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“Sepan que disponen de nuestros esfuerzos y medios para acompañar decididamente ese proceso desde espacios de la comunidad internacional, haciendo nuestro el interés de construir una paz establecida con la razón y la justicia social”.
Así expresan su apoyo al Diálogo Público Epistolar con las FARC 70 intelectuales, activistas de paz, religiosos y periodistas de Argentina, Estados Unidos, Bélgica, México, Francia, Italia, Israel, Cuba, Puerto Rico y sobre todo del Estado Español.
Piden que el diálogo epistolar se abra también internacionalmente con la sociedad civil, y que éste se extienda asimismo al Ejército de Liberación Nacional, ELN.
Encabezan el mensaje Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, James Petras, profesor emérito de la Universidad de Binghamton, New York, François Houtart, profesor emérito de la Universidad de Lovaina, y el obispo mexicano Samuel Ruiz García.
POR UNA PAZ CON DIGNIDAD Y JUSTICIA PARA COLOMBIA
6 de noviembre de 2008
Señores/as
Firmantes de la carta del 11 de septiembre de 2008
Att. Senadora Piedad Córdoba
Señores
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Att. Comandante Alfonso Cano
Quienes firmamos esta comunicación, mujeres y hombres de diversos lugares del planeta, a quienes nos concierne la realidad de Colombia, no indiferentes sino preocupados/as por los graves hechos del día a día que degradan la vida y libertades de su pueblo, consternados/as por el ensombrecido futuro del país, y a la vez reforzados/as por los signos de orden social y político nacidos de sus luchas, queremos manifestar nuestra adhesión a las voluntades que inician un diálogo y que alumbran con él una convicción profunda de búsquedas hacia salidas dignas y justas al conflicto social, político y armado que se afronta desde hace décadas;
En ese sentido, conocedores y conocedoras de diferentes clamores por la paz y la justicia, entre esas manifestaciones de esperanza asumimos y respaldamos la carta que el pasado mes de septiembre de 2008 encabezó la Senadora Piedad Córdoba, urgiendo aproximaciones para que puedan darse pasos hacia la comprensión, pidiendo que puertas de conversaciones sean abiertas por la insurgencia colombiana con la sociedad civil nacional e internacional, comenzando por un intercambio epistolar con el Secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP;
Sabiendo de la respuesta positiva de las FARC-EP a esa propuesta, y su ratificación, queremos pública y explícitamente apoyar ese intercambio epistolar y su cometido ético, seguros que en el mundo miles y miles de voces se sumarán, para pedir el diálogo, que ojalá se haga extensivo al Ejército de Liberación Nacional, ELN, tanto de cara a necesarias soluciones humanitarias y de derecho internacional aplicables a la confrontación, como para albergar ese supremo propósito de avanzar hacia desenlaces fundados en los ideales de justicia para todos.
Sepan que disponen de nuestros esfuerzos y medios, para acompañar decididamente ese proceso desde espacios de la comunidad internacional, haciendo nuestro el interés de construir una paz establecida con la razón y la justicia social.
Atentamente,
Adolfo Pérez Esquivel,
Premio Nobel de la Paz, Argentina.
James Petras,
Profesor emérito Universidad de Binghamton, New York, Estados Unidos.
François Houtart,
Profesor emérito Universidad de Lovaina, Bélgica.
Santiago Alba Rico,
Filósofo, España.
Enrique Santiago Romero,
Jurista, España.
Monseñor Samuel Ruiz García,
Secretaría Internacional de Solidaridad Monseñor Romero SICSAL, México.
Pascual Serrano,
Periodista, España.
Ana Andrés Ablanedo,
Lingüista, Coordinadora de Soldepaz Pachakuti, Asturias, España.
Carlos Taibo,
Profesor universitario, Madrid, España.
Francisco Erice,
Profesor universitario, Oviedo, España.
Ana García,
Activista social y política, Asturias, España.
Carlos Fazio,
Profesor, periodista, Periódico La Jornada, México.
Belén Gopegui,
Escritora, España.
Constantino Bértolo,
Escritor y editor, España.
Eduardo Romero,
Activista social, historiador, escritor, Asturias, España.
Carlos Fernández Liria,
Profesor universitario, Madrid, España.
Rafael Escudero Alday,
Profesor universitario, Madrid, España.
Ángeles Maestro,
Médica, dirigenta política, España.
Javier Arjona,
Activista social y político, Asturias, España.
Pablo Lorente Zapatería,
Coordinador ALDEA-Nafarroa, España.
María Jesús Pinto,
Antropóloga, Catalunya, España.
Rafael Palacios,
Educador, Portavoz Nacional del Bloque por Asturies, España.
Javier Orozco Peñaranda,
Activista social e investigador, Colombia/España.
Carlos Alberto Ruiz,
Abogado, investigador social, Colombia/España.
Ramón Chao,
Periodista, España/Francia.
Hernando Calvo Ospina,
Periodista y escritor, Colombia/Francia.
Tomàs Gisbert Caselli,
Investigador en conflictos y cultura de paz, Catalunya, España.
Alberto Cruz,
Periodista, investigador relaciones internacionales, España.
Juan Manuel Ibeas,
Profesor universitario, Burgos, España.
Miguel Ángel Giménez Casado,
Educador, presidente de Asoc-Katío, España.
Pierluigi Di Piazza,
Sacerdote, responsable Centro Ernesto Balducci, Zugliano, Udine, Italia.
Pilar Sánchez,
Psicóloga, red Capicúa, España.
Sergio Yahni,
Periodista, Alternative Information Center, Jerusalem
Francesc Riera Isern,
Investigador, agricultor, País Vasco, Estado Español.
Dolores González,
Directora, Servicio de Asesoría para la Paz, México.
Pablo Romo,
Analista, Servicio de Asesoría para la Paz, México.
Miguel Álvarez,
Asesor de procesos de Paz, Servicio de Asesoría para la Paz, México.
Gilberto López y Rivas,
Investigador del INNA y colaborador del periódico La Jornada, México.
Ángel Guerra Cabrera,
Periodista, Cuba/México.
Clemencia Correa,
Profesora universitaria, UACM México.
Camilo Pérez Bustillo,
Profesor universitario, UACM México.
Rocío Redondo Sánchez,
Psicóloga, Madrid, España.
Rubén García Clarck,
Profesor universitario, UACM México.
Francisco Javier Garcés Molina,
Médico, activista social, España.
María Rosario Gómez Serrano,
Estudiante, activista social, Puerto Rico.
José María Caravantes García,
Ingeniero, activista social, España.
Eduardo Correa,
Profesor universitario, UACM México.
Hassan Dalband,
Profesor universitario, UACM México.
Andrés Redondo,
Psicólogo, España.
Enrique González Ruiz,
Director Programa Derechos Humanos, UACM México.
Jorge Ruiz,
Estudiante doctorado, México.
