Este blog es una iniciativa de la agencia de noticias IPS y de su corresponsal en Bogotá, Constanza Vieira.

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BOGOTÁ EN UN DÍA DE SOL (2) La verdad, como siempre, está en las víctimas

“Usted no es ningún dios para que se crea el dueño de la vida de mi hijo”, dijo el profesor Gustavo Moncayo al presidente Uribe durante su charla de tres horas en la carpa donde habita desde el Primero de Agosto.

Cita recogida por Camilo Raigozo en el semanario comunista Voz, 8 de agosto de 2007

agosto 12th, 2007

El intercambio ya está inventado hace siglos

Nada más en los últimos años:

«Oriente Medio es una de las zonas donde el intercambio de prisioneros ha sido recurrente. Solo en el caso de Israel, entre 1985 y 2004 el gobierno ha intercambiado 461 prisioneros, 182 soldados, 41 cadáveres y un cabecilla por 25 soldados, 4 cadáveres y 1 civil. Asimismo, liberó un líder árabe condenado a cadena perpetua y 1.150 activistas, para recuperar tres soldados y dos agentes encubiertos, en acuerdos con grupos palestinos y el Gobierno jordano».

Dato leído en el documento «El despeje y el intercambio humanitario» de la Fundación Seguridad y Democracia, con fecha 1 de agosto de 2007 y difundido hoy.

1 comment agosto 3rd, 2007

Moncayo, la realidad como equipaje

“Yo aquí voy a fijar mi residencia”, dijo el profesor Gustavo Moncayo cuando llegó a la Plaza de Bolívar el miércoles a las 4 de la tarde, después de un viaje a pie de mil kilómetros. Por eso, espera allí este jueves al presidente Álvaro Uribe.

El miércoles a las 6:45 a.m., al aire por Caracol Radio, el mandatario había invitado al profesor Gustavo Moncayo a reunirse con él en el palacio presidencial. “Yo voy a tener mi vivienda en la Plaza de Bolívar. Lo invito”, le contestó Moncayo, que a esa hora aún estaba en Soacha, municipio aledaño a Bogotá por el sur, donde había pernoctado.

Ahora Moncayo y Uribe viven a 200 metros de distancia y será el presidente derechista, acompañado de varios ministros, el que vaya a las 9 a.m. a visitar al “caminante por la paz”.

Moncayo recibirá a Uribe en la “Oficina – sala de espera y cafetería” de su nuevo hogar, como avisa la señalización en una de tres amplias tiendas de lona impermeable blanca que la alcaldía izquierdista de Bogotá ha dispuesto para que se instale, tras un cerco perimetral de 22 x 8 metros de vallas móviles de seguridad, en el costado sur occidental de la plaza.

Las otras dos tiendas son “zona privada”. Allí hay colchonetas, sobre un mullido aislamiento de las lozas de granito que cubren la amplia explanada; y almohadas, cobijas, un par de muebles de plástico.
Un potente calentador ambiental a gas para exteriores debe amparar de la brisa gélida que sopla del Páramo de Cruz Verde, que domina los cerros andinos al oriente de la ciudad. Dentro del cercado, tres sanitarios móviles de color esmeralda. El conjunto está dotado de electricidad.

Sobre su encuentro con Uribe, Moncayo ha dicho: “Necesito por lo menos tener ese diálogo, ya que hay una necesidad urgente, prioritaria, que son nuestros secuestrados”, “esto es fundamental, no da espera. Vamos a cumplir los 10 años de sufrimiento y dolor”.

Desde el 17 de junio hasta el primero de agosto, Moncayo caminó desde su pueblo Sandoná, en el extremo sur occidental de Colombia, departamento de Nariño.

Partió precisamente el Día del Padre para exigir la libertad de su hijo, el cabo Pablo Emilio Moncayo, de 29 años, apresado por las FARC desde el 21 de diciembre de 1999.

Su objetivo es “convencer a las dos tapias (sordos) más grandes que ha habido en Colombia: el presidente Uribe y las FARC”, dijo este miércoles poco después de las 4 de la tarde, apenas llegó, ante una Plaza de Bolívar que hervía de gente que clamaba por el acuerdo humanitario y lo escuchaba con fervor.

“Porque los unos dicen: queremos despeje, y el presidente dice: ¡no hay despeje! Y los unos dicen: si no hay despeje, no hay acuerdo humanitario, y el presidente dice: ¡No hay despeje! ¡Y no hay acuerdo humanitario!, y lo dice a voz en cuello.

“Y eso nos duele, porque para nosotros es un daño psicológico muy grande” dijo el docente, además padre de cuatro hijas.

“Yo no vengo a pedir nada a nadie. Es una exigencia del pueblo”, agregó Moncayo, de 56 años, “es el pueblo el que está exigiendo hoy que haya acuerdo humanitario. Porque no podemos dejar que nuestros seres queridos se pudran allá en la selva”, y recordó a los 11 diputados del Valle del Cauca que perecieron el 18 de junio pasado en confusos hechos, siendo rehenes de las FARC.

Aún no se tienen noticias sobre la entrega de los cadáveres a sus familias, a través de una comisión humanitaria internacional. Su muerte, dada a conocer por las FARC con 10 días de retraso, causó un duro impacto al caminante, para quien esa tragedia fue producto del “orgullo falso” y el “rencor”.

“Las FARC no pueden seguir jugando con nuestro dolor. Los cuerpos nos pertenecen, son nuestros, queremos recibirlos y no dilaten más esa decisión y esa disposición que han dicho tener”, dijo a través de Caracol Radio Fabiola Perdomo, ahora viuda del diputado Juan Carlos Narváez.

“Siento un poquito de dolencia en mis pies porque tal vez he abusado de ellos. Los dolores físicos se curan con medicinas, pero los dolores que tengo, que tenemos en el alma, esos durarán muchos años en sanar”, dijo Moncayo cuando arribó a la Plaza de Bolívar.

