Este blog es una iniciativa de la agencia de noticias IPS y de su corresponsal en Bogotá, Constanza Vieira.

Biodiversidad destruida en Curbaradó, Chocó

12 de septiembre de 2007

Día Nacional de la Biodiversidad, 11 de septiembre – El cultivo de palma africana no es malo en si mismo. El problema es que a la palma se la maneje como monocultivo extensivo. Esto es aún más torpe si el monocultivo se impone en la región de más alta biodiversidad del mundo, el Chocó, al noroccidente de Colombia, frontera con Panamá.

En el Chocó, la palma ha avanzado de norte a sur en la región del gran río Atrato. Y concretamente en los territorios colectivos de Curbaradó y Jiguamiandó, lo ha hecho sembrando la muerte.

He aquí el balance:

113 asesinatos documentados por la organización colombiana Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y Christian Aid, Amnistía Internacional, varias iglesias de Estados Unidos y Ecologistas en Acción, entre otras organizaciones acompañantes, han ocurrido en las cuencas de los ríos Curbaradó y su vecino Jiguamiandó, a manos de paramilitares que trabajan con las compañías palmicultoras.

Los grupos paramilitares han operado con el apoyo de la Brigada 17 del ejército colombiano, según organismos de derechos humanos.

Más de 13 desplazamientos masivos por operaciones militares y paramilitares.

Operaciones psicológicas para que los nativos renuncien en sus derechos a la restitución a la propiedad. Explotación laboral. Destrucción ambiental.

¿Cosa del pasado?

Quizá lo entendieron así los pobladores de Caño Manso, que regresaron a su territorio luego de 10 años de desplazamiento por una campaña de violencia, desplazamientos forzados y masacres iniciada en 1996.

Se devolvieron para afirmar su derecho a esa tierra, a la alimentación y al medio ambiente, conformaron Zonas Humanitarias para vivir y Zonas de Biodiversidad para proteger el medioambiente.

Pero encontraron que gran parte de su territorio está sembrado de palma africana, sin su consentimiento y a pesar de que detentan los títulos legales.

Además, fueron intimidados y amenazados por quienes se han apropiado ilegalmente de las tierras para el agronegocio.

A pesar de la desmovilización parcial negociada con el gobierno, en la región continúan las operaciones paramilitares, ahora bajo el nombre de “Águilas Negras”. La política gubernamental de persecución a estas estructuras no parece quitarles el sueño.

Después de más de siete años de negligencia e inoperancia, hoy existe un compromiso legal por parte del gobierno para restituir la propiedad colectiva e individual de las gentes de Curbaradó -mestizos, negros e indígenas- a más tardar el 15 de octubre.

Sin embargo, ese compromiso en Derecho tampoco parece quitarles el sueño a las empresas agroindustriales, que continúan su actividad. La producción aumenta.

En las selvas del Chocó, que están siendo destruidas por la expansión de las plantaciones de palma africana, conviven entre siete mil y ocho mil especies, incluyendo dos mil especies de plantas endémicas y 100 especies de pájaros, también endémicas. Aún antes de la expansión de los cultivos de palma aceitera, 66% de esta selva había sido destruida.

El gobierno colombiano está impulsando los biocombustibles con el argumento de desarrollar de manera sostenible el país, y buscar soluciones al cambio climático

www.regenwald.org

www.climateark.org

www.regenwald.org/international/spanisch

www.salvalaselva.org

Escrito en : Civiles en la mira,El fin justifica los medios,El Planeta


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Nada de lo colombiano ha sido ajeno en el trabajo de Constanza Vieira para la agencia de noticias IPS. Desde las cuatro décadas de guerra civil y la acción de sus múltiples bandos armados (guerrillas, ejército, paramilitares, narcos), pasando por el acuerdo humanitario que libere a rehenes y prisioneros, el drama de los desplazados y las comunidades indígenas, el ambiente, el proceso político legal, la relación con países vecinos, la cultura. Todo eso, y más, está presente en el blog personal de esta periodista que también trabajó para Deutschlandfunk, Deutsche Welle, Water Report del Financial Times, National Public Radio y la revista colombiana
Semana, entre otros medios.