Francisco Cerezo,
Coordinador Nacional Comité Cerezo, México.
Alejandro Cerezo,
Coordinador Nacional Comité Cerezo, México.
Manuel Aguilar Mora,
Liga de Unidad Socialista, México.
Jaime González,
Liga de Unidad Socialista, México.
José María Bautista Monente,
Presidente Iniciativa Solidaria Internacionalista, España.
Gonzalo Rodríguez,
Maestro, miembro del Comité Canario de Solidaridad con los Pueblos, Estado Español.
Iñaki Markiegi,
Experto en cooperación y derechos humanos, País Vasco, España.
Beatriz Cruz Osorio,
Activista social, miembro de la Red Canaria por los Derechos Humanos en Colombia, Estado Español.
Raúl Villegas,
Profesor Universitario UACM, México.
Pablo Gutiérrez Vega,
Profesor universitario, Sevilla, España.
Javier Anuzita Alegría,
Director fundación Mundubat, País Vasco, España.
Raul Romeva,
Diputado al Parlamento Europeo, Catalunya, España.
Mario Amorós,
Periodista e historiador, España.
Joan Herrera,
Diputado al Congreso de España de grupo ICV-EUiA.
Juan Guirado García,
Presidente ACSUR Las Segovias, España.
Magali Thill,
Directora, ACSUR Las Segovias, España.
Francisco Pérez Esteban,
Coordinador de Política Internacional de Izquierda Unida, miembro de OSPAAL, España.
Juan José Tamayo,
Teólogo, profesor universitario, Madrid, España.
Francisco Javier Vitoria Cormenzana,
Teólogo, profesor universitario, País Vasco, España.
Siguen firmas
noviembre 6th, 2008
Cuando el río suena, es porque lleva piedras, dicen.
Los dos principales financiadores de la guerra colombiana (me refiero a gobiernos, no al narcotráfico y la corrupción) saludaron la destitución, ayer miércoles, de 20 oficiales y siete suboficiales del ejército, por ejecuciones extrajudiciales presentadas como bajas en combate.
Ayer se pronunció el embajador de Estado Unidos en Colombia, William Brownfield. Hoy hizo lo propio el gobierno británico desde Londres.
No es que ese respaldo a las destituciones no se necesite: por supuesto que sí.
Pero quizá arroja luz sobre por qué diablos el gobierno de Álvaro Uribe madrugó ayer -en plena visita de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas- a reconocer lo que hasta hace pocas semanas consideraba calumnias: el fusilamiento de civiles para presentarlos como «muertos en combate», y disfrazados de guerrilleros y paramilitares, esto último para probar que sí persigue a sus aliados.
La práctica no es de hoy, recuerdan las organizaciones de derechos humanos, que vienen denunciando ejecuciones desde los años 70. ¿Por qué reaccionó el gobierno, y precisamente en este momento?
Ayer en Bogotá, en el lanzamiento simultáneo de cuatro informes de la sociedad civil sobre ejecuciones extrajudiciales (hora y media antes, Uribe anunció las destituciones), algunos defensores de derechos humanos estaban desconcertados, y otros especulaban respuestas.
Estas iban desde la actual visita de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos a Colombia, hasta el alto riesgo (para Uribe) de que Obama gane la presidencia de Estados Unidos el próximo martes, pasando por el escándalo en los medios.
El senador de izquierda Gustavo Petro tipificó hoy estas ejecuciones extra juicio como crimen de lesa humanidad, y pidió que la Corte Penal Internacional (CPI) intervenga.
Nuevamente cabe recordar que la salvaguarda de siete años para la acción de la CPI en Colombia, y que vence exactamente el 1 de noviembre de 2009, es únicamente para los crímenes de guerra.
No para los crímenes de lesa humanidad -actos repetitivos, planeados fríamente y ejecutados de manera masiva- ni para el crimen de genocidio.
En otras palabras, si Uribe no actúa contra los criminales dentro del ejército, que asesinan inocentes para obtener días de vacaciones, medallas y bonificaciones -como se premian desde hace 100 años las bajas en combate- el fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo, puede entrar a Colombia mañana viernes.
Y hasta me da por malpensar que quizá hay ya una comunicación en ese sentido de por medio – pero no nos precipitemos.
En todo caso, también hoy jueves, el Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán, declaró: “Si aquí llegamos a comprobar que esta es una práctica sistemática y generalizada, estamos frente a un delito de lesa humanidad, y de ahí la competencia de la Corte Penal Internacional”.
Eso sí, que quede claro que la CPI actúa sólo si Iguarán no hace nada, como hasta ahora.
Iguarán habló de las recompensas que tanto ha promovido este gobierno: “¿No será que el afán por el positivo*, y el ansia por la recompensa, está generando o llevando a estos graves y oscuros sucesos?” (*Positivo, para los militares, es lo contrario de lo que a uno le dice la palabra–> matar, herir, destruir, confiscar, encarcelar y etc.)
“Con todo el respeto, tenemos que revisarnos todos”—dijo Iguarán, que tampoco ha atendido mucho que digamos las denuncias de los defensores de derechos humanos.
“Yo le diría al gobierno, por ejemplo, que revisara la Directiva Ministerial 029 del 2006, sobre el tema de las recompensas. Porque allí, a riesgo de equivocarme, puede estar diciéndose que hay recompensas, incluso, no sé si son 3 millones 600 mil pesos (unos 1.300 dólares), para cuando se trata de bajas” en combate, recordó Iguarán.
La declaración del gobierno británico, por su parte, da pistas sobre lo que preocupa. Copio el texto, y luego comento.
Bogotá, 30 de Octubre de 2008
La Vice-Ministra de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Gillian Merron, se refirió a la medida tomada por el gobierno colombiano con respecto al retiro de los militares involucrados en las recientes ejecuciones extra-judiciales en el país.
«Es importante que el gobierno colombiano haya tomado la decisión de retirar un número de militares como resultado de su implicación en las recientes ejecuciones extra-judiciales y casos de conspiración criminal. Es de vital importancia para Colombia la reputación internacional, razón por la cual el gobierno y los tribunales deben continuar mostrando una determinación para enfrentar los abusos en derechos humanos cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas, y que los condenados por el Sistema de Justicia Civil sean castigados debidamente».
Hasta ahí, la declaración desde Londres, enviada por la Embajada Británica en Bogotá.
Primero, observe mi lector o lectora que Merron no utiliza el término «supuestamente» cuando se refiere a «los militares involucrados en las recientes ejecuciones extra-judiciales en el país».
Aquí en Colombia los medios les están abriendo amplios espacios a los militares destituidos, promoviendo que hasta que no sean vencidos en juicio, son inocentes. Eso es cierto.
Pero una neurona traviesa me cuestiona invariablemente: ¿a los jóvenes llevados al matadero se les aplicó la presunción de inocencia?
También fijémonos en que Merron delimita correctamente: los destituidos ayer están implicados apenas en las ejecuciones «recientes».