Trazó responsabilidades para todos, gobierno, legisladores, “también nosotros tenemos culpa por haber sido indiferentes ante el dolor del secuestro de los otros, también es culpable el pueblo porque nos ha dejado solos.

“Ni gobierno ni guerrilla se han conmovido ante el dolor de nosotros.

“Estoy por todos ellos” y se ofreció en canje para que liberen al grupo “porque ellos tienen más derecho a vivir”.

Recordó al gobernador de Antioquia, al ex ministro de Defensa, a los 11 militares que sucumbieron con ellos un cinco de mayo de espanto en 2003, ejecutados por sus captores durante un intento de rescate militar, y “a los otros soldados y policías que murieron y que a nadie le importan”.

“No han callado, tenemos miedo a levantar nuestras voces”, “he caminado en las marchas del magisterio”, pero en ellas “aceptamos que nos hagan marchar solo por un carril de la vía, y no protestamos”.

Por eso, junto con su hija Tatiana “decidimos desafiar todo, especialmente la indiferencia del pueblo colombiano”.

El “caminante por la paz” es licenciado en ciencias sociales y tiene un postgrado en historia.

Precisamente cuando Moncayo estudiaba su postgrado, la familia pasaba por una situación económica difícil, y él y su esposa Stella Cabrera le sugirieron a su hijo mayor, Pablo Emilio, recién graduado de secundaria y único varón, que ingresara por un año al ejército.

Las finanzas se demoraron en mejorar, Pablo Emilio se quedó, y más tarde ya le gustó la vida militar.

En la plaza, Moncayo ejerció como maestro ante los miles de congregados. Contó que, al iniciar el viaje a pie, le dijo a su hija Yuri Tatiana, quien también acompañó a su padre desde Sandoná: vamos a aprender a observar, y lo primero que vieron fue que “el sol nos buscaba para alumbrar nuestros pasos”.

Lo principal fue comprobar “la grandeza del pueblo colombiano”, cuando mujeres y hombres salían a invitarlos a probar sus tortas de maíz y los hacían seguir y sentarse. En contraste, en una de esas, paró un lujoso BMW blindado. Se bajó el señor y dijo: venga, profesor, tómese una foto conmigo, posó y se marchó.

En un punto de su camino tuvo que hospitalizarse porque tenía calambres. Le ordenaron pasar la noche en una camilla, y él aceptó gustoso el descanso. Pero al otro día amaneció de muerte porque la camilla tenía unos resortes sueltos y se le enterraron “en otra parte” cuando se sentó.

“Y supuestamente era el mejor hospital”, dijo a la muchedumbre en la Plaza de Bolívar.

Siguieron caminando y salieron a encontrarlos dos niños de 8 y 9 años. “Quiero que le liberen a su hijo”, le dijo a Moncayo uno de los pequeños. Iban descalzos y embarrados de pies a cabeza. Eran niños trabajadores que se ganan por día entre 2.000 y 2.500 pesos (US $1y1,25). “¿Eso es justo?” ¡No!, gritó la gente.

A lado y lado de la flamante Carretera Panamericana, por la que pasan poderosas tractomulas trayendo y llevando la economía del país, vio miseria, y a “la gente clamando por una moneda”.

Encontró a contratistas que llevaban 10 meses sin salario y que no podían protestar “porque la fuerza pública nos da bolillo”.

Moncayo almacenó cada una de esas imágenes en su viaje, “en una de esas cámaras que demoran media hora en tomar la foto”, contó.

“No esperemos a que nos llegue la paz. No regalemos a los pobres medias pecuecudas (malolientes) ni zapatos que no sirven. No demos lo que nos sobra, porque eso no es caridad. Demos de lo nuestro, para recibir mucho”.

El día más difícil fue el cruce de La Línea, una mole casi abrupta de 3.300 metros de altura sobre el nivel del mar.

Les cayó tremendo aguacero y cuando llegaron a la cima, hambrientos y exhaustos, el Sindicato de Maestros del Tolima comenzó por servirle comida a él y su comitiva, “pero la garganta se me hacía un nudo porque a nuestro lado estaban policías y enfermeras que nos habían acompañado en La Línea”.

Moncayo no probó bocado hasta que no hubo para todos, y luego “llegó tanta comida que le dimos hasta al dueño de la tienda” de víveres donde se encontraban.

Luego se reunió con los agentes y les dijo: cuando hay un mitin, ustedes nos atacan con gases lacrimógenos y agua, y nos dispersan, ¿por qué? Y ellos dijeron: tenemos la orden de garantizar el desarrollo de los grandes capitalistas, y de darle bolillo al pueblo si interfiere.

Les dijo: ¿por qué no averiguan por qué la gente protesta, y se unen a la marcha? “Qué lindo sería señores agentes que ustedes se unieran al pueblo, en vez de darle garrote”. Entonces, un coronel le expresó su admiración y le prometió que cambiaría su forma de actuar, contó.

“Tenemos que hacer que el pueblo se levante con dignidad”, dijo, y luego explicó, en tono de maestro, en qué se diferencia “intercambio humanitario” de “acuerdo humanitario”, y por qué lo correcto es usar el segundo término.

Intercambio humanitario es que liberemos a 100 guerrilleros a ver si las FARC nos liberan a nuestros seres queridos, explicó, y eso “es únicamente mirar hasta la nariz (…) pero tenemos que mirar al futuro”, dijo en alusión a la excarcelación de 150 supuestos insurgentes escogidos por el gobierno, hace unos meses.

En ese episodio, por presión del presidente francés Sarkozy, Uribe liberó también a Rodrigo Granda, miembro de la Comisión Internacional de las FARC. La guerrilla no reconoció el gesto unilateral como un avance.

En cambio, explicó Moncayo, el acuerdo humanitario “es entre dos partes. De un lado debe estar la guerrilla y del otro el presidente. Y no es por teléfono ni por Internet, como lo propone” el gobierno, “es en una mesa. Debe haber un convenio de las partes”.

“Compromisos gobierno-Farc, eso es lo que queremos todos”, dijo.

