Negociador suizo en línea de fuego colombiano
08 de julio de 2008
Así titula Swissinfo un despacho este martes, cuya lectura recomiendo. No solamente está en “línea de fuego colombiano” el facilitador suizo Jean-Pierre Gontard.
Creo que el principal balance, tras la dicha sin límites que significa volver a oír a Ingrid Betancourt en libertad, y lo más importante, que su liberación y la de los demás haya sido incruenta, en una operación de inteligencia militar el pasado 2 de julio, es que ha quedado “en línea de fuego” la solución política.
El ejercicio ha servido para repasar esta guerra sin fin, cuán largo es el horror que se va juntando en los anaqueles, las oportunidades de paz desperdiciadas, los pactos traicionados.
También, para tener presente que la guerrilla colombiana ha sufrido derrotas muchas veces; ha decretado cese de fuegos y se ha desmovilizado unas cuantas; y tantas otras ha vuelto a la batalla. ¿Por qué?
Los tomos van contando que la guerrilla –por lo menos esta guerrilla campesina de las FARC, que hoy tanto humilla y maltrata a sus rehenes y prisioneros- surgió como una autodefensa ante la violación de los derechos humanos promovida por gamonales, a través de bandas armadas que actuaban con la fuerza pública de la época, por allá a mediados de los años 40.
Como en Colombia la historia da vueltas en redondo, la fórmula fue repetida por narcotraficantes aliados del ejército y de la policía desde los años 80.
Espero que otros concluyan, aún hoy, como yo, que para salir de ese encallamiento repetitivo la única solución garantizada y sustentable es cambiar ciertas costumbres y negociar.
Una negociación política que sea respetada.
Acompañada de verdad y justicia y –a juzgar por los muchos volúmenes de mi biblioteca sobre la estructura de la propiedad de la tierra- de un reparto más equitativo de ése, que sigue siendo el bien más preciado en este país tan rico y tan bonito.
Esta mañana acompañé a ASFAMIPAZ en su plantón de todos los martes en
Los de ASFAMIPAZ siguen pensando que la negociación con las FARC es la vía más civilizada y la garantía más segura de volver a ver a los suyos con vida, como sueñan, y “sin un rasguño”, como regresaron los del 2 de julio, tal como me dijo la presidenta de ASFAMIPAZ, Marleny Orjuela.
Yo esperaba que las madres y padres de los policías y soldados que se quedaron en la selva tuvieran mucha compañía en este primer martes en
Pero no: estaban solos. Quizá más solos que nunca. Y tenían miedo, y desesperanza, librados únicamente a la fe en Dios.
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