De una vez, está hablando de «conspiración criminal». Es decir, de algo planeado.
Cuando hace referencia a la «reputación internacional» de Colombia, uno recuerda lo que ya dijo el ministro británico de Relaciones Exteriores Kim Howells el 1 de octubre al gobierno de Uribe, cuando ya había estallado la bomba de esta pena de muerte a la colombiana: «Crímenes extrajudiciales no tienen lugar en una sociedad civilizada y democrática».
Luego, Merron dice que las investigaciones deben continuar; es decir, estamos apenas en el principio. Y, finalmente, una advertencia al buen entendedor: que ni se le ocurra al gobierno permitir que estos casos pasen a la justicia penal militar.
Por cierto, la radio reporta desde ayer una verdadera avalancha de denuncias desde distintos puntos de Colombia, por fusilamiento de civiles reportados por autoridades militares como muertos en combate, y disfrazados de guerrilleros.
Se menciona por estos días bastante al general Mario Montoya, comandante del ejército, el héroe del ejército de Ingrid Betancourt.
(Ya que la nombro, quiero dejar sentado que yo sí estoy de acuerdo con todos los premios que le han dado a Ingrid, que me encanta saber que puede hablar públicamente y ser escuchada, y viajar por el mundo. Durante tantos años añoré su palabra, esté de acuerdo con ella o no.)
octubre 30th, 2008
A comienzos de septiembre alcanzaba un punto culminante la cacería nacional e internacional contra quienes hayan tenido o tengan contactos con el secretariado de las FARC. La prueba contra todos ellos: figurar en esos admirables portátiles Toshiba que la fuerza pública dice haber encontrado en el campamento de «Raúl Reyes» en Ecuador. Para mí se trata apenas de una formalidad, pues lo que veo detrás de esa persecución es el intento de quienes se lucran de la guerra de satanizar cualquier posibilidad de diálogo o salida negociada.
Dentro del costal de perseguidos caen desde el gobierno suizo hasta una mujer colombiana que hizo su tesis de grado de sociología sobre esa guerrilla, pasando por Carlos Lozano, periodista y hombre correctísimo con quien comparto, por ejemplo, el convencimiento de la solución negociada y el diálogo.
Pues en septiembre, por iniciativa relámpago de la senadora liberal Piedad Córdoba, 148 personas firmamos una carta al secretariado de las FARC. La idea me encantó: en ese contexto de persecución nacional e internacional a quien se hubiera cruzado cartas con la guerrilla, la propuesta consiste en un diálogo público epistolar con las FARC, gústele a quien le guste.
Justo cuando hoy, en un artículo de IPS, me quejo de la falta de diálogo en Colombia, con fecha 16 de octubre llegó la respuesta del secretariado de las FARC a nuestra misiva.
Copio debajo nuestra carta, y luego la respuesta de las FARC. Perdonará mi lector o lectora, pero me propongo publicar en este blog el diálogo público epistolar que resulte de esa propuesta que yo misma respaldo con mi firma. Eso sí, hasta que me metan presa.
Bogotá DC., septiembre 11 de 2008
Señores miembros del Secretariado:
La solución de la crisis múltiple que aqueja a la sociedad y al Estado colombianos demanda una juiciosa reflexión, así como la participación de los distintos sectores expresados en la sociedad civil y de aquellos actores comprometidos en el conflicto interno armado, social y político que agobia al país, con el objeto de evitar daños a la institucionalidad y propiciar la construcción de una democracia plena con justicia social y paz en la que quepamos todos.
En tal virtud, nuestra aspiración es la de trabajar por desbloquear los caminos que conduzcan a la concreción de un Acuerdo Humanitario que permita la liberación de secuestrados y prisioneros en poder de la insurgencia armada de las FARC y, al propio tiempo, la libertad de los presos de esta guerrilla bajo la jurisdicción del Estado.
Comprendemos que una alternativa diferente al entendimiento político para celebrar un Acuerdo Humanitario y facilitar una salida negociada al conflicto entrañaría el padecimiento de importantes sectores de la población, el inminente peligro para la vida de los cautivos que están en la selva, la degradación de la guerra, y el estímulo a la militarización y al autoritarismo y debilitamiento institucional del proceso político nacional.
El escalamiento de la confrontación ha desbordado la geografía nacional e impacta territorios de países hermanos, con diversos hechos de violencia institucional que han puesto en dificultades las relaciones diplomáticas de nuestro país.
No obstante, tenemos la certeza de que los presidentes y jefes de Estado de pueblos hermanos en el hemisferio, y de los denominados países amigos europeos, concurrirán de manera solidaria a apoyar los procesos de diálogo que estamos proponiendo.
Por las razones expuestas, y con el ánimo de emprender desde ahora la búsqueda de soluciones a favor de la paz de Colombia y el sosiego de los seres humanos afectados por el conflicto, de manera cordial los invitamos a desarrollar un diálogo público a través de un intercambio epistolar mediante el cual ustedes, nosotros y en general la sociedad colombiana podamos identificar los elementos que permitan definir una agenda que esclarezca las rutas en las que sería posible un entendimiento, en aras del anhelado acuerdo humanitario.
Consideramos que ya existe una apreciable corriente de opinión que favorece la promoción de factores contrarios a la solución armada y que está en condiciones de colocar los referentes apropiados para generar una controversia democrática sobre los temas de la paz y de la guerra en Colombia, con el fin de propiciar la convivencia pacífica dentro de una nueva ética social.
