conocer cuando Colombia se desperezaba este lunes festivo en la tarde, a través de una página web cuasidesconocida: Agencia Bolivariana de Prensa.

Allí aparecen fotografías de Granda con Iván Márquez, miembro del secretariado de las Farc, y con otros miembros de esa insurgencia.

Además, trae un artículo de Granda titulado «Mi regreso a la montaña«. Su principal anuncio, después del hecho mismo que indica el titular, es que el Secretariado del Estado Mayor de las Farc «considera que debo retomar las tareas que realizaba en torno al canje humanitario» cuando fue secuestrado en Caracas.

Se trataría de la confirmación del primer nombre de quienes integran la delegación que representará a Manuel Marulanda en su diálogo con el presidente venezolano Hugo Chávez y que se anuncia para las próximas horas.

Granda confirma que posee la nacionalidad venezolana, «cuya ciudadanía adquirí mediante todos los procedimientos de ley».

Granda reitera la versión que le dio hace unas semanas al periodista argentino Carlos Aznarez, director de Resumen Latinoamericano (que produce los Diarios de Urgencia): que el presidente colombiano Álvaro Uribe se guardó varios días el secreto de que su homólogo francés Nicolas Sarkozy le estaba exigiendo la liberación de Granda.

Fue ese pedido de Sarkozy lo que generó que Uribe excarcelara al grupo de supuestos guerrilleros incluido él, afirma Granda.

El insurgente cree que Sarkozy “había pedido al Sr. Uribe simplemente que me liberara; nada más”.

Aunque no precisa fechas, Granda dice que el director del Instituto Nacional Penitenciario Inpec, general Eduardo Morales Beltrán, fue a la cárcel de máxima seguridad de La Dorada (central departamento de Caldas), para anunciarle una visita de Luis Carlos Restrepo, Alto Comisionado para la Paz, “a lo cual le respondí que no había ningún inconveniente”.

La reunión se dio al día siguiente y a ella asistieron otros dos guerrilleros presos, uno de ellos John Jairo, de la columna Tulio Barón, y el otro un “compañero delegado por los combatientes de las FARC en prisión”, a quien Granda no identifica.

Restrepo les expuso que el gobierno había decidido liberar a más de 200 guerrilleros, “de una lista de 1.600 detenidos que, según ellos, tenían en las diversas cárceles; cifra a todas luces inflada y falsa”.

Granda dice que Restrepo adujo la intensión gubernamental de “desempantanar el acuerdo humanitario del canje y propiciar acercamientos hacia los diálogos de paz”, y buscaba que él y John Jairo encabezaran “la desmovilización de combatientes desde la cárcel”.

Restrepo estaba interesado en saber si se podía contar con “un gesto de reciprocidad de las FARC ante la eventual puesta en libertad de nosotros dos y del resto de camaradas; planteó el Dr. Restrepo que las condiciones para liberarnos eran: renunciar a ser integrantes de las FARC, no regresar a la montaña, no atacar a la fuerza pública ni a la población civil, no secuestrar y no volver a delinquir”, relata Granda, que las calificó de “ofensivas e inaceptables”.

“La reunión terminó abruptamente” cuando los guerrilleros rechazaron esas condiciones.

Mientras, escribe Granda, “las demás cárceles a lo largo y ancho del país eran visitadas por un enjambre de fiscales, delegados del Comisionado para la Paz y algunos jueces, llevando a los integrantes de las FARC el mensaje de que el gobierno los dejaría en libertad siempre y cuando llenaran un formulario en el que debían aceptar las mismas condiciones indignantes que nos había presentado el Dr. Restrepo a nosotros”.

En su segunda visita, Restrepo dijo que el gobierno está dispuesto a indultar o a amnistiar a los insurgentes presos, entregarlos a la tutela del CICR o de la Iglesia Católica, o enviarlos al extranjero, siempre cuando cumplieran las condiciones ya anotadas.

Los guerrilleros nuevamente dijeron no.

“Hasta ese momento desconocíamos las gestiones y el pedido de Sarkozy. De ello el comisionado jamás habló”, relata Granda.

“Es ante la segunda negativa y en otra conversación, cuando el comisionado se ve obligado a plantear lo que estaba ocurriendo”, agrega.

