«Repentinamente, pero no de manera fortuita», son los indígenas los que resultan liderando el movimiento por las libertades civiles en Colombia, dice un mensaje en tres idiomas enviado desde Berlín a Heavy Metal Colombia por X-Tractor.
Este grupo de contracultura, música electrónica y de la “ciberpunk way of life” (esto es, “oscura y corrosiva y a veces rosa y depresiva”) basado en Berlín y Colonia, está citando a una manifestación ciberpunketa en apoyo de la Minga colombiana el martes 25 de noviembre, cerca de la emblemática Alexanderplatz, en el corazón de Berlín.
La Minga anunció este domingo que nuevamente adelanta su llegada a la capital colombiana: estaría entrando el jueves 20. Los miles de indígenas no tienen aún dónde dormir, en la lluviosa Bogotá de noviembre.
La Universidad Nacional de Colombia de estos tiempos de Seguridad Democrática se niega a recibir a la Minga en su campus, conocido como la Ciudad Blanca por el color de la mayoría de sus edificios, rodeados de amplios prados, en el centro-occidente de Bogotá.
A vuelo de pájaro, el conjunto de las construcciones de la Ciudad Blanca semejan un búho, símbolo occidental de la sabiduría y el conocimiento. Da como pena, en nombre de la cultura occidental.
«El problema fundamental es que la Universidad tiene un semestre muy recortado y no tenemos el tiempo para recuperarlo, de tal manera que si llega allí la Minga, tenemos que cerrar la Universidad«, argumenta un empleado pagado con mis impuestos y llamado Fernando Montenegro, actualmente vicerrector de la principal universidad estatal de Colombia. La frase quedará en la historia de la resistencia civilista en Colombia.
«Siempre hemos reiterado que el problema nuestro no es sólo de tierras. Qué nos ganamos con que nos entregue tierras el gobierno, cuando (en nuestros territorios) existen los paramilitares, cuando están los narcotraficantes, cuando siguen las multinacionales, y cuando el campo está sumido en la pobreza absoluta», dijo ese domingo en la noche, al arribar la Minga a la ciudad de Cali, Feliciano Valencia, consejero de la Asociación de Cabildos del Norte del Cauca ACIN.
El 12 de noviembre, cuando la Minga iba a llegar a Ibagué, capital del departamento del Tolima, el presidente Uribe profirió altisonante, refiriéndose a la Minga: “¿Por qué se utilizan esas cortinas de humo para esconder asesinatos de policías y soldados?”, y ordenó en la mañana a los “coroneles” (de Policía y del Ejército en ese departamento) no permitir que la protesta civil entrara a la ciudad.
Las imágenes de televisión mostraban esa noche a unos amenazantes policías armados de bolillos que, sin embargo, no se atrevieron a tocar a la Minga. Luis Évelis Andrade, Consejero Mayor de la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC, habló de “despliegue militar exagerado”.
El 13 de noviembre la Minga llegó a Chicoral. Transcribo del relato de Gloria Gaitán, hija del inmolado Jorge Eliécer Gaitán:
“Como recibimiento a la marcha indígena al municipio de Chicoral, en el departamento del Tolima, la corregidora recorrió previamente sus calles con un altoparlante, alertando a la población para que no saliera de sus casas y no permitiera a los niños que se asomaran a la puerta de entrada porque, según la funcionaria, con la llegada de los indígenas ‘corrían grave peligro’.
“Fue sorprendente ver la ausencia de chiquillos en las calles de Chicoral, lo que siempre ocurre cuando en un pueblo se presenta un hecho poco habitual, como la llegada en masa de caminantes, algunos de los cuales llevaban sus trajes indígenas y otros llevaban el bastón de mando. En la plaza principal, el líder indígena Feliciano Valencia leyó el Pacto por la Tierra y por la Vida”.
“Guerra de baja intensidad a la Minga indígena”, titula Gloria su despacho.
La Minga está en Fusagasugá desde el viernes 14 a las 6 de la tarde. La alcaldía de esa población, a unos 40 kilómetros al suroeste de Bogotá, intentó alojar a la Minga en un lugar alejado del casco urbano. Pero la Minga, desde hoy conformada por 17 mil personas, impuso que se aloja en las instalaciones de la estatal Universidad de Cundinamarca.