Moncayo le propone a las FARC un plan muy sencillo: no secuestrar más, no atacar más bases militares ni puestos de policía, decretar un cese al fuego, y, agregó, “qué lindo sería que dijeran: vamos a deponer las armas porque queremos la paz de Colombia”.

Hizo cuentas sobre la ingente cantidad de balas que se gastan los centenares de miles de militares colombianos nada más haciendo prácticas de polígono, y recordó que cuando el presidente Uribe ordena “vamos a rescatar a sangre y fuego, está invitando al pueblo colombiano a convertirse en asesinos en potencia, y ¿quiénes son? Nuestros hijos”.

Agregó que les pagan “un millón y medio de pesos y 15 días de vacaciones a los soldados si traen guerrilleros muertos”.

En cambio, el presidente “debería nombrar a 400 mil maestros (…) que la plata que se invierte en la guerra se invierta en educación, hay que darle garrote pero a la ignorancia”, en vez de pedir dinero en el exterior para la guerra.

Que los recursos se inviertan en vivienda, “no más cambuches” como los que vio a la orilla de las carreteras. Que “todos los que manejan los rubros económicos dejen que la plata llegue a donde debe”: comprar pupitres, dotar hospitales y “muchas cosas más”.

Que no diga más que no habrá acuerdo humanitario, pues “eso nos duele a nosotros”.

Vaticinó que en ese Primero de Agosto “partimos en dos la historia de Colombia” y que será en el futuro un día para celebrar.
Propuso formar mesas permanentes por el acuerdo humanitario, integradas por sindicalistas, líderes de bancadas o amas de casa, “para que el pueblo diga lo que necesita y que nos sean los norteamericanos (estadounidenses) los que digan qué tenemos que hacer”.

“El que comenzaron considerando chiflado, resultó el doliente más sabio”, escribió el poeta Jotamario Arbeláez en su columna de opinión del diario bogotano El Tiempo que circuló el miércoles.

En la noche, Moncayo se reunió en la sede del Episcopado con 18 embajadores, entre ellos los de Francia, Suiza y España, facilitadores reconocidos por ambas partes.

En su agenda está ya una gira por Francia, Bélgica y España, dentro de uno o dos meses. “La idea es que mi papá pueda exponer a Europa y a todo el mundo el drama que se está viviendo en Colombia por los secuestrados”, dijo Tatiana Moncayo.
La alcaldía pagará para la comitiva 41 habitaciones en un hotel cercano, de cuatro estrellas.

agosto 2nd, 2007

BOGOTÁ EN UN DÍA DE SOL (1) Moncayo hizo esperar media hora a Uribe

El acceso a la Plaza de Bolívar amaneció fuertemente custodiado por la Policía, que hacía requisas minuciosas a todo el que pretendiera acercarse a las toldas donde el profesor estableció desde anoche su residencia, en el costado suroccidental de esta amplia explanada que constituye el corazón político de Colombia.

Flanqueando por su vicepresidente Francisco Santos, su Alto Comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, su ministro del Interior y de Justicia Carlos Holguín, el presidente Álvaro Uribe cumplió la cita con el profesor Gustavo Moncayo, prometida la víspera, y arribó a la plaza a las 9:15 de la mañana hora local (14:15 GMT).

Pero Moncayo no estaba para recibirlo. Sólo llegó media hora después. Se llegó a hablar de “la silla vacía”.

Adujo que estaba en misa, preparándose para la importante reunión. Por su parte, Uribe contó que “anoche le pedí mucho a Dios que me ayudara a ordenar el alma”, para poder llegar a donde Moncayo “con cariño, con respeto”. Lo esperó practicando un deporte suyo muy favorito: hablando a la prensa.

“Tú estás gritando más duro que yo. Me hiciste venir”, dijo Uribe a Moncayo por intermedio de los periodistas, mientras esperaba. Y advirtió que una cosa es el profesor y “otra cosa son los bandidos”. Ya que Moncayo ha pedido la paz y el acuerdo humanitario, el presidente recordó que “la perseverancia en la seguridad es el camino de la paz”.

“Aquí no ha habido juego de vanidades ni artificios de poder… el profesor Moncayo habla con toda sinceridad…”, dijo el mandatario mientras seguía esperando.

“Él me dijo ayer ‘lo espero mañana a las 9 de la mañana en la Plaza de Bolívar’ y aquí estoy”, dijo Uribe cuando el reloj ya marcaba las 9:30 a.m.. Para entonces, habían llegado el canciller Fernando Araújo y el subintendente de policía Frank Pinchao, ambos evadidos de las FARC cuando estaban en igual situación que el hijo del profesor Moncayo.

Faltando 10 minutos para las 10, una mujer le dijo a Uribe que su esposo fue desaparecido hace cinco años de la ciudad de Magangué, al norte del país, zona paramilitar. Uribe de inmediato dispuso que su Alto Comisionado Restrepo instalara un escritorio para recepción de quejas.

En Colombia las cifras de secuestro varían de acuerdo con la conveniencia. Hoy se dice que son tres mil o cinco mil, pero cuando se muestran avances en seguridad se habla de 800. En todo caso se está revelando que las víctimas de desaparición forzada llegan a 30 mil.

A las 9:54 Moncayo apareció con una niña de tres años en sus brazos. La gente aplaudió el encuentro de los dos protagonistas y la ansiada reunión comenzó de inmediato, “a carpa cerrada”, en el toldo acondicionado por la alcaldía como oficina de Moncayo, en plena Plaza de Bolívar.

agosto 2nd, 2007

Carta a una hija acallada

“Entendemos tu dolor porque lo hemos vivido, lo hemos sentido en carne propia. Muchos de nuestros padres y madres han sido desaparecidos, asesinados, torturados”, escriben Hijos e Hijas por la memoria y contra la impunidad a Carolina Charry, hija del diputado rehén Carlos Alberto Charry, muerto el 18 de junio junto con otros 10 diputados rehenes de las FARC. Las palabras de Carolina durante la manifestación de rechazo a la matanza, al secuestro y por la libertad, fueron calificadas de “infames” por el ministro del Interior y de Justicia, Carlos Holguín.