El Alto Comisionado les anunció: “El gobierno ha tomado la decisión de dejar en libertad a Granda. Esto no se hace extensivo a John Jairo. Es un gesto unilateral del gobierno que por razones de Estado así actúa, atendiendo la solicitud del presidente Sarkozy de Francia”.

“Saldrá un decreto presidencial que ya se ha consultado con los jefes de los partidos políticos, la iglesia y las cortes, amparado en razones de Estado para poder proceder. No vengo a negociar nada y el gobierno le ofrece a Granda que se meta en una Embajada, o que esté en manos de la iglesia transitoriamente, mientras se consulta con los gobiernos de Francia, Suiza o Cuba para que salga para alguno de esos países”.

Granda fue expulsado de la prisión: “Si se niega a abandonar el presidio, el Estado colombiano hará uso de todo su poder y de la fuerza para sacarlo y ponerlo en las puertas de la cárcel” –habría agregado el Comisionado–, lo que equivale a quedar expuesto a los sicarios de los paramilitares que dominan La Dorada.

En un mensaje a esta periodista, Restrepo describió las condiciones en que se dio la liberación de Granda como “muy respetuosas y cordiales, como lo puede testimoniar el preso de las FARC que sirvió de testigo en todas las reuniones, alias J, ex comandante de la Tulio Varón que todavía permanece en la cárcel de La Dorada”.

El plazo que anunció Restrepo fue “antes del 7 de junio”, cuando el presidente iba a hacer el anuncio “y explicar las razones de Estado que lo llevaron a tomar la determinación” de liberar al guerrillero.

Granda contactó al Padre Darío Echeverri, secretario de la Conferencia Episcopal de Colombia, y a la embajada cubana.

El decreto de su excarcelación fue expedido el 4 de junio “y se ejecuta en el acto”, relata Granda, quien es trasladado en helicóptero y avión a Bogotá, escoltado por el Comisionado y Echeverri.

Además, el gobierno nombra al insurgente como “gestor de paz”, nombramiento que Granda rechaza aduciendo que recibe órdenes únicamente de sus superiores de las FARC.

Granda aguarda en la sede de la Conferencia Episcopal y concede una rueda de prensa en la que advierte a los periodistas: léanse con cuidado la declaración del G-8, expedida la víspera.

El 8 de junio, la cumbre del grupo de países más poderosos (G-8), reunido en Heiligendamm, Alemania, menciona a Colombia en su declaración final:

«Colombia: Hemos discutido los desarrollos recientes que han ocurrido en Colombia en los últimos días. Reconocimos y saludamos como un positivo paso humanitario la atrevida y corajuda decisión del Presidente Uribe de Colombia de liberar a un número significativo de prisioneros, incluyendo al Sr. Rodrigo Granda.

En este contexto, llamamos a las FARC a considerar pasos urgentes que pudieran contribuir a una solución humanitaria dirigida a la liberación de los rehenes detenidos por las FARC, así como de los combatientes guerrilleros que aún no han sido liberados. Urgimos a todos los implicados a continuar haciendo, para el efecto, el mejor uso de la facilitación francesa, española y suiza. Expresamos nuestra esperanza de que una solución humanitaria así, cimente el camino para la reanudación de un proceso de paz que beneficie a toda la sociedad colombiana.”

Granda (“y contando por mi parte con la autorización del Secretariado Nacional de las FARC-EP”) se traslada a La Habana, donde es recibido por “una representativa comitiva del Estado y del Partido Comunista Cubano, encabezada por Armando Campos y José Antonio López”.

En Cuba permanece más de tres meses, y celebra el Día del Guerrillero Heroico en compañía del Bloque Caribe de las FARC.

Escrito en : Acuerdo humanitario,Desde Bogotá,Fronteras,La guerra y la paz


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Nada de lo colombiano ha sido ajeno en el trabajo de Constanza Vieira para la agencia de noticias IPS. Desde las cuatro décadas de guerra civil y la acción de sus múltiples bandos armados (guerrillas, ejército, paramilitares, narcos), pasando por el acuerdo humanitario que libere a rehenes y prisioneros, el drama de los desplazados y las comunidades indígenas, el ambiente, el proceso político legal, la relación con países vecinos, la cultura. Todo eso, y más, está presente en el blog personal de esta periodista que también trabajó para Deutschlandfunk, Deutsche Welle, Water Report del Financial Times, National Public Radio y la revista colombiana
Semana, entre otros medios.