Este lunes estará en audiencia pública con los habitantes de Fusagasugá.
El martes llegará a Soacha, un municipio pegado a Bogotá por el sur. Allí se realiza el jueves la Audiencia Extraordinaria sobre la Situación de Derechos Humanos de Altos de Cazucá y Ciudad Bolívar, promovida por la Comisión de Derechos Humanos del Senado. Altos de Cazucá pertenece a Soacha, y Ciudad Bolívar, a Bogotá. Ambos son receptores de nubes de desplazados por la guerra.
En Altos de Cazucá y Ciudad Bolívar, llevar un muchacho arete en la oreja o el pelo largo, fumarse una copiada de marihuana en una esquina, o quizá gustarle la música electrónica, puede costarle la desaparición forzada, y aparecer horas después como curtido guerrillero dado de baja en combate por el ejército nacional, uno más en las abultadas cifras exitosas de la guerra contrainsurgente que financia Estados Unidos.
Entre Soacha y la Plaza de Bolívar, corazón político de Colombia, hay 14 kilómetros. Dado que la Universidad Nacional no los recibe, “en consecuencia los caminantes de la palabra se establecerán desde su llegada en la Plaza de Bolívar, con el apoyo de la Alcaldía Mayor de Bogotá”, anuncia la Minga en un comunicado al anochecer de este domingo.
Y añade que el viernes 21 de noviembre “estudiantes, trabajadores y otros sectores sociales de Bogotá convergerán en la Plaza de Bolívar, en donde se unirán a la Minga de Resistencia Social y Comunitaria para indicar la continuidad de esta iniciativa de país que venimos construyendo entre todas las mayorías populares”.
Como para que no se nos olvide, me permito consignar aquí 10 promesas de campaña del presidente electo de Estados Unidos, resumidas por Avaaz.org.
UNO. Reducir las emisiones de carbono de Estados Unidos en un 80 por ciento para el año 2050, y jugar un fuerte papel positivo en las negociaciones para un tratado global vinculante, en reemplazo del Protocolo de Kyoto, que está próximo a expirar
DOS. Retirar todas las tropas de combate de Iraq, en un plazo de 16 meses, y no mantener bases permanentes en ese país
TRES. Establecer el claro objetivo de eliminar todas las armas nucleares en todo el mundo (espero que Estados Unidos no considere que debe ser el último país en eliminar este armamento que, tras el desastre de Chernóbil en 1986, demostró ser inaplicable porque afecta al mundo entero, no importa dónde explote una bomba de esas)
CUATRO. Cerrar el centro de detención de Guantánamo
CINCO. Doblar la ayuda estadounidense dirigida a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, concretamente disminuir la pobreza a la mitad para 2015 y acelerar la lucha contra el VIH/Sida, la tuberculosis y la malaria
SEIS. Abrir el diálogo diplomático con países como Cuba, Irán y Siria, en busca de la resolución pacífica de tensiones
SIETE. Despolitización de la inteligencia militar, para evitar que se repitan manipulaciones como las que llevaron a la invasión de Iraq
OCHO. Poner en marcha un importante esfuerzo diplomático para detener la matanza en Darfur
NUEVE. Negociar solamente tratados de libre comercio que contengan protecciones laborales y ambientales
DIEZ. Invertir 150 mil millones de dólares durante 10 años para apoyar las energías renovables y tener, para 2015, un millón de autos eléctricos en las calles.
Felicito a mis muy queridos amigos estadounidenses. No sé por qué diablos, toditos todos votaron por Obama.
Pienso en mi amigo, el poeta iraquí Muhsin Al-Ramli, exiliado en España.
No soy un criminal cualquiera.
Yo vuelo.
Mis presas están allá abajo.
No veo sus ojos ni oigo sus gritos.
Vuelo.
Sé que me están mirando.
No sé cómo se llaman, ni quiénes son,
No necesito saberlo.
Me basta con saber dónde están,
Para dejar caer sobre ellos
Una lluvia dolorosa.
Lo mío es la muerte y después una cerveza.
No conozco la guerra.
Aún no me han derribado.