Estaremos atentos a su respuesta:
Piedad Córdoba Ruiz, Medófilo Medina, Fabio Morón Díaz, José Gregorio Hernández, Víctor Manuel Moncayo, Alfredo Beltrán Sierra, Jaime Angulo Bossa, Consuelo González de Perdomo, Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán Cuéllar, Alfredo Molano Bravo, Javier Darío Restrepo, Daniel Samper Pizano, María Teresa Herrán, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Alberto Rojas Puyo, Francisco Leal Buitrago, Hernando Gómez Buendía, Iván Cepeda Castro, Raúl Alameda, Florence Thomas, Alpher Rojas Carvajal, Felipe de Brigard, Rocío Londoño Botero, León Valencia, Jorge Enrique Botero, Consuelo Ahumada, Marleny Orjuela, Fabiola Perdomo, Deyanira Ortiz Cuenca, Martha Arango de Lizcano, Claudia Rugeles Flórez, Ángela de Pérez, Yolanda Polanco, Marc Chernick, Gabriel Izquierdo S.J., Gloria Cuartas, Fernán González S.J., José Gutiérrez, Juanita Barreto, Padre Henry Ramírez Soler CMF, Juan Sebastián Lozada, Álvaro Camacho Guisado, Apolinar Díaz-Callejas, Lisandro Duque Naranjo, Alberto Cienfuegos, Ricardo Bonilla, Leopoldo Múnera Ruiz, Renán Vega Cantor, Ciro Quiroz, Carlos Lozano Guillén, Jairo Maya Betancur, Ricardo García Duarte, Jorge Gantiva, Carlos Villalba Bustillo, Constanza Vieira, Gloria Polanco, Apecidez Álviz, Carlos A. Rodríguez Díaz, Venus Albeiro Díaz, Andrés Felipe Villamizar, Arlen B. Tickner, Santiago García, Pepe Sánchez, Patricia Ariza, Carlos Álvarez Núñez, Víctor Gaviria, Jennifer Steffens, Bruno Díaz, Zulia Mena, Gustavo Duncan, Lilia Solano, Julio Silva Colmenares, Oscar Mejía Quintana, Arturo Escobar, Rafael Ballén, William García Rodríguez, César Augusto Ayala Diago, Carlos Medina Gallego, Diego Otero Prada, Rubén Darío Flórez, Darío Villamizar, Luis Fernando Medina, Santiago Araoz, Fabián Acosta, Alonso Ojeda Awad, Jimmy Viera, Efraín Viveros, Mauricio Rojas Rodríguez, Eduardo Gómez, Carlos Villamil Chaux, Fernando Estrada, Moritz Akerman, Ricardo Montenegro, Santiago Vásquez, Enrique Santos Molano, Libardo Sarmiento Anzola, Hollman Morris, Reinaldo Ramírez García, Jairo E. Gómez, Daniel Libreros, Jaime Caicedo Turriago, Héctor Moreno Galviz, Mauricio Archila Neira, Dora Lucy Arias, Luis Alberto Ávila, Olga Amparo Sánchez, Norma Enríquez, Orsinia Polanco, Caterina Heyck, Guillermo Silva, Luis Enrique Escobar, Eduardo López Hooker, Eduardo Carreño, Alexandra Bermúdez, Pilar Rueda, Fernando Arellano, Gabriel Awad, Cristo Rafael García Tapias, Alfonso Santos, Jorge Lara Bonilla, Miguel Eduardo Cárdenas, Andrés A. Vásquez, Jaime Calderón Herrera, Álvaro Bejarano, Álvaro Delgado, Álvaro Villarraga, Armando Palau, Juan de Dios Alfonso, Darío Morón Díaz, Carlos Rosero, María Eugenia Liévano, Hernando Rosillo Torrente, Gonzalo Uribe Aristizábal, Edgar Martínez, Esperanza Márquez, Dídima Rico Chavarro, Danilo Rueda, Eduardo Franco Isaza, Evelio Ramírez, Carlos Torres Corredor, Fructuoso Arias, Gabriel García B, Gabriel Ruiz, Germán Arias Ospina, Gustavo Puyo, Gustavo García, Hernán Cortez A, Ivón González, Jaime Pulido Sierra, Jaime Vasco A, Juanita Bazán, Luís Eduardo Salcedo, Luis Jairo Ramírez, Mario Santana, René Antonio Flórez, Sara Leukos, Víctor José Pardo, Francisco de Roux S.J., Gustavo Gallón, Pierre Gilhodes.
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Carta de las FARC a los colombianos partidarios de la solución política a los problemas de la guerra y la paz
Respetados Compatriotas:
Con beneplácito hemos recibido su misiva de septiembre que invita a explorar colectivamente caminos hacia la paz alejados del actual rumbo gubernamental de guerra perpetua que significa persistir en el imposible de una solución militar a los problemas políticos, económicos y sociales que subyacen en el cruento conflicto que estremece al país.
Saludamos el florecimiento de una corriente de opinión que se aparta del falso triunfalismo y de los parámetros de la solución guerrerista a los grandes problemas nacionales. No dudamos del éxito de su gestión porque coincide con el sentimiento y el anhelo de paz de las mayorías.
Esta carta es ya el comienzo del Intercambio Epistolar que nos proponen para discutir en torno a la salida política del conflicto, el canje humanitario y la paz. Participaremos de cara al pueblo en un diálogo con amplitud y franqueza, sin dogmatismos, sin sectarismos y sin descalificaciones sobre los temas que sugieren. Es necesario esforzarnos en procurar la vinculación de la mayor cantidad posible de organizaciones políticas y sociales y de personas independientes.
Nuestra disposición a explorar posibilidades hacia el canje humanitario y la paz con justicia social que es hoy el clamor y la necesidad más urgente y sentida de toda la nación, continúa invariable. La liberación unilateral de seis ex congresistas en el pasado reciente, entregados al presidente Hugo Chávez y a la senadora Piedad Córdoba, buscaba crear condiciones y ambientes propicios al canje de prisioneros en poder de las partes contendientes. Este hecho es testimonio fehaciente de voluntad política.
Muy respetuosamente sugerimos, para reforzar este nuevo emprendimiento, tener en cuenta la manifiesta disposición de la gran mayoría de presidentes latinoamericanos para contribuir con sus esfuerzos en el proceso de intercambio humanitario y paz.
La inmensa bandera de la paz con justicia social deberá ondear definitivamente, libre, bajo el cielo de Colombia. La guerra eterna contra el pueblo que nos quieren imponer para perpetuar la injusticia no puede ser el destino de la patria.
Reciban nuestro saludo cordial.
Compatriotas
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, octubre 16 de 2008
octubre 28th, 2008
Lo primero que dijo el político Oscar Tulio Lizcano en Cali ayer domingo, cuando exhausto y embarrado compareció ante los medios, tras escapar de la guerrilla de las FARC luego de más de ocho años como rehén, fue:
«Deben comprender, de pronto, mi incoherencia, por la falta del ejercicio de la palabra, toda vez que no podía hablar, ni comunicarme con ninguno de los guerrilleros que me custodiaban”.
Sus captores le tenían prohibido dialogar con ellos, según cuenta. Para hacerle gambetas al silencio, le puso nombre a tres palos, y con ellos hablaba, y les daba clases.
Lizcano era el último parlamentario en poder de esa guerrilla, que esperaba acordar su liberación a cambio de la excarcelación de insurgentes presos.
He aquí su foto, antes del cautiverio.
octubre 27th, 2008
El periodista Arturo Guerrero publicó ayer, 1 de octubre, en su columna del diario El Colombiano, de Medellín, capital del departamento de Antioquia, una referencia a mi intervención el 25 de septiembre en Bogotá, en la celebración del Premio del Edicto de Nantes a Gloria Cuartas, ex alcaldesa de Apartadó (municipio del mismo departamento).
Mi lector o lectora sabrá reconocer que el texto que leí la semana pasada en el homenaje a Gloria nació en este blog, y que sólo lo complementé un poco. Arturo, a su vez, complementó mejor. Va su deliciosa columna, que muestra qué importante es no someter las convicciones al vaivén de la moda; y luego el link a la página de la laureada defensora colombiana de derechos humanos, donde fueron reproducidas mis palabras.
