Renunció el director del DANE por conflicto moral (bis)
08 de septiembre de 2007
Este titular igualito se hubiera publicado en este blog en septiembre de 2004, si en esa época yo hubiera tenido un blog. Cambian solamente los nombres: ahora, renunció Ernesto Rojas Morales. Hace tres años, su antecesor César Caballero.
Caballero dijo claramente que renunció a la dirección del Departamento Administrativo Nacional de Estadística porque recibió «una orden que moralmente me siento incapaz de cumplir”.
¿Quién la dio? El entonces jefe de prensa de Presidencia, y hoy presidente de la Comisión Nacional de Televisión, Ricardo Galán.
El periodista Galán –por indicación del entonces asesor de imagen de Uribe y hoy embajador en Argentina, Jaime Bermúdez – se opuso a que el DANE revelara una encuesta sobre violencia e inseguridad.
Entendible. El gobierno Uribe –y el área entonces a cargo de Bermúdez en especial – trabajan en hacer creer a los colombianos que bajo la mano férrea de la Seguridad Democrática están más seguros.
Una encuesta del DANE con resultados en contrario, pues cómo se iba a publicar.
En su carta de renuncia, Morales es menos directo que Caballero: cita el cuarto principio fundamental de la ONU sobre estadísticas oficiales, que dice que “Los organismos de estadística tienen derecho a formular observaciones sobre interpretaciones erróneas y la utilización indebida de las Estadísticas”.
“Utilización indebida de las estadísticas…” ¿Por parte de quién? Morales no ha contado, pero ya se sabrá.
Apenas menciona “a algunos directivos del Departamento Nacional de Planeación”, que intentan “interferir la indispensable autonomía técnica de la Institución”, e incurren “en algunas acciones que denigran de la calidad de los datos estadísticos producidos por el DANE”.
Por si lo anterior fuera poco, el sucesor que más “suena” para el DANE es Mauricio Santamaría, ex subdirector de Planeación.
Todo eso es muy grave y a mí me afecta, como periodista que quiere cubrir el cumplimiento del gobierno nacional en los compromisos que Colombia ha asumido internacionalmente en materia de Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Pero, la verdad, no sé a qué calidad de los datos estadísticos del DANE se refiere Morales. Esta ya está puesta en duda, por ejemplo en el censo 2005-2006 que dirigió él mismo.
El 12 de agosto en el diario bogotano El Tiempo, Stefano Farne, del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad Externado de Colombia, puso un ejemplo de falta de confianza en los datos del censo.
Resulta que el DANE reportó en su censo que había más “doctores” (personas con estudios de doctorado o Ph. D.) en el noroccidental departamento del Chocó que en Bogotá.
Las cifras concretas estaban disponibles en la página del Dane en Internet: 129 “doctores” por cada cien mil habitantes en Chocó, 106 en la capital colombiana.
La calidad de vida del Chocó ha sido comparada con los más bajos índices del continente africano por Jan Egeland, sub secretario general de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios y Coordinador de Atención de Emergencias.
Según el censo de Morales, también había cantidades de “doctores” en los departamentos selváticos de Guainía, Putumayo, Amazonas y Guaviare, y en el petrolero Arauca, fronterizo con Venezuela.
Cuando investigadores como Farne protestaron, la solución del director del DANE fue sencilla, rápida, sin traumatismos.
Simplemente borró de Internet los datos desagregados de Ph. D. por departamento, y los sustituyó por “una única cifra de posgraduados que, ‘correctamente’, mezcla especializaciones, magísteres y doctorados”, escribió Farne.
El problema del censo 2005-2006 es que no fue un censo real, sino de percepción, como las encuestas sobre seguridad.
¿Se siente más seguro usted con un helicóptero Black Hawk sobrevolando su vecindario?
Los que pagan el impuesto de guerra dirán que sí. Los habitantes de una zona agraria que sufre los efectos de la guerra dirán que no, y también los que desconfiamos de la violencia como recurso para arreglar las cosas. Eso es “percepción”.
Por cierto, el universo que cubren las encuestas telefónicas sobre popularidad solamente tienen en cuenta al 30 por ciento de la población colombiana: la más pudiente, la que tiene teléfono fijo.
Para las políticas que se basan en la “percepción”, la manipulación de cifras y encuestas es asunto estratégico.
En Colombia hay centenares de miles de “doctores”, si no millones. Todos los que en una oficina no son mensajeros ni secretarias, ni señora de los tintos, son “doctores” y “doctoras”, sobre todo en el servicio estatal.
Así que en Chocó, Guainía, Putumayo, Amazonas, Guaviare y Arauca, seguramente todos los que trabajan en una oficina o pisaron una universidad se reportaron en el censo como “doctoras” y “doctores”.
El día en que me correspondió el censo, entró a mi casa una chica muy querida a hacerme preguntas que tenía listadas en un aparatito. La suerte quiso que no me tocara el cuestionario ampliado, sino el más breve.
Estaba de visita una periodista alemana amiga mía, que vive en Bonn y habla perfecto español. Se escandalizó. Según ella, esas no eran preguntas de un censo poblacional, sino más bien propias de un empadronamiento.
La chica me preguntó, por ejemplo, mi número de identificación.
Aunque todo estaba a la vista, ella misma no respondía las preguntas: de qué material está hecho el suelo de su casa, las paredes, etc.
Hasta que, a la pregunta de si yo me consideraba de raza negra, contesté que sí, y ella lo anotó, aunque mi piel es casi del color de la leche.
Le inquirí por qué lo hacía, y me contestó que esas eran sus instrucciones.
El episodio dio pie para que nos contara que ella no estaba de acuerdo con ese censo, pero que necesitaba el dinero y que, encima, les estaban incumpliendo la paga.
La despedimos pronto para no hacerla sentir peor.
Ahora, Galán, junto con la ministra de Comunicaciones, anda encabezando debates muy publicitados, que argumentan “democracia” y falta de calidad de la TV privada, acerca de la necesidad de un tercer canal privado.
Mientras, su jefe, el presidente Uribe, se reúne con el dueño del Canal RCN, Ardila Lülle, quien le dice, palabras más, palabras menos, que apoyará su segunda reelección siempre y cuando deje los canales quietos.
Pero ese es otro temita.
Escrito en : Desde Bogotá,El fin justifica los medios
-
adennis, angulo