(Escrito en Abril de 2003, mes en que cayó Bagdad, la Ciudad de las Mil y Una Noches)
Este domingo, la cita en Cali se frustró. La comisión que negoció a nombre del presidente Álvaro Uribe antepuso razones de seguridad para que éste no se reuniera con la Minga de la Resistencia Indígena y Popular, que suma ya 45 mil personas. A cambio, dispuso que el encuentro sería con 200 personas. La Minga no aceptó, y tras esperarlo desde las nueve de la mañana, a las cuatro de la tarde le dio la espalda a Uribe.
¿Quizá resulta que la cuna de la democracia no es la «cultura occidental», como la llaman los indígenas? Porque en mi reportería no he encontrado una expresión más majestuosa de democracia que una asamblea indígena. La asamblea es la que convoca la Minga.
Así definen los indígenas qué es Minga:
«Los indígenas nos juntamos dos si se quiere hacer un tull (cultivo tradicional), 10 si vamos a recoger la cosecha, mil si es menester arreglar la carretera, 18 mil si hay que tomar decisiones para el futuro, y todos si hay que salir a defender la justicia, la alegría, la libertad y la autonomía».
Así que la Minga manda. Por eso publico los cinco puntos de la agenda de la Minga de la Resistencia Indígena y Popular –el nombre ha variado con el correr de los días-, que los indígenas esperan debatir públicamente con Uribe. La veeduría del cumplimiento de los acuerdos a los que llegue la Minga con el presidente colombiano estará a cargo de una Comisión de Garantes, entre ellos el juez español Baltasar Garzón.
“Su presencia es indelegable”, le dicen a Uribe en esta carta abierta fechada el 20 de octubre.
Señor Presidente de la República
D. Álvaro Uribe Vélez
Carrera 8 # 7-26 Palacio de Nariño
BOGOTA – COLOMBIA
Al no encontrar soluciones verdaderas y duraderas a la grave problemática social y de derechos humanos, las comunidades participantes en la Minga Indígena de Resistencia Social y Comunitaria nuevamente le hacemos entrega de esta carta abierta, con el fin de concretar el debate público pendiente que desde hace 4 años usted prometió cuando marchamos hacia la ciudad de Cali.
La siguiente es la agenda de trabajo.
1. VIOLACION AL DERECHO A LA VIDA Y LOS DERECHOS HUMANOS.
• El presidente de la República debe resarcir públicamente el buen nombre del CRIC, de las organizaciones sociales y de las personas respetables a quienes este gobierno ha señalado de terroristas y delincuentes, colocándolos en inminente riesgo.
• Respeto y garantías a la libre movilización social como un derecho constitucional de los colombianos y colombianas.
• El gobierno nacional debe reparar integralmente a las comunidades indígenas víctimas de la violencia de Estado, que para el caso del departamento del Cauca se cuentan la masacre del Naya ocurrida en el año 2001, la masacre del Nilo ocurrida en el ano de 1991, la masacre de Gualanday y la masacre de San Pedro ocurridas en el año 2000, muertos y heridos en los Rituales de Liberación de la Madre Tierra, la Cumbre Social de los Pueblos y de la Minga Social y Comunitaria. Así mismo para las víctimas de otros pueblos y organizaciones del país.
• Asignación presupuestal y respeto a las iniciativas autónomas de protección establecidas en los territorios por las comunidades en el marco de sus Usos y Costumbres.
• Exigimos el desmonte de las estrategias que vinculan a las comunidades en el conflicto social y armado, tales como el pago de recompensas, batallones de alta montaña, familias guarda bosques, erradicación manual de cultivos de uso ilícito que se desarrollan en el marco de la política de seguridad democrática y el Plan Colombia.
• Exigimos el cumplimiento del derecho internacional humanitario, el cual es violentado al instalar trincheras en medio de la población civil, utilizar a la población y las viviendas como escudo de guerra, bombardeos aéreos a la población civil, detenciones arbitrarias, ocupación de los sitios de asambleas permanentes y áreas civiles.
• Atención y reparación integral a la población desplazada y garantías para su retorno.
• Exigimos la salida negociada al conflicto social y armado, y el restablecimiento del acuerdo humanitario.