Querida Carolina,

Sabemos que estos últimos días, desde que te enteraste de la muerte de tu padre, han estado marcados por el profundo dolor de una ausencia que no te explicas, por la rabia, la impotencia y la tristeza. Una rabia que es justa, normal, atinada. Una rabia que no le quita valor a tus palabras ni objetividad, ni razón ni fundamento político. Imaginamos la indignación y el dolor que debiste experimentar cuando tus palabras fueron calladas por unos tantos que no entienden que la vía negociada es la única que le queda a Colombia para evitar más muertos, más padres y madres ausentes, la profundización cada vez más irracional de la guerra y de las exclusiones y desigualdades. Sabemos también de cómo debiste sentirte cuando el Ministro del Interior y Justicia, quitó de tus manos y tu boca el derecho que tiene todo ciudadano y ciudadana a la palabra, a plantear su punto de vista, a discutir con argumentos, pues esos – fuesen los que fuesen –, deben ser rebatidos con respeto.

El Ministro hizo alarde de múltiples fuerzas que le confieren la cultura y la sociedad colombiana. Además de comportarse como un patriarca, es un adulto que desconoce tus saberes porque no son iguales a los suyos y quizás porque profundamente te teme. Teme a una juventud que no le juega a la mano firme, que no se paraliza a pesar de tantos signos de represión y obstáculos puestos. Por supuesto, él también se vale del poder que le otorga su cargo, siempre a la defensa, y de un discurso de guerra que juega con la falta de claridad política y los deseos de paz de un pueblo que vive embaucado por los medios de comunicación.

Nos unimos a tu lucha, que es nuestra lucha. Nos unimos a todos aquellos que se sienten estafados, burlados, utilizados por las marchas del pasado 5 de julio. Al clamor de los familiares de las y los secuestrados, y el de todos los que consideramos necesaria la concreción de los Acuerdos Humanitarios y procesos de acercamiento para el diálogo y la negociación del conflicto armado. El gobierno nacional utilizó una iniciativa que posicionaba los Acuerdos Humanitarios, para concitar el repudio natural de cualquier ciudadano cuerdo a la violencia y la privación de la libertad como recurso político; para ratificar su posición militarista, salir triunfante, ileso, sin responsabilidades por el asesinato de los 11 diputados del Valle.

Carolina, alza tu cabeza, que veamos tu rostro, mantente erguida. Llora cuando quieras, grita, desespera, permítete quebrar cuando sea necesario. Toma aliento, porque esta lucha es larga. Entendemos tu dolor porque lo hemos vivido, lo hemos sentido en carne propia. Muchos de nuestros padres y madres han sido desaparecidos, asesinados, torturados. Lo entendemos porque desde ese dolor también hemos hecho valer nuestra voz y porque igualmente hemos sido señalados y callados. Algunos y algunas nos dicen radicales, descalifican nuestras palabras y reivindicaciones porque dicen que están pasadas por el dolor o porque son dichas con voces jóvenes, nos niegan nuestro carácter de interlocutores válidos.

Así hizo el Presidente Uribe al referirse a la hija de Ingrid Betancourt hace algunos días; así lo harán algunos de quienes te rodean, incluso las y los más cercanos. Carolina, no te dejes desanimar, la política siempre ha estado pasada por los sentimientos, valientes nosotros y nosotras que lo reconocemos, eso no le quita validez a los argumentos, al contrario, los nutre.

Hemos vivido de múltiples formas lo que experimentaste el pasado jueves. Lo hemos vivido cotidianamente cuando vemos que en la historia se niega la vida de nuestros padres, madres, familiares y de las colectividades a las que pertenecieron. Lo entendemos porque diariamente nos enfrentamos a un uso parcial de los medios de comunicación, los cuales son fundamentales para definir qué se olvida y qué se recuerda, qué se dice y qué se calla. Con relación a las marchas del 5 de julio se calló tu voz, la nuestra y la de cientos de personas que exigimos el Acuerdo Humanitario.

Carolina, hermana, si así permites que te llamemos, somos Hijos e Hijas por la memoria y contra la impunidad, estamos andando caminos de lucha, queremos un país en cuya historia estemos incluidos, que allí nuestras voces y versiones del devenir histórico de Colombia tengan lugar. Somos Hijos e Hijas de una generación silenciada de varias formas, por lo cual queremos justicia y condenamos la impunidad. Somos una generación de jóvenes que queremos plantear alternativas al país: a los movimientos sociales, a los partidos, a las organizaciones de paz, a las y los ciudadanos en general. Con un fuerte abrazo de muchas hermanas y hermanos, con la energía que nos da nuestra apuesta, te rodeamos en este duro momento por el cual estás pasando.

 

Hijos e Hijas por la memoria y contra la impunidad

julio 15th, 2007

El “caminante por la paz” se acerca a la cima más grande

El docente Gustavo Moncayo, padre del cabo del ejército Pablo Emilio Moncayo, en manos de las FARC desde hace nueve años y medio, propuso este sábado la creación de una Mesa Permanente por el Acuerdo Humanitario.

Moncayo está recorriendo a pie los casi 800 kilómetros que separan a Sandoná, Nariño, en el sur de Colombia, de Bogotá. Ya ha pasado por cinco departamentos. “El caminante por la paz”, lo llaman.

Partió de Sandoná el 18 de junio, por casualidad el mismo día en que fueron muertos 11 diputados rehenes de la misma guerrilla desde hacía más de cinco años. El viernes recorrió el tramo entre Circasia y Armenia, en el central departamento del Quindío.

El tramo de hoy será de apenas tres horas, hasta Calarcá y un poco más arriba, subiendo por la Cordillera Central de Los Andes.

El domingo enfrentará La Línea, mole de 3.300 metros de altura sobre el nivel del mar en esa misma cordillera, para llegar a Cajaramarca, municipio del central departamento del Tolima.

La Línea es siempre un reto para los transportistas, que conocen ese abrupto ascenso como el más difícil de las carreteras del país andino.