Mandela, Gloria Cuartas y las ranas
Por Arturo Guerrero
Hugonotes era el apodo despectivo con que los católicos franceses del siglo XVI designaban a los seguidores del reformador protestante Juan Calvino. A lo largo de la segunda mitad de ese siglo y durante 37 años, unos y otros, católicos y calvinistas se despedazaron en ocho guerras religiosas, que como todas las guerras religiosas disfrazan con términos piadosos lo que en realidad era una disputa de tierras, castillos y poder.
Al cabo de las matanzas de rigor, un rey hugonote que para ser rey se convirtió al catolicismo, Enrique IV, firmó con los duques de Bretaña el Edicto de Nantes, ciudad noroccidental sobre el Loira donde la contienda era brava. La ley real concedió libertad de conciencia a los protestantes, en un tiempo en que la tolerancia religiosa era inconcebible, pues la católica era la religión fuera de la cual no había salvación.
El fin de las guerras religiosas trajo apenas una tregua en la carnicería interreligiosa, pues el célebre edicto fue revocado casi un siglo después por Luis XIV, los hugonotes fueron desterrados, y solo la Revolución Francesa cauterizó la furia mística. Por encima de estos avatares, el documento de Nantes pasó al futuro como un hito en la lucha de la humanidad por las libertades civiles.
Cuatrocientos años más tarde, el ayuntamiento de esta ciudad resolvió celebrar el lance creando un premio bienal para individuos o entidades que luchen por la paz civil, el estado de derecho y la libertad de conciencia. Dotado de una bolsa de 15 mil euros, el galardón ha recaído en años anteriores sobre activistas de Chile, Togo, Bangladesh, Israel, Rusia, Suráfrica y Camboya. Este año fue para Colombia.
¿Colombia? Sí. Y más específicamente Antioquia. Después de haberlo recibido la viuda del ex primer ministro de Israel y Nobel de Paz, Yitsak Rabin; después también del mismísimo Nelson Mandela, una trabajadora social paisa tomó en sus manos el pasado 3 de julio el premio Edicto de Nantes 2008 «por su combate por la paz civil en Colombia».
El jueves pasado, en la Casa de España en Bogotá, la galardonada ex alcaldesa de Apartadó Gloria Cuartas fue aplaudida por su premio, en un acto de reconocimiento a su coraje. La oradora del momento, la periodista Constanza Vieira, le imprimió un sesgo de afabilidad y de equilibrio a este valor con la siguiente confidencia: la batalladora del Urabá antioqueño ¡les tiene miedo a las ranas!
Celebración del coraje de Gloria Cuartas
http://www.gloriacuartas.org/article.php3?id_article=224
octubre 2nd, 2008
Ni “insignificante”, ni “maravilloso”, que militares se disfracen de periodistas, ni en operaciones “perfectas” ni en las que no lo sean tanto.
Los socios y familiares del ministro de Defensa Juan Manuel Santos en el diario bogotano El Tiempo expresan en editorial de este viernes su rechazo al uso de la Misión Periodística en la operación “Jaque”, luego de que lo hiciera Earl Maucker, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa SIP.
No es insignificante
El pasado martes, en la conmemoración de los 15 años del diario Hoy Diario del Magdalena, de Santa Marta, que contó con la presencia del Jefe del Estado y de los presidentes de las cortes Suprema y Constitucional, el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, Earl Maucker, cuestionó en su discurso que los gobiernos utilizaran credenciales o emblemas de la prensa para sus propios objetivos. La semana pasada, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, reconoció que en la ‘Operación Jaque’ se habían usado logos de la cadena de televisión Telesur, financiada por el gobierno venezolano, y dijo que se trataba de un ‘detalle insignificante frente a la magnitud de los resultados’. La afirmación del Ministro es discutible y el hecho debería generar una reflexión de fondo entre los periodistas colombianos y en el Gobierno y las Fuerzas Armadas.
El viernes, después de esa admisión -que despertó preguntas de la prensa extranjera y protestas de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y de Telesur-, el Ministro afirmó en el Club Nacional de Prensa, en Washington, que no supo del uso del logo de Telesur sino ‘hasta después’ y dijo: ‘Si yo me pongo en los zapatos de otro medio (como) El Tiempo, un medio de comunicación que tiene que ver con mi familia, y aparece alguien de El Tiempo, y ayudó a que se liberaran unos secuestrados sin que se disparara un tiro, me parecería maravilloso’.
La suplantación de periodistas en conflictos armados es una práctica que pone en riesgo a los periodistas -considerados civiles en el derecho internacional humanitario, y, a diferencia de los combatientes, protegidos en calidad de tales-, y los primeros que deberían tener conciencia de ello son los gobiernos y los militares.
Es una práctica explícitamente desaconsejada por la experiencia internacional y que un Estado de Derecho no debe promover.
Los periodistas de El Tiempo que cubren el conflicto armado deben, por su trabajo, hablar con las FARC y otros grupos armados.
Eso es parte esencial de su labor, y su seguridad depende de que su independencia no se comprometa de ninguna manera. No tiene razón el Ministro si cree que a El Tiempo le parecería ‘maravilloso’ que se utilizara su logo para una operación militar, pues esto solo acrecentaría los riesgos de hombres y mujeres de esta Casa Editorial, que ya encaran suficientes peligros para cumplir una labor difícil y a veces ingrata. Un periódico o un periodista que valoran su autonomía no se prestarían para eso.
editorial@eltiempo.com.co
agosto 1st, 2008
Nuevas reacciones sobre el abuso de la Misión Periodística en la “operación perfecta”.
Ayer lunes se pronunció Andrés Monroy, asesor jurídico del Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, CESO-FIP, a quien ya había entrevistado IPS sobre el tema. CESO-FIP funciona en la sede de la Federación Colombiana de Periodistas, FECOLPER, organización gremial que representa a más de 1.100 periodistas en 19 departamentos de Colombia.
Por otra parte, hoy circuló una carta del neoyorquino Centro para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés), dirigida al ministro de Defensa Juan Manuel Santos, quien recientemente estuvo en Washington pidiendo que no le rebajen la financiación militar el año entrante. Para Santos, el uso del logo de Telesur fue “un detalle insignificante frente a la magnitud” de la operación “Jaque”. Todavía nadie dice nada sobre la “clonación” del periodista Jorge Enrique Botero.
La CPJ advierte que “hacerse pasar por periodistas es un acontecimiento preocupante, en especial cuando periodistas en Irak y Afganistán están siendo secuestrados y acusados de ser espías”.
Van los dos textos
Los periodistas son civiles que deben ser protegidos en medio del conflicto armado
Por Andrés Monroy Gómez
Asesor jurídico Ceso-FIP
Este texto demuestra, a la luz de la normatividad nacional e internacional, cómo involucrar a periodistas en operativos militares, o que miembros de alguna de las partes enfrentadas se presenten como periodistas en el desarrollo de una operación militar, pone a los verdaderos informadores en riesgos adicionales a los que deben soportar al ejercer su trabajo en un país azotado por un conflicto armado.