• Exigimos el respeto a labor de la Corte Suprema de Justicia en el caso de investigación al proceso de la parapolítica.
2. AGRESION Y OCUPACIÓN TERRITORIAL.
• Desmilitarización total e inmediata de los territorios indígenas.
• Detener la entrega de concesiones en territorios indígenas a las transnacionales y multinacionales.
• Detener las fumigaciones de cultivos de uso ilícitos en territorios indígenas, toda vez que afecta a la madre naturaleza y coloca en riesgo la vida.
• Detener el fomento de proyectos destinados al monocultivo. Al contrario exigimos fortalecer los procesos de soberanía alimentaria y los procesos de conservación ambiental.
• Adoptar y respetar el papel de las autoridades tradicionales como legítimas autoridades ambientales en los territorios indígenas.
3. ADOPTAR LA DECLARACIÓN DELA ONU SOBRE PUEBLOS INDÍGENAS
• Mediante un acto jurídico el gobierno debe adoptar la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas declarada por la ONU.
4. LEGISLACIÓN DEL DESPOJO QUE COLOCA EN RIESGO LA PERVIVENCIA DE LOS PUEBLOS.
• Desmonte inmediato del Estatuto de Desarrollo Rural- ley 1152 de 2007, que viola abiertamente el Convenio 169 de la OIT, desconoce los derechos indígenas y de los campesinos y legaliza el robo de tierras hecho mediante la violencia.
• Derogatoria de los decretos presidenciales: 616-2838, 616-2838, 1500 y 779.
• Replanteamiento de legislación y de aplicación de la misma en los casos de ley 142 de 1994, ley 1156 de 2007, Estatuto Minero, Ordenamiento de Cuencas.
• Respeto constitucional de la consulta previa y de los derechos especiales de los pueblos indígenas y afrocolombianos en la aplicación de estas leyes y en la formulación de las nuevas.
• El Presidente de la República debe explicar por qué se ignoró completamente la consulta a los pueblos sobre el TLC, realizada por indígenas y sectores sociales, y abrir un debate nacional sobre su conveniencia e inconveniencia, para transmitir sus conclusiones al congreso de los Estados Unidos.
• El presidente de la República debe garantizar el debate nacional y la consulta popular para la firma de tratados con otros países y con la Unión Europea.
5. ACUERDOS INCUMPLIDOS CON ORGANIZACIONES Y MOVILIZACIONES SOCIALES.
• El gobierno nacional debe cumplir de manera inmediata todos los acuerdos firmados entre la organización indígena, así como entre los demás actores sociales y el Estado colombiano. Para que este tema sea operativo, se deben asignar de manera inmediata los recursos necesarios de acuerdo a como lo establecen las comunidades. Para agilizar este tema, las comunidades han definido el método de trabajo que será socializado una vez se instale el debate.
La presente agenda de trabajo será robustecida con las exigencias, propuestas e iniciativas de la población y los sectores que se vayan vinculando a la Minga nacional.
Lo esperamos señor Presidente, su presencia es indelegable.
Atentamente:
Minga de Resistencia Indígena Social y Comunitaria.
Los chamanes (médicos tradicionales indígenas) han dicho que muchos «no van a alcanzar a ver lo que se construyó. Pero también advirtieron: si el pueblo indígena no se manifiesta, sería el acabose. Cumplan el mandato, dijeron. Tendremos que perder a muchos hermanos nuestros, para que nuestros hijos puedan ver este mundo que estamos edificando. La advertencia de los médicos tradicionales es la última palabra. Esto no nos causa miedo, al contrario, nos anima más para salir adelante”, me dijo en la Minga de 2004 Feliciano Valencia, uno de los principales líderes de la Asociación de Cabildos Indígenas del Cauca.
Hay una diferencia importante entre la Minga a Cali de ese año, y la de ahora. La de hace cuatro años estaba dirigida a la gente. La Minga de 2008 está dirigida al presidente,quien aceptó reunirse mañana con los manifestantes.