El hijo de Moncayo es uno de los militares y policías que las izquierdistas FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia aspira a canjear, junto con la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y otros ocho rehenes civiles, por cerca de medio millar de guerrilleros presos.

Moncayo camina para obtener la libertad de su hijo, pero al mismo tiempo, como todas las familias de los prisioneros y rehenes, pide que se haga el llamado “intercambio humanitario”, y rechaza cualquier intento de rescate militar.

Cuentan que en la jornada del viernes, y a pesar del cansancio y la lluvia, Moncayo caminó a paso ligero. Tenía presupuestado llegar a Armenia hacia la medianoche, pero arribó a la capital quindiana a las seis de la tarde.

“Hoy estamos más cerca de la vida. Estamos casi a punto de iniciar la última recta para llegar hasta la cima mas grande: Uribe-Farc”, dijo a la prensa. El recibimiento en Armenia fue apoteósico.

Por el camino salía a encontrarlo gente enferma, como si al verlo pasar se fuera a curar.

El mismo día tuvieron lugar los funerales del ex presidente Alfonso López Michelsen (1976-1980, del partido liberal), quien murió esta semana a los 94 años en la oposición a Uribe y liderando la exigencia del intercambio humanitario.

Este sábado, después de misa y de reunirse con el Concejo Municipal (legislativo local) de Armenia, Moncayo comenzó a caminar poco antes de mediodía y hacia las 13:30 fue encontrado en la vía por una multitud que salió a recibirlo desde Calarcá.

“No queremos seguir sufriendo… La obligación de las FARC es entregarlos. Pero si no quieren hacerlo, no les vamos a rogar”, dijo el viernes Ángela Giraldo, la hermana del diputado vallecaucano muerto Francisco Giraldo.

Según las FARC, el 18 de junio 11 de los 12 diputados rehenes perecieron en lo que esa guerrilla describió como “fuego cruzado”. Si la guerrilla no quiere entregar los restos de los diputados, que quede sobre su conciencia, agregó Giraldo.

Las FARC han manifestado perentoriamente que están dispuestas a entregar los cadáveres, con las debidas garantías, a una comisión internacional humanitaria que sería encabezada por el Comité Internacional de la Cruz Roja.

El gobierno lleva desde el martes sin confirmar a Suiza, Francia y España, que abogan por el intercambio humanitario con el respaldo del G-8, su agreement de que integren la comisión, mientras habla con la OEA los términos de la participación del sistema interamericano.

Desde hace tres años, los emisarios de los tres países han integrado unas 20 misiones para encontrarse con Raúl Reyes, vocero oficial de las FARC, quien permanece en el departamento del Putumayo, fronterizo con Ecuador.

El contacto se mantiene, la comunicación sigue vigente, los canales de contacto siguen preservados y esa es por ahora la principal esperanza, dijo este sábado Astrid Betancourt, hermana de la ex candidata de nacionalidad colombo francesa y quien reside en París.

Cuando las FARC anunciaron la noticia el 28 de junio, el presidente dio un parte militar sobre enfrentamientos bélicos en los departamentos de Nariño y Cauca, ocurridos entre el 17 y el 19 de junio. “El día 18 de Junio no hubo combates en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca”, dijo Uribe.

Pero en su edición del 19 de junio, el diario “El País” de la occidental ciudad de Cali citó declaraciones dadas la víspera, después de mediodía, por el vicealmirante Edgard Celi Núñez, jefe de Operaciones Navales de Occidente.

El militar anunció que había sido dado de baja un guerrillero importante de las FARC, al que llamó con el alias de “J.J.”.

«En la operación también fueron destruidos dos campamentos en la parte alta del río Cajambre, en jurisdicción de la población de El Barco, límites con el departamento del Cauca», cita El País al vicealmirante.

El mismo 19, y después del reporte de Uribe que negaba cualquier operación de rescate o combate la víspera, la Armada confundió aún más, cuando afirmó que la muerte del guerrillero y el ataque a los campamentos habrían ocurrido en realidad el 5 de junio, según el programa radial la Luciérnaga de Caracol Radio, pero que sólo después esa fuerza se habría dado cuenta de que habían dado de baja a “J.J.” y por eso se demoró en dar el reporte.

La Armada adujo que “J.J.” habría sido atacado cuando viajaba en una canoa, y que ésta habría emprendido la huida, y esa era la razón por la cual no se mostró el cadáver del insurgente.

Las FARC han sostenido que el 18 de junio hubo un ataque de “un grupo militar no identificado” y que los diputados murieron en medio del “fuego cruzado”.

Uribe acudió en Manizales, capital del central departamento de Caldas, a hablar con la familia del industrial Diego Mejía Isaza, secuestrado en mayo, por el que sus captores pedían un rescate de cinco mil millones de pesos (más de US $2,5 millones). Ese secuestro extorsivo se atribuye a las FARC, que tienen esta modalidad como una de sus fuentes financieras.

Mejía pereció durante un fracasado intento de rescate, emprendido por la fuerza pública esta semana. Uribe considera que es “un ejemplo de valor civil” que la familia de Mejía haya autorizado el rescate violento de su pariente secuestrado.

1 comment julio 14th, 2007

Vivisección de un comunicado de las Farc

Primero, el texto del comunicado del Comando Conjunto de Occidente, tal como aparece en el sitio web principal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero los periodistas que cubrimos la guerra colombiana sabemos que lo que diga el secretariado es terreno fijo. Todo lo demás, no necesariamente.

“10 de Julio de 2007

Sobre los diputados fallecidos:

1. Tenemos la decisión de entregar con celeridad, los despojos mortales de los diputados a sus familiares. La tardanza actual solo responde a la búsqueda de una organización intermediaria, que garantice objetividad en los trámites y exámenes que se adelanten.

2. Ninguna entidad estatal colombiana puede fungir como intermediaria ya que todas ellas tienen la perentoria orden acusatoria impartida por la presidencia.