El mayor de estos nuevos riesgos, es que la credibilidad sobre su identidad como periodistas queda en entredicho al momento de encontrarse con distintos grupos armados, convirtiéndose en potenciales víctimas de la hostilidad bélica. La argumentación está en las nociones básicas del Derecho Internacional Humanitario (en adelante DIH), cuyo cumplimiento fue firmado por el gobierno colombiano.
Derecho Internacional Humanitario y periodistas
El DIH es aplicable en circunstancias de conflicto armado y esa es su gran diferencia respecto a los Derechos Humanos. Es un ordenamiento de supervivencia, busca la protección del no combatiente, y tiene como criterio fundamental el principio de distinción entre población civil y combatientes. Las normas del DIH son normas de obligatorio cumplimiento para todas las partes de un conflicto armado [1].
Este tema tiene doble importancia para los periodistas: por una parte, como informadores del conflicto armado deben conocer las normas internacionales relativas al comportamiento que las sociedades civilizadas esperan de las partes enfrentadas en el conflicto. La otra perspectiva de importancia radica en que sus normas son el instrumento por excelencia para que los comunicadores sean reconocidos como civiles y, por lo tanto, no sean involucrados en el conflicto armado. En efecto, es un principio del DIH la Inmunidad de la población civil.
Los periodistas: civiles en medio del conflicto
En DIH se considera población civil toda aquella que no participan activa y directamente en las hostilidades; el «principio de distinción» es pilar fundamental del derecho humanitario: distinguir al civil del combatiente. De esta manera se busca garantizar el respeto y la protección de la población civil y de los bienes de carácter civil.
El Protocolo II relativo a los Conflictos Armados Internos señala, en el artículo 13, que «La población civil y las personas civiles gozarán de protección general contra los peligros procedentes de operaciones militares».
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) explica en el Comentario al Protocolo II [2] que las personas civiles pierden la protección si participan en las hostilidades y mientras dure su participación.
Sobre las operaciones militares, el CICR las identifica como los movimientos o las maniobras de las fuerzas armadas o de grupos armados en acción. Estas operaciones hacen correr a la población civil dos tipos de riesgos: por una parte, el de los ataques; por otra, los efectos de ataques que pudieran afectarla incidentalmente.
Entonces, el periodista que efectúa una misión profesional peligrosa en una zona de operaciones es una persona civil; goza de todos los derechos otorgados a las personas civiles como tales [3].
Periodistas como personas protegidas por el DIH en el ordenamiento colombiano
El Título II del Código Penal Colombiano contiene la descripción de los delitos contra personas y bienes protegidos por el DIH. Este título, novedad en la legislación penal colombiana, obedece al cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por el Estado colombiano al suscribir convenios y tratados sobre DIH.
El parágrafo del artículo 135 del Código Penal señala que «Para los efectos de este artículo y las demás normas del presente título, se entiende por personas protegidas conforme al derecho internacional humanitario:
5. Los periodistas en misión o corresponsales de guerra acreditados«.
Entonces, el hecho de involucrar a los periodistas en operativos militares puede ponerlos en riesgo de ser víctimas de los delitos de constreñimiento al apoyo bélico o represalias, además del riesgo obvio de ser víctima de actos contra su vida e integridad personal. Además, el carácter neutral de los periodistas se ve afectado al hacerlos parte activa de operaciones coordinadas por una de las fuerzas enfrentadas. Al suceder esto, el periodista pierde la inmunidad que le otorga su carácter de civil.
Los periodistas y los equipos de los medios informativos gozan de inmunidad; los primeros, en cuanto personas civiles, los segundos, en razón de la protección general que el derecho humanitario confiere a los bienes de carácter civil. Pero el periodista no está protegido si participa directamente en las hostilidades y mientras dure esa participación [4].
¿Cuál es la diferencia entre periodistas en misión o corresponsales de guerra acreditados?
El DIH distingue, sin dar una definición exacta, dos categorías de periodistas en actividad en una zona de conflicto armado:
Corresponsales de guerra acreditados ante una fuerza armada: Son periodistas especializados que, bajo la autorización y la protección de las fuerzas armadas de un beligerante, están presentes en el teatro de operaciones y cuya misión es informar acerca de los acontecimiento vinculados al curso de las hostilidades [5].
El corresponsal de guerra ha sido entendido como el comunicador que participa de los mismos objetivos que las tropas que acompaña, sigue a las fuerzas armadas sin formar realmente parte integrante de ellas y, en caso de ser detenido, goza de la condición de prisionero de guerra [6].
El periodista independiente es todo corresponsal, reportero, fotógrafo, camarógrafo y sus ayudantes técnicos de fijación, radio y televisión, que usualmente ejercen esa actividad como ocupación principal [7]. El periodista en misión peligrosa no sólo no comparte los intereses de las tropas presentes en el lugar de la información, sino que pueden llegar a ser contrapuestos. El periodista es sin duda un civil, incluso si acompaña a las fuerzas armadas o si se beneficia de su apoyo logístico [8].
Aplicabilidad del Derecho Internacional Humanitario en Colombia
Instrumento
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Ley Aprobatoria
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Fecha de Ratificación
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Fecha de Vigor
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1. Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949.
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Ley 5 de 1960
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8-11-61
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8-05-62
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2. Protocolos Adicionales de 1977 a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949.
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Ley 171 de 1994
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1-09-93
14-08-95
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1-03-94
15-02-96
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[1] Ibáñez Guzmán, Augusto J. «Delitos contra las personas y bienes protegidos por el derecho internacional humanitario (a propósito de la configuración de los delitos contra la humanidad)». En: Lecciones de derecho penal. Parte Especial. Universidad Externado de Colombia. Bogotá, 2003. Pg. 605 y ss.
[2] http://www.icrc.org/Web/spa/sitespa0.nsf/html/950B5D7D9CEA18B2C1256E2100501C7D?OpenDocument&Style=Custo_Final.3&View=defaultBody12#2
[3] GASSER, Hans-Peter. La protección de los periodistas en misión profesional peligrosa. Revista Internacional de la Cruz Roja. Número 55. Enero – Febrero 1983. Pg. 3 -19.
[4] BALGUY-GALLOIS, Alexandre. Protección de los periodistas y de los medios de información en situaciones de conflicto armado. Revista Internacional de la Cruz Roja No. 853. Pg. 37 – 68.
[5] Idem
[6] EVANS, Joám; RODRÍGUEZ, Carlos. Análisis jurídico internacional de la protección de periodistas en zonas de conflicto armado. Asteriskos: Journal of Internacional and Peace Studies (2006)
[7] Ob Cit. Nota No. 4
[8] Ob. Cit. Nota No. 6.