INDIGENAS-COLOMBIA: Cien kilómetros de un largo camino
Por Constanza Vieira, enviada especial
CALI, Colombia, 18 sep (IPS) – El cansancio de los caminantes era visible este sábado, quinto día de la mayor movilización del movimiento indígena colombiano, cuando una masa humana se tomó la Plazoleta de San Francisco, corazón de esta capital del sudoccidental departamento del Valle del Cauca. Ir al artículo
COLOMBIA Multitudinario congreso indígena en el camino
por Constanza Vieira
BOGOTA, 15 sep (IPS) Una bicicleta tándem dotada de un transmisor móvil va de una punta a la otra de la marcha de protesta indígena de Colombia, que ya reúne a 50.000 personas sobre la ruta Panamericana con la meta de llegar este jueves a la sudoccidental ciudad de Cali, tras recorrer más de 100 kilómetros.
La misión de «La Radiocicleta», como la llaman, es transmitir lo que ocurre en esta movilización, a la que sus organizadores han dado forma de congreso, a través de una señal que enlaza con Radio Payumat («Pido permiso para entrar»), una pequeña emisora indígena en lengua nasa y español desde Santander de Quilichao, en el departamento del Cauca.
Este particular congreso itinerante, convocado por el pueblo nasa contra la propuesta de reforma constitucional para imponer la reelección del presidente Alvaro Uribe y en rechazo de acuerdos de libre comercio en negociación, se compone de indígenas, de comunidades negras, campesinos y sindicalistas que transitan a pie y en camiones.
En cada localidad por las que pasa, el congreso se detiene a sesionar. Esta marcha iniciada el martes en Santander de Quilichao se ha transformado en la más multitudinaria de la historia del sudoccidental departamento del Cauca, lindante por el sur con Valle del Cauca, con costas sobre el océano Pacífico y hogar original del pueblo nasa.
En apenas 24 horas, esta semana 13 mil personas de toda América Latina enviaron mensajes al presidente Uribe, instándolo a poner fin a la violencia contra los indígenas que protestan, y a sentarse a dialogar con ellos.
La campaña comenzó el lunes en la noche y acompaña virtualmente a la marcha desde entonces. El miércoles en la tarde, el correo electrónico de la presidencia dejó de aceptar mensajes. Quizá, dicen los de Avaaz.org, organizadores de la campaña internacional por Internet, se deba a que el correo de Uribe se saturó.
Con una magnífica nota de Carl Penhault, CNN publicó toda la tarde del miércoles un vídeo tomado por indígenas, que muestra a un francotirador disparando contra la multitud, en el resguardo de La María y desde las filas de la policía antimotines, pero con un uniforme distinto.
Esa misma noche, Uribe interrumpió la programación de todos los canales de televisión.
Reconoció, como un hecho aislado, que ese único uniformado que aparece en el vídeo, y cuyo nombre detalló, sí disparó, pero que no mató a nadie; y volvió a responsabilizar a los indígenas de las tres muertes que han ocurrido entre los manifestantes.
Por explosivos que se les activan a los propios que protestan, según el gobierno. Que muestren las necropsias, contestan los indígenas.
La Autoridad Tradicional, como lo permite la Constitución, ya le aplicó la justicia indígena a un soldado de rasgos aborígenes que se infiltró en la Minga, para “sembrar” en ella una provocación. Fueron nueve latigazos en las pantorrillas y un «refrescamiento», en el que los chamanes nasa, los Teh’Wala, juagan con agua la cabeza y los hombros de quien está siendo «corregido», para que se mejore de los errores.
Uribe cedió a dialogar, pero a medias.
Citó a los indígenas el domingo en la ciudad de Popayán, cuando la Minga (trabajo colectivo para el bien común) iba ya en mitad de camino hacia el norte, hacia la ciudad de Cali. Y citó sólo a sus líderes.
Finalmente, la fortaleza moral de la Minga de la Resistencia Indígena y Popular;
el formidable acompañamiento que le hizo la CUT este jueves, con el paro estatal de 24 horas al que se unieron cortadores de caña, camioneros y estudiantes, entre otros;
esa fiebre de los jóvenes indígenas de andar grabándolo todo en vídeo, conjugada con la sensibilidad y atino del reportero Penhault;
estas firmas a través de Avaaz, 32 más de europarlamentarios en una dura declaración que también se solidariza con la huelga de los cortadores de caña de azúcar, la franca misiva a Uribe del Nobel de Paz Adolfo Pérez Esquivel;
la presión de varios países amigos de la paz de Colombia, encabezados por Suiza, y a los que adhirió la ONU, grupo que convocó a su vez una comisión nacional de buenos componedores, encabezada por el Procurador General de la Nación, Edgardo Maya;
y la labor callada de los tercos de siempre, incluyendo estadounidenses, lograron este jueves empujar a Uribe a que la cita del domingo sea en Cali.