3. La organización intermediaria deberá tomar atenta nota del área, del lugar, de los cuerpos y de la situación militar reinante a mediados del mes de junio donde paramilitares y unidades de la Fuerza Pública desarrollaron acciones conjuntas de gran dimensión, algunas de ellas conocidas públicamente y otras silenciadas para ocultar esa relación.

4. Fallamos en la misión de custodiar los prisioneros y llevarlos al canje, por más de 5 años de negativa del Gobierno pero continuaremos investigando que fuerza llevo a cabo el ataque al campamento hasta aclarar esta tragedia que solo sirvió para llevar luto a los hogares de los diputados y tender otra cortina de humo sobre los verdaderos alcances de la para-política en el Estado colombiano.

Comando Conjunto de Occidente FARC-EP

Montañas de Colombia, julio 5 de 2007”

Llama la atención que, nuevamente, no firma el secretariado de las FARC. Este máximo organismo rector de la guerrilla se ha mantenido al margen de cualquier comunicado en torno a la muerte de los 11 diputados del Valle del Cauca.

Los periodistas que cubrimos la guerra colombiana sabemos que lo que diga el secretariado es terreno fijo. Todo lo demás, no necesariamente.

Contiene un delicado reconocimiento: “fallamos en la misión”. Los civiles, que somos tan bruticos, quisiéramos saber qué pasa, dentro de una organización militar, cuando una de sus unidades falla en una misión, y así lo informa. ¿Renuncian a sus cargos los responsables? ¿Se someten a un consejo de guerra? En ese caso, ¿lo adelantaría el secretariado, y por eso se abstiene de expresarse públicamente?

Pero además, el comunicado parece reconocer que la política de Uribe, de no ceder, es la causa de que los responsables del Comando Conjunto de Occidente hayan fallado en la misión encomendada: “Fallamos en la misión… por más de cinco años de negativa del gobierno”.

O sea, que el canje es una política fracasada, mientras que la actitud cerrada de Uribe aparentemente ha resultado triunfante, al altísimo costo al que el presidente está habituado. Pero como esto no es un partido de fútbol, sino que hay vidas en juego, la goleada es para ambas partes.

Aunque el comunicado afirma que el gobierno oculta operativos conjuntos ejército-paramilitares realizados en la zona por los días de la matanza, cosa que uno no tiene por qué poner en duda, el Comando Conjunto de Occidente, 17 días después de los hechos, no sabe quién exactamente se le metió al rancho. Lo menos que se puede decir es: ¡Qué inseguridad!

El Comando Conjunto de Occidente de las Farc dice que la tragedia llevó «luto a los hogares de los diputados». Error: llevó luto a toda Colombia, y es probable que cualquier persona en el mundo que escuche de estos hechos se sentirá indignada y avergonzada de que algo así sea posible, lo que configura un crimen de lesa humanidad, con responsabilidad de las partes que hayan tenido que ver en ella.

Afirma el Comando Conjunto de Occidente que además la tragedia sirvió para «tender otra cortina de humo sobre los verdaderos alcances de la para-política en el Estado colombiano». Efectivamente, al presidente Uribe le queda muy fácil desviar totalmente la atención ordenando un rescate secreto de los rehenes civiles y de los prisioneros, del que se sabe tendrá una respuesta de autómatas, ejecutando a los rehenes. ¿Ese sólo hecho no amerita revisar la estrategia del canje, tomada por una decisión del Estado Mayor de las Farc?

El resto del comunicado habla por sí solo. Únicamente a una misión neutral les serán entregados los restos de los diputados, para que sus familias puedan hacer el duelo, pero también para que haga los respectivos exámenes forenses; y esta misión neutral debe tomar nota de la real situación militar en la zona “a mediados del mes de junio”.

Quedan pues descartadas del espectro de la neutralidad todas las instancias, incluida la OEA, que se hayan pronunciado condenando solamente a una de las partes. En boca cerrada no entran moscas, señor secretario general Insulza.

No sobraría que el Comando Conjunto de Occidente dé a conocer las bajas en sus filas por cuenta del «ataque al campamento», para poder atender la versión inicial, de que se trató de fuego cruzado y no de ejecuciones a sangre fría.

Y que alguien explique por qué, si se trató de un intento de rescate, la fuerza atacante esperó a que las Farc dieran la noticia.

Seis kilómetros tenía hoy la marcha de acompañantes del profesor Gustavo Moncayo, en peregrinación desde Sandoná, Nariño, hasta Bogotá, para exigir el intercambio humanitario y obtener la libertad de su hijo, militar en manos de las FARC. Nadie volvió a contar cuántas firmas por el intercambio humanitario se han recogido en el trayecto. Iban en un millón. Avivatos cobraban en la carretera diez mil pesos (US $5) a quien quisiera firmar, y vendían estampitas con la foto del profesor Moncayo, para contrariedad de su hija, que también lo acompaña.

Moncayo ha tenido cuidado de no atacar a ninguna de las partes. Tal vez le está dando una lección humanitaria a muchos, en vista de que hay vidas en juego.

Dado que firmas recogidas así no tienen efecto legal, ya andan por ahí proponiendo un plebiscito para obligar a Uribe a hacer el intercambio.

Juan Carlos Lecompte está tan atemorizado que cree que el plebiscito se pierde, y que será una condena a cadena perpetua para los secuestrados políticos.

Quizá sea el momento de que las FARC entreguen a Clara y a su hijo.

Sobre las condenas a Sonia y Trinidad en Estados Unidos, siempre queda la posibilidad de que un presidente de ese país firme un perdón para ambos, en el marco de una negociación de paz avanzada.

Ya está libre Rodrigo Granda, aún en contra de su voluntad, y en contra de la voluntad de Uribe. Pero es un hecho.

Hechos es lo que cubro yo, no palabras. Las palabras sirven sólo como referencia.

julio 10th, 2007

Perdida la última esperanza

Las familias de los 11 diputados del occidental Valle del Cauca muertos en cautiverio perdieron hoy la “última lucecita de esperanza”, dijo Fabiola Perdomo, ahora viuda. Ese fue el efecto de una breve misiva firmada por “Raúl Reyes, Comisión Internacional”, y publicada este lunes en la página oficial de las FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, alzadas desde 1964.

