04 de febrero de 2008
La gigantesca manifestación de repudio “contra las FARC”, sus secuestros y demás formas de violencia que comete, fue precedida de un bombardeo diario de invitaciones por Internet, de distinta procedencia. A ello se sumó una activa campaña en los grandes medios.
En las discusiones por e-mail que se armaban a veces en estas semanas previas, algunos argumentaban que la guerrilla no es la única que comete atrocidades. La respuesta era recurrente: organiza tú una marcha contra los paramilitares y te prometo que voy, pero ésta del 4 de febrero es contra las FARC.
Algo por el estilo se decía en los medios radiales que monitoreo habitualmente: Caracol, W Radio, RCN.
Los organizadores de la marcha, iniciativa de un grupo Facebook que recibió el respaldo gubernamental y financiación privada, calificaron de “tergiversación” cualquier convocatoria que se hiciera a favor o en contra de cualquier cosa que no fuera esa guerrilla campesina.
Temían especialmente que el mensaje “se dispersara”. Cualquier iniciativa divergente fue descalificada como “contramarcha”.
Expresaron que lo malo de la manifestación del 5 de julio de 2007, de rechazo a la matanza de 11 diputados regionales rehenes de las FARC, fue que allí hubo también una demanda urgente a favor del acuerdo humanitario, cuando era una marcha contra el secuestro.
Esa protesta, efectivamente, tuvo como denominador común la exigencia de libertad, y así lo reseñaron los medios.
Ahora podremos comprobar si es cierto que tanta gente se une a una protesta contra los poderosos y ubicuos paramilitares.
El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado está convocando, para el próximo 6 de marzo, una manifestación contra los grupos paramilitares, los parapolíticos y los agentes estatales involucrados en violaciones de derechos humanos. El objetivo de esta demostración es exigir que cesen los crímenes de los paramilitares y que se desmantelen definitivamente sus estructuras no desmovilizadas, que se acabe la parapolítica y que cesen las ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de la Fuerza Pública.
La semana pasada, Iván Cepeda, hijo del asesinado periodista y senador de la Unión Patriótica Manuel Cepeda, dirigió una carta a Álvaro García, director de noticias del canal televisivo privado RCN. RCN Televisión, según me informan, puso la tarima y el sistema de sonido en la Plaza de Bolívar de Bogotá.
La misiva de Cepeda da claves sobre cómo se maneja la información en los grandes medios de Colombia.
Señor Director,
Difiero de la forma en que su noticiero cubre la realidad política y social de nuestro país. En particular, considero que existe un notable desequilibrio en la manera en que registra las noticias concernientes a la violencia y al conflicto armado. Mientras informa y condena con vehemencia los crímenes que cometen las guerrillas, no ocurre lo mismo cuando se trata de aquellos atribuibles a los grupos paramilitares, a los líderes políticos que se han aliado con ellos, o a miembros de la Fuerza Pública que actúan arbitrariamente contra la población civil. No es cuestión solamente de la proporción informativa. Es cierto que su noticiero presenta en ocasiones estos hechos. Pero regularmente lo hace de manera confusa, fragmentaria, y sin que se produzca una censura contundente a los autores de esas formas de violencia. No se analizan en profundidad los móviles, ni se identifica claramente a los responsables, ni se explica el contexto de esos crímenes. Así, el televidente solo percibe actos aislados que no guardan relación entre ellos.
Como Usted sabe, se cumplen seis años del inicio del proceso de desmovilización y dos de aplicación de la Ley de Justicia y Paz. Los grupos paramilitares siguen delinquiendo, ejecutando masacres, cometiendo secuestros y desapariciones, narcotraficando, desplazando comunidades. Se ha probado judicialmente la responsabilidad de algunos congresistas en las investigaciones por la llamada parapolítica. Sin embargo, han sido reemplazados por otros igualmente corruptos. Muchos políticos siguen sin ser investigados, y cuando son denunciados, el Gobierno los nombra en cargos diplomáticos. También se ha probado judicialmente que agentes de las fuerzas militares cometen homicidios, y que tales hechos se califican con el eufemismo de “falsos positivos”. Es inadmisible que todo esto no merezca una condena unánime de los grandes medios de comunicación. Que se siga negando o minimizando esta otra realidad. Es inconcebible que una fracción significativa de la opinión pública, que solo se informa a través de la televisión, siga considerando al paramilitarismo como un mal menor, que ha sido ineludible e incluso deseable. ¿Cuándo su noticiero ha organizado campañas para condenar estos fenómenos?
El 31 de enero de este año en el programa ‘Hora 20’ de Caracol Radio usted aseguró que de ser convocada una marcha contra los grupos paramilitares y su acción criminal participaría con gusto en ella, y además que tal iniciativa contaría con el respaldo de su medio de comunicación.
El próximo 6 de marzo, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado ha convocado a una manifestación contra los grupos paramilitares, los parapolíticos y los agentes estatales involucrados en violaciones de derechos humanos. El objetivo de esta demostración es exigir que cesen los crímenes de los paramilitares y que se desmantelen definitivamente sus estructuras no desmovilizadas, que se acabe la parapolítica y que cesen las ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de la Fuerza Pública.
¿Dará Usted su apoyo a esta manifestación ciudadana? ¿Su noticiero le dará un despliegue informativo equivalente al que ha dado a la marcha que se llevará a cabo el próximo 4 de febrero?
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