Colombia admite que soldados fingieron ser periodistas en operación de rescate
[El CPJ envió hoy una carta al ministro de Defensa de Colombia expresando preocupación que las fuerzas de seguridad se hicieron pasar por periodistas en operación de rescate]
29 de Julio de 2008
Juan Manuel Santos
Ministro de Defensa
Carrera 54 No. 26-25 CAN
Bogotá, Colombia
Estimado Señor Santos:
Tras la exitosa operación de rescate de rehenes del 2 de julio que culminó con la liberación de 15 personas secuestradas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), le escribimos para expresar nuestra preocupación por el hecho que fuerzas de seguridad se hayan hecho pasar por periodistas durante la misión. Nos alarma que fingir ser periodistas pueda hacer peligrar aún más a la ya asediada prensa colombiana.
Durante el rescate, dos soldados colombianos fingieron ser periodistas de la cadena de televisión estatal Telesur mientras otros pretendieron pasar por trabajadores humanitarios, como su gobierno luego reconoció. El comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, General Freddy Padilla De León, también afirmó que los soldados que participaron en la operación habían tomado clases de actuación para saber cómo hacerse pasar por guerrilleros, trabajadores humanitarios y periodistas.
El 23 de julio, durante una conferencia de prensa en Washington, usted aseguró que el uso del logo de Telesur fue “un detalle insignificante frente a la magnitud” de la operación. Entendemos lo que estaba en juego y reconocemos que 15 personas fueron rescatadas durante la operación, pero existen riesgos significativos al emplear dicha táctica:
- Fingir ser periodistas eleva el riesgo para todos los reporteros, en particular para aquellos que cubren el conflicto civil de cinco décadas en regiones que son controladas por los grupos ilegales armados. En las áreas rurales, los periodistas son a menudo amenazados por guerrillas y paramilitares y presionados por autoridades civiles y militares, según la investigación del CPJ.
Afecta la posición de la prensa como cuerpo independiente, especialmente aquellos periodistas que trabajan en zonas de conflicto y que confían en su estatus civil, tal como establece la Convención de Ginebra.
- Al hacerse pasar por periodistas, las fuerzas de seguridad socavan el rol de la prensa libre y producen desconfianza en la profesión, provocando en última instancia un daño al bien público.
Colombia sigue siendo uno de los países donde más periodistas han caído en cumplimiento de su trabajo en el mundo, y tiene el índice más alto de asesinatos de periodistas por porcentaje de población en toda América Latina, según el Índice de Impunidad elaborado por el CPJ. Más aún, los asesinatos y otros actos de violencia cometidos por todos los actores del conflicto han conducido a muchos periodistas y medios a autocensurarse mientras cubren temas sensibles, como lo documentó el CPJ en un informe especial de 2005.
Creemos que el hecho de hacerse pasar por periodistas es un acontecimiento preocupante, en especial cuando periodistas en Irak y Afganistán están siendo secuestrados y acusados de ser espías.
Instamos al gobierno de Colombia a considerar detenidamente las implicaciones de este tipo de práctica y a no minimizar las potenciales consecuencias que tiene para la prensa.
Le agradecemos su atención sobre estos temas urgentes. Esperamos su respuesta.
Atentamente,
Joel Simon
Director Ejecutivo
CC:
Álvaro Uribe Vélez, Presidente de Colombia
Francisco Santos Calderón, Vicepresidente de Colombia
General Freddy Padilla De León, Comandante de las Fuerzas Militares de Colombia
Carolina Barco Isakson, Embajadora de Colombia en Estados Unidos
Jakob Kellenberger, Presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja
Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP)
American Society of Newspaper Editors
Amnesty Internacional
Article 19 (United Kingdom)
Artikel 19 (The Netherlands)
Canadian Journalists for Free expresión
Freedom of Expression and Democracy Unit, UNESCO
Freedom Forum
Freedom House
Human Rights Watch
Index on Censorship
International Center for Journalists
International Federation of Journalists
International PEN
International Press Institute
The Newspaper Guiad
The North American Broadcasters Association
Overseas Press Club
El CPJ es una organización independiente sin ánimo de lucro radicada en Nueva York, y se dedica a defender la libertad de prensa en todo el mundo.
julio 29th, 2008
Vamos lento, pero al menos vamos, en reaccionar a la evidencia revelada por el propio Ministerio de Defensa desde el día siguiente de la operación “Jaque”, cuando mostró el famoso vídeo editado de 3 minutos 30 segundos, en el que aparece claramente el uso de la Misión Periodística, y además muestra un trozo del emblema del Comité Internacional de la Cruz Roja.
La colombiana Fundación para la Libertad de Prensa rechazó el 24 de julio la utilización de la Misión Periodística en una operación de guerra.
«Jaque” usó no sólo los símbolos de Telesur, sino que, según el guerrillero apresado “César”, fabricó un “doble” del periodista colombiano Jorge Enrique Botero. Sobre eso aún no se ha dicho mayor cosa. ¿Dónde está ese doble de Botero? ¿Qué tal que esté yendo a ruedas de prensa y yo me lo encuentre y él no me salude? ¿Y que, para disculparse, el verdadero Botero tenga que invitarme a una cena bien deliciosa en un restaurante bien caro?
A continuación el comunicado de la FLIP, que se titula “Sobre la suplantación de Telesur en la Operación Jaque”; pero yo insisto en que el titular para todo esto es “El fin justifica los medios”. El que esté de acuerdo con esa frase, que tenga en cuenta todas las consecuencias.
Sobre la suplantación de Telesur en la Operación Jaque
En declaraciones públicas entregadas ayer, el ministro de Defensa Juan Manuel Santos reconoció que el Ejército colombiano utilizó la imagen del canal internacional Telesur en el reciente operativo de rescate de 15 secuestrados en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Al parecer, el logo del medio de comunicación se utilizó en el chaleco del supuesto camarógrafo y en el cubo del micrófono del supuesto periodista. Santos agregó que se trata de “un detalle insignificante frente a la magnitud de los resultados”. Sobre el particular, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), manifiesta lo siguiente:
1. La libertad de expresión en Colombia se ejerce en medio de condiciones adversas. Además del riesgo que presupone cubrir el conflicto armado, los periodistas son víctima constante de amenazas, agresiones y obstrucciones por parte de grupos ilegales, narcotraficantes y funcionarios públicos. Esto sin contar los asesinatos de periodistas en las últimas décadas en Colombia y el estado generalizado de impunidad en que se encuentran las investigaciones judiciales por estos hechos.
2. La suplantación de un equipo periodístico por parte de las Fuerzas Armadas acrecienta aún más la vulnerabilidad que enfrenta el periodismo en Colombia, especialmente en las zonas donde están presentes los grupos armados ilegales.