Uribe no consiguió desviar la Minga, ni aislar de su seno a sus líderes, llevándoselos a una oficina o a una base militar en Popayán.
La reunión no será a puerta cerrada, ni sólo con el liderazgo indígena. A ella irán también los cortadores de caña en huelga y muchas otras voces que tienen todas las intenciones de hacerse oír del presidente.
No será éste un consejo comunitario con invitados escogidos por los asesores del mandatario, como los que Uribe realiza ininterrumpidamente todos los sábados desde que se posesionó, en agosto de 2002.
En el sitio de Avaaz.org se muestra este jueves en la noche que, desde que se saturó el correo electrónico de Uribe, más de tres mil personas adicionales lo han instado a negociar. La suma total de personas que le han escrito supera las 16 mil. Esto porque ahora, en la páginade la campaña, se puede suscribir un mensaje colectivo al presidente colombiano. Avaaz.org garantiza que lo hará llegar a su destinatario.
Hoy jueves no hubo violencia en la caminata de la Minga, porque la policía antimotines no se apareció.
La seguridad de la Minga está garantizada por la Guardia Indígena –cuyas únicas armas son bastones de mando adornados con cintas de colores– y por los ojos y oídos de 30 mil personas, que ya han frustrado media docena de montajes que planeaba la fuerza pública, buscando implicar a los indígenas en acciones de fuerza.
Se me ocurre que los mensajes a Uribe deben seguir.Créame, mi lector o lectora, cuando le cuento que son muy poderosasy peligrosas las fuerzas que quisieran violentar la Minga y bloquear la vía a ésta, y a cualquier negociación política que implique conjugar el verbo repartir.
Estamos hablando de que estas miles de voces y firmas se pronuncian por la negociación directa con la población civil, y en torno a las raíces de la guerra.
Del otro lado de la mesa está ese inmenso poder que avasalló a Colombia en los últimos años y que finalmente llegó a la “Casa de Nari”, como cariñosamente le dicen los narcos a la Casa de Nariño, la sede presidencial.
Voilá!, como dicen los franceses. Ahora sí nos vamos entendiendo.
El 23 de enero, la Corte Constitucional tumbó la Ley Forestal. Validó así las demandas interpuestas por indigenistas, ambientalistas y grupos étnicos.
La Ley Forestal, niña mimada del ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias y objeto de entusiasta lobby por parte de madereros estadounidenses aún desde antes de iniciar su trámite hace más de tres años, fue declarada inexequible en su totalidad.
Esta ley fue considerada por comunidades indígenas y negras, así como por ambientalistas, una seria amenaza para el patrimonio natural de Colombia, y para los derechos de los grupos étnicos.
La corte reconoció que el proyecto de ley no fue consultado con las comunidades indígenas y negras, dueños y custodios de unos 30 millones de hectáreas de selvas de Colombia.
Indígenas y negros deben ser consultados sobre las acciones que se pretendan emprender en sus territorios.
La Ley Forestal veía las selvas y bosques andinos de la megabiodiversa Colombia como mercancía y permitía su concesión y explotación, al tiempo que desmontaba toda la legislación construida durante más de tres decenios para regular el manejo y aprovechamiento forestal.
Su aprobación se dio a finales de 2005 y su camino subsiguiente fue tortuoso, como lo muestra esta secuencia:
Néstor Kirchner de Fernández ganó la presidencia hace cuatro años con el 22,4% de la votación. “Tenía más desocupados que votos”, dijo la nueva mandataria argentina sobre su antecesor. Con ese mismo porcentaje, Cristina F. superó a la segunda fuerza en las elecciones que la llevaron a la presidencia.
