La Omisión de Acusaciones
08 de mayo de 2008
El presidente Ernesto Samper (1994-1998), cuando medio mundo lo quería sacar de la presidencia por la financiación de su campaña por parte del Cartel de Cali, declaró que él, lo que más quería en la vida, era ser ex presidente.
En cambio, miren todo lo que tuvo que hacer el periodista argentino Andrés Oppenheimer para saber a qué categoría de presidentes pertenece Álvaro Uribe (2002 -?).
Oppenheimer y Uribe están hablando de la reforma constitucional que busca el presidente colombiano, para crear una súper Corte por encima de
¿No aprovechará usted esa reforma para introducir una cláusula que le permita aspirar a un tercer mandato?, le pregunté en mi primer intento por obtener una respuesta.
»Es que yo no me reelegí. A mí me reeligieron 7.400.000 colombianos», respondió Uribe.
Pero señor presidente, repliqué en mi segundo intento, ¿qué diferencia habría entre usted y los presidentes autoritarios como Hugo Chávez si cambia permanentemente
»A ver, Andrés, no vengas aquí a hacerme cuestionamientos vía preguntas», dijo Uribe con voz firme, pero sin perder el tono de cordialidad. “Esa es la pregunta que me formulan todos los días en Colombia…Yo te digo a qué reelección aspiro yo: aspiro a que Colombia reelija la (política del gobierno de Uribe de) seguridad democrática, yo aspiro a que Colombia reelija la confianza inversionista».
¿Pero eso implicaría su reelección?, le pregunté en mi tercer intento.
»No te voy a contestar”, dijo Uribe, agregando que está muy ocupado haciendo el trabajo que le ha permitido a Colombia reducir su tasa de homicidios de 35.000 por año de hace cinco años a unos 16.000 proyectados para el 2008, darle los golpes más serios que se recuerden al grupo terrorista FARC, y lograr que la economía crezca a un 7.5 por ciento, la mejor tasa en muchos años.
Señor presidente, insistí por cuarta vez, usted tiene un índice de popularidad del 84 por ciento, el más alto de cualquier presidente latinoamericano, y en casi todos los aspectos su país está mucho mejor que antes. ¿No se va a marear?
Le agregué que ha habido muchos presidentes en Latinoamérica que fueron populares en su momento, como el argentino Carlos Menem o el peruano Alberto Fujimori, que se marearon con el poder. Todos pretendieron reelegirse para un tercer mandato, y todos terminaron mal.
No se preocupe, que a uno lo marearon unas circunstancias, y al otro otras”, respondió Uribe. Sugiriendo que eso no le sucederá a él, señaló que “un campesino labriego trabajador acostumbrado a los malos caminos y a las dificultades… resiste un camino largo y abrupto sin sentir mareos”.
¿Ni siquiera cuando tiene un índice de popularidad del 84 por ciento?, le pregunté en mi quinto intento. »No, y además nunca he trabajado en función de las encuestas», respondió Uribe, para desviar nuevamente la conversación hacia un listado de logros de su gobierno.
Al final de la entrevista, fuera de cámaras, cuando nos despedíamos, Uribe me dijo “No te preocupes, Andrés. No me voy a marear”.
***
Hasta ahí, la clasificación del presidente colombiano en el grupo de los que quieren hacerse reelegir está clara. La pregunta es, si acaso no pertenece a los que no tienen más remedio.
Porque – miren lo que pasó hoy:
A las 10:45 a.m.:
Medina se entregó a la justicia. Dice que resolvió hablar porque le incumplieron el pacto que habría hecho en 2004, en la propia sede presidencial, de obtener puestos y contratos para cambiar su voto.
Implica al presidente, al entonces y actual ministro de Protección Social Diego Palacio, al entonces ministro del Interior y de Justicia Sabas Pretelt, hoy embajador en Roma, y a otros altos funcionarios de entonces.
A las 11:00 a.m.:
Aunque
Avellaneda ya había demandado en 2004 a Medina por vender su voto. Fue defendida por abogados que han trabajado para Uribe.
Por cuenta de la demanda del senador del PDA, le corresponde investigar a Uribe -por reparto en
A
La investigación de los demás funcionarios comprometidos por Medina no es de la competencia de
Esta tarde, el Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán, se declaró impedido de investigar este caso, porque fue subalterno del entonces ministro del Interior y de Justicia Sabas Pretelt.
Así, hay que nombrar un fiscal ad-hoc. Mecanismo legal para nombrarlo:
La serpiente se muerde la cola. Uribe, pues, no tiene más remedio.
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