3. Dicha suplantación también implica un desconocimiento de la condición de civil que ostentan los periodistas en desarrollo de conflictos armados. Según el artículo 79 del Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra, “los periodistas que realicen misiones profesionales peligrosas en las zonas de conflicto armado serán considerados personas civiles”. Se entiende por periodista los corresponsales, reporteros, fotógrafos, camarógrafos o ayudantes técnicos. El carácter civil de los periodistas salvaguarda su labor y evita que las partes en conflicto los consideren combatientes o espías.
4. Para la FLIP este hecho no resulta “insignificante”, como afirma el ministro de Defensa Nacional. Preocupa que esta acción termine por estigmatizar el papel de la prensa en el cubrimiento del conflicto armado y, particularmente, ponga en riesgo a los periodistas del canal internacional Telesur. La FLIP exhorta al gobierno para que ofrezca disculpas a este medio de comunicación y que, adicionalmente, manifieste de manera expresa que esta práctica no se implementará en su estrategia de lucha contra los grupos armados ilegales.
julio 25th, 2008
Suiza “tomó nota” de la decisión de Bogotá de excluir la mediación europea de los acercamientos con las FARC para conseguir una solución negociada.“Hay una fuerte tensión entre Suiza y Colombia”, está claro que “Colombia quería sacarse de encima a los países mediadores», dijo a Swissinfo Bruno Rütsche, especialista del Grupo de Trabajo Suiza-Colombia, organización helvética con más de 20 años de presencia en este país.
A veces pasan cosas por acá que me dan vergüenza ajena, y no dejo de preguntarme por qué, si no tengo nada que ver con lo que el presidente Álvaro Uribe haga o deshaga.
Cuenta El Tiempo en su edición de este viernes que el presidente Álvaro Uribe “careó” a los dos emisarios de los tres países amigos (Francia, Suiza y España) cuando se los encontró en los pasillos de la Casa de Nariño, sede presidencial, el viernes 27 de junio, en la semana antes de la operación “Jaque” del miércoles 2 de julio, que liberó a 15 cautivos de la guerrilla, incluida Ingrid Betancourt.
El emisario francés Noël Saez y el suizo Jean-Pierre Gontard estaban acompañados de sus embajadores.
Salían de una reunión con el Alto Comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, en la sede presidencial.
Relata el periódico en su edición impresa: “Uribe se los topó. No hubo saludo. El Presidente los careó, los señaló con su índice, y les reprochó sus actuaciones como mediadores: ‘Mal, ¡Muy mal! (…) Eso no es así. No les quito la mediación por respeto a sus países’, dijo Uribe y les dejó claro que no confiaba en ellos”.
“Ni los emisarios ni los embajadores tuvieron tiempo de replicar. El presidente, una vez ‘cantada la tabla’, siguió su camino. No hubo diálogo”.
Una razón para la furia presidencial -prosigue El Tiempo- es que, según su gobierno, en los computadores de «Raúl Reyes» que la fuerza pública dice haber encontrado en el campamento del guerrillero abatido el 1 de marzo en territorio ecuatoriano, «Reyes» dice que los emisarios europeos dicen que ellos le dicen a Uribe «el loco».
El Tiempo (que a veces publica columnas de la médica de Uribe, en las que la galena nos explica qué bueno es, desde el punto de vista de su salud, que el presidente sea maleducado), intentó justificar el trato del mandatario colombiano a los representantes de Francia y Suiza:
“Uribe estaba indispuesto, pues el día anterior había conocido pormenores del fallo de la Corte Suprema que cuestionó el trámite del acto legislativo de la reelección. De hecho, el presidente se topó con los emisarios cuando se dirigía al primer piso de la Casa de Nariño con el ministro de Protección Social, Diego Palacio, para anunciar que este último demandaría a magistrados de la Corte ante la Comisión de Acusación”.
Mejor dicho, El Patrón estaba hecho una hidra, para satisfacción de su médica.
La noche anterior al “careo” con los europeos decidió, casi a la medianoche, convocar un referendo para eludir la acción de la justicia. No tuvo óbice para acusar a los magistrados de la Corte Suprema de ser cómplices del narcotráfico y la guerrilla. Y ese mismo viernes, altísimos funcionarios como el propio ministro Palacio siguieron el ejemplo de El Patrón. El ministro Palacio se atrevió a calificar a los magistrados de la Corte Suprema de “mentirosos”.
julio 11th, 2008
Un comunicado publicado hoy, y fechado el 5 de julio, señala que los dos guerrilleros detenidos durante la operación “Jaque”, “César” y “Enrique Gafas”, se habrían fugado junto con los cautivos que estaban a su cargo, encabezados por Ingrid Betancourt.
El secretariado del Estado Mayor de la guerrilla acusa a ambos combatientes, en proceso de ser extraditados a Estados Unidos, de “despreciable conducta”.
El comunicado no hace ninguna referencia a que estuviera en marcha una supuesta operación de liberación. Cobraría así fuerza la versión de fuentes consultadas por IPS, y muy cercanas a los esfuerzos de negociación con las FARC, que expresaron que se trató de una “compra” a los guardianes de los cautivos.
“César” lo niega, y dice que fue engañado por inteligencia militar, que tiene interceptadas todas las comunicaciones de la insurgencia.
“De persistir en el rescate como única vía, el gobierno debe asumir todas las consecuencias de su temeraria y aventurera decisión”, dicen las FARC, y yo pienso en las familias de los que aún quedan en la selva, en primer lugar en el docente Gustavo Moncayo, el “caminante de la paz” y padre del militar Pablo Emilio Moncayo, más de 10 años a la espera de una solución viable.
Este es el texto:
Comunicado
1. La fuga de los 15 prisioneros de guerra, el pasado miércoles 2 de Julio, fue consecuencia directa de la despreciable conducta de Cesar y Enrique, que traicionaron su compromiso revolucionario y la confianza que en ellos se depositó.
2. Independiente de un episodio como el sucedido, inherente a cualquier confrontación política y militar donde se presentan victorias y reveses, mantenemos vigente nuestra política por concretar acuerdos humanitarios que logren el intercambio y además protejan la población civil de los efectos del conflicto. De persistir en el rescate como única vía, el gobierno debe asumir todas las consecuencias de su temeraria y aventurera decisión.
3. La lucha por liberar a los nuestros y demás combatientes políticos presos siempre estará al orden del día en el conjunto de las unidades farianas, especialmente en su dirección. A todos ellos los llevamos en la mente y en el corazón.
4. El camino por lograr las transformaciones revolucionarias, en ninguna parte del mundo ni en ningún momento de la historia ha sido fácil, por el contrario, y por ello nuestro compromiso se acrecienta ante cada nuevo reto o dificultad.
5. La paz que requiere Colombia debe ser resultado de acuerdos que beneficien a las mayorías, no va a ser la paz de los sepulcros sostenida sobre la corrupción, el terror del Estado, la felonía y la traición. Las causas por las que luchan las FARC-EP siguen vivas, el presente es de lucha y el futuro es nuestro.
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, julio 5 del 2008.
julio 11th, 2008
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