El lunes, en su posesión, habló sin discurso escrito por asesores. Le lanzó el guante a quien lo quiera o no recoger, y que por allá andaba: al terrorismo se lo combate con derechos humanos.
Esta nota es lo mejor que he leído sobre el discurso de Cristina Fernández y por eso la cuelgo, a riesgo de que me cuelguen por derechos de autor.
Muestra que en Argentina, como en Colombia, también hay de “esos periodistas que dicen ‘de que’ antes de empezar a hablar y que son el azote bruto y fascistoide de nuestras radios”.
¿Habrá también allá quienes dicen al micrófono, sin inmutarse, “dar con la captura de…”, en lugar de “dar captura a”? ¡Y los que dicen “haigan”! En todo caso, “azote bruto y fascistoide”. En eso, Argentina y Colombia también tienen algo en común.
No creo que me salga un texto cauteloso. Algo así como: “Tené cuidado. Al principio siempre seducen. Pero después te desilusionan y quedás pagando”. Miren, si quedo pagando, quedo pagando. No me voy a privar de la sinceridad ni del entusiasmo por eso. A la mañana –ayer– fui al Congreso, tenía mi ubicación en primera galería. La noche anterior había estado en la cena a las delegaciones extranjeras, que fue un elegante minuet de cortesías democráticas. Como había muchos políticos me quedé hablando de cine con Marcelo Piñeyro. Después nos juntamos a los demás. Y había gente de varios colores. Estaba Zannini. Estaba Rosario Lufrano. Morales Solá. De La Nación también Fernando Saguier, con quien hablamos con humor y sinceridad. Andaba por ahí Macri, de quien ese día –domingo– yo había escrito en mi contratapa que había sido el “Isidoro Cañones de los boliches de los noventa”. Embajadores. Presidentes: Evo, Chávez, Bachelet. Lindo ambiente, buen vino, y un discurso de la Presidenta, vestida de negro y con las palabras medidas. Al bajar lo vi a Kirchner. Se alegró de verme. Yo hacía tiempo que no me lo encontraba. Seré indiscreto porque me dijo una joyita. Nadie sabe exactamente qué diablos va a hacer de aquí en más. No sé si será porque soy escritor, pero me larga lo que sigue: “Vas ver que pongo un Café Literario”. Es posible que el señor K carezca de algunas cosas, pero no de humor. ¿O lo habrá dicho en serio?
Pero me desvié: andaba en que el lunes fui al Congreso. Primera galería. Busco una ubicación y nada: una parva de jetoneantes ávidos de ver y ser vistos se había adueñado de todo. Me fui a casa. Me compré un montonazo de esos postrecitos de dulce de leche que me pueden y me siento frente al televisor. Al rato, aparece Cristina Fernández. Jura. Todo bien hasta aquí. Normal, nada del otro mundo. Después se sienta y uno espera lo que ya sabe. Lo que ha visto siempre. El electo saca un montón de papeles y empieza a leer. Uno, en general, sabe que hay varias manos en ese discurso. El especialista de cada área le escribe al nuevo Presi la parte de la que es experto. Después el Presi lee –con anteojos o sin anteojos– y pasa lo de siempre. Alza la voz, a veces demasiado. Y los furcios se alternan con las palabras bien pronunciadas. Aclaremos esto de los furcios. Un furcio es una palabra mal emitida o mal pronunciada o dicha con dificultad, quebrada o vacilante. Los políticos abundan en el arte inhábil de los furcios. El furcio expresa un deficiente uso del lenguaje. Expresa torpeza en el hablar. La torpeza en el hablar expresa una torpeza del pensamiento. Lanusse, por ejemplo, que pretendía “institucionalizar” al país, nunca podía decir la palabra “institucionalización”. Siempre le salía algo diferente. Ese mísero socio de López Rega que gobernó brevemente este país y se llamó Raúl Lastiri decía “ojectivos” cuando quería referirse a los “objetivos de su gobierno”. Menem no cometía furcios. Porque un furcio se comete en un discurso en el que algunas palabras se dicen bien. Pero si todas las palabras se dicen mal no hay furcios. Todo el discurso es un solo furcio. Menem hablaba en la modalidad del furcio. El nuevo gobernador de la culta ciudad de Buenos Aires, de este orgulloso centro urbano