Hasta esa publicación, pensaban las familias que quizá la tremenda noticia del Comando Conjunto de Occidente, de esa guerrilla, sobre el crimen de sus esposos, padres, hijos, hermanos, se trataba de una broma pesada de alguien.

La carta de Reyes pide a España, Francia, Suiza y el Comité Internacional de la Cruz Roja “acompañamiento” y “buenos oficios” para entregar los cadáveres. La delegada del Comité Internacional de la Cruz Roja reveló que la petición le llegó hace “varios días”.

Han pagado así 11 familias vallecaucanas la “cuota de sangre” que les demandó Uribe. Las futuras generaciones de colombianos se los van a agradecer, afirmó el presidente cuando se reunió con ellas, a puerta cerrada, la semana antepasada en Cali.

Dicen que Uribe se volvió loco. Yo no lo creo.

El viernes, en el Diario del Sur, de Pasto, Alberto Rueda, ex asesor del ministro Sabas Pretelt en la cartera del Interior y de Justicia, propuso un plebiscito por el acuerdo humanitario.

La recolección de firmas durante el penoso peregrinaje de Gustavo Moncayo son muestras de apoyo a la causa de la liberación de los secuestrados, pero son solo eso, muestras de apoyo”, escribe Rueda.

El profesor Moncayo, padre de Pablo Moncayo, militar prisionero de las FARC hace más de nueve años, salió a pie desde Sandoná, departamento de Nariño, frontera con Ecuador, para pedir un acuerdo humanitario que le devuelva a su hijo y a los demás.

Moncayo partió hacia Bogotá el mismo día en que fueron ejecutados los 11 diputados rehenes, el 18 de junio. Ha recorrido unos 600 kilómetros. Hoy llegó a Obando, Valle del Cauca. La gente «sale a borbotones a acompañarlo», según un periodista de Caracol Radio. Dicen que ha recolectado un millón de firmas.

Moncayo dice que sus declaraciones son recortadas sistemáticamente por los medios de comunicación. Desde ayer, quienes quieran caminar con él deben someterse a que sus “antecedentes penales” sean revisados.

Uribe “debe delegar la negociación del acuerdo humanitario en una comisión de cinco o seis notables”, escribe Rueda, “las condiciones inamovibles que ha enunciado el presidente para el acuerdo humanitario no son razones de Estado, son razones del presidente Uribe”.

“En Italia, por ejemplo, en los tiempos de las Brigadas Rojas, una sentencia de la Corte Suprema obligó al gobierno a entregar a dos terroristas a cambio de un secuestrado”, explica.

Rueda propone “una recolección nacional de firmas para un plebiscito que otorgue facultades a un grupo de notables, cuyos nombres deben ser conocidos ya en el mismo plebiscito para ahorrar tiempo, que negocien la liberación humanitaria”.

El plebiscito tiene “dientes” para obligar a Uribe a escuchar la voluntad nacional, es la idea de Rueda, quien renunció en octubre de 2004 a su cargo como asesor del Despacho debido a que tampoco se ha escuchado el clamor contra la guerra antidrogas, que también parece cosa de locos, pero que en realidad es cuestión de mucho, mucho dinero, como muy bien lo muestran ciertos admiradores del presidente.

Entre tanto, el policía Freddy Andrés López se suicidó en Pupiales, Nariño. López fue apresado por las FARC en un combate y luego canjeado, junto con más de 300, por el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2000), a cambio de 14 guerrilleros presos.

“El gobierno se olvidó de ellos”, dijo Aida Hernández, esposa de López, “Él cada vez estaba peor y el gobierno nunca hizo nada”.

Dicen que lo tenía muy impresionado la muerte de los diputados. El coronel Javier Patiño, comandante de Policía de Nariño, afirmó que López había recibido ayuda psiquiátrica.

julio 9th, 2007

Solidaridad es apoyar el Acuerdo Humanitario, exigir la zona de encuentro, exigir la entrega de los cuerpos de los asesinados

«Somos gente de bien que no sabe hacer cálculos malignos y que poco conoce de estrategias, pues si así fuera las habríamos utilizado para traer con vida a nuestros seres queridos», dijo la hija de uno de los diputados asesinados en la concentración en Cali, donde en parte fue abucheada, en parte aplaudida y apoyada, y donde su discurso fue calificado de «infame» por el ministro del Interior y de Justicia, Carlos Holguín Sardi, a su lado en la tarima.

Buenas tardes. Soy Carolina, hija del diputado Carlos Alberto Charry asesinado por las FARC con la complicidad del gobierno nacional que fue inferior al compromiso de devolverlos con vida.

Soy una colombiana que hace más de cinco años no puede abrazar a su papá, no puede contarle sus sueños, no puede sentir su protección, no puede recibir su bendición cada día, no puede mirarlo a los ojos y decirle TE AMO CON TODO MI CORAZÓN, TE NECESITO, NO QUIERO SEGUIR VIVIENDO SIN TI.

Pero hoy estas carencias no son las únicas que tengo que soportar, ahora se me niega la posibilidad de despedir a mi padre, al mayor Guevara y a 10 diputados más del Valle del Cauca como se merecen unos buenos padres, esposo, hijos y amigos, con un ritual que le permita ejercer su derecho a escoger su religión y con la entrega de sus restos mortales a la tierra de la cual provienen, acompañados de las personas que más aman: su familia y sus amigos.

Estoy aquí en primer lugar para agradecer, en nombre de las familias, la solidaridad demostrada con su presencia en esta marcha y, en segundo lugar, para dejar claro lo que se busca con este acto y evitar que el oportunismo del gobierno distraiga la verdadera razón de tan grande acompañamiento, que se repite en diferentes ciudades de nuestra patria y que simboliza el dolor del país no solo por la infamia cometida, sino por la negligencia demostrada.

Gracias por movilizarse con las familias Echeverri, Giraldo, Narváez, Barragán, Varela, Pérez, Quintero, Hoyos, Arismendi, Orozco, Charry y Guevara para EXIGIR a las FARC respeto por nuestro dolor, respeto por la dignidad de los muertos, respeto por un país que se avergüenza de la guerrilla que perdió el rumbo y que ha sido incapaz militar, ideológica y políticamente de lograr el respaldo del país y que por el contrario se ha quedado sola en medio de su locura. ¡Nuestros muertos nos pertenecen!

Gracias por movilizarse para rechazar las políticas de gobierno que están manchadas con la sangre de mi amado padre y de diez de sus compañeros asesinados con él, a quienes un presidente indolente se negó a escuchar cuando en todos los tonos le suplicaron declarar a Pradera y Florida ZONA DE ENCUENTRO PARA EL ACUERDO HUMANITARIO, como única posibilidad de volver con vida a casa. El despeje no es un deseo de los familiares, es una necesidad de las víctimas del secuestro.

Soy de la generación que creció con un gobierno constitucionalmente elegido, pero que lastimosamente decidió ponerse al mismo nivel de una guerrilla sin ideales y cargada de injusticia y maldad, al haber dejado en manos de las FARC la vida de los secuestrados, a pesar de tener los argumentos e instrumentos jurídicos, políticos, humanitarios y morales para devolverlos con vida a la libertad.

Qué falta de vergüenza y de respeto que uno de los protagonistas de nuestra tragedia marche hoy en Bogotá para ocultar su responsabilidad, para levantar una nueva cortina de humo a sus desaciertos y para no levantar más malicia sobre su falta de corazón, aunque seguramente su conciencia no le permitirá volver a dormir tranquilo sabiendo que pudo haber salvado a mi papá, al mayor Guevara, a los diputados del Valle y a decenas de víctimas de las FARC.

Que incapacidad moral la de una guerrilla que secuestra pueblo para luego decir que fue el fuego cruzado le mató la presa, y se esconde tras mensajes virtuales sólo para ofender al adversario y fingir unas condolencias en las que nadie confía, porque ellos no conocen el significado de la piedad, de la compasión, del dolor ajeno.

Colombianos con sus corazones limpios de rencor por no haber padecido las humillaciones ni las atrocidades de los dos antagonistas más parecidos que ha conocido la historia colombiana: no permitan que se siga gobernando con encuestas y hagan posible el regreso de nuestros muertos, permitan que nuestras familias puedan empezar a elaborar el duelo con un sepelio y, sobre todo, apoyen la zona de encuentro, de lo contrario esta marcha la seguiremos repitiendo cada vez que las FARC asesinen otros compatriotas o el presidente Uribe decida experimentar con nuevos rescates fallidos, de lo cual dan cuenta secuestrados con 10 años de cautiverio sin resultados exitosos.

Solicitamos su solidaridad diaria, no solo el día de la marcha. La solidaridad es apoyar el Acuerdo Humanitario, es exigir la zona de encuentro, es exigir la entrega de los cuerpos de los secuestrados asesinados, es negarse a escuchar las injurias y calumnias que algunos intentan levantar sobre nosotros solamente para desprestigiar nuestra lucha y hacerle eco a los violentos, a los que solo hablan el lenguaje del mal y de la guerra. Somos gente de bien que no sabe hacer cálculos malignos y que poco conoce de estrategias, pues si así fuera las habríamos utilizado para traer con vida a nuestros seres queridos.

No soporto más dolor, más indignación, más tristeza, más rabia, más humillaciones para tener de nuevo a mi papá… o lo que quede de él. Ayúdenos a recuperar los cuerpos de los diputados del Valle y del Mayor Guevara. Hagamos frente común para obtener el regreso de nuestros muertos y de los que hoy todavía están vivos.

Las FARC no pueden seguir burlándose de nuestro dolor, pueden dejar los cadáveres en cualquier lugar de la selva y escapar antes de informar las coordenadas, así podremos recuperar un poquito de la dignidad que le arrebataron a nuestros familiares y que se empeñan en destrozar.

¡NO AL SECUESTRO DE LOS VIVOS NI DE LOS MUERTOS!

PARA RECUPERAR A NUESTRO ÚNICO SOBREVIVIENTE SIGIFREDO LÓPEZ Y A LOS DEMÁS SECUESTRADOS:

¡ACUERDO HUMANITARIO YA!

Cali, Julio 5 de 2007

julio 6th, 2007

Al otro lado de la ausencia

Este video fue realizado hace algunas semanas por el productor audiovisual colombiano Daniel Rodríguez. En él participan familiares de Juan Carlos Arbeláez, uno de los diputados muertos, y de Sigifredo López, de quien las FARC afirman que sobrevivió.

“Espero de corazón que estas familias puedan descansar y que cese la manipulación del dolor para la guerra”, escribió Rodríguez a esta periodista.

El video en formato Ogg Theora y el link a su página en YouTube se encuentran disponibles en

http://danielrodriguez.com/video/

http://www.youtube.com/watch?v=EhFgck4bkxw

El formato libre Ogg Theora permite verlo en Linux y muchas más plataformas fuera de Windows y Mac OSX.

Se permite el uso y distribución bajo licencia Creative Commons Attribution 2.5 – Colombia :

http://creativecommons.org/worldwide/co/

junio 30th, 2007

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Nada de lo colombiano ha sido ajeno en el trabajo de Constanza Vieira para la agencia de noticias IPS. Desde las cuatro décadas de guerra civil y la acción de sus múltiples bandos armados (guerrillas, ejército, paramilitares, narcos), pasando por el acuerdo humanitario que libere a rehenes y prisioneros, el drama de los desplazados y las comunidades indígenas, el ambiente, el proceso político legal, la relación con países vecinos, la cultura. Todo eso, y más, está presente en el blog personal de esta periodista que también trabajó para Deutschlandfunk, Deutsche Welle, Water Report del Financial Times, National Public Radio y la revista colombiana
Semana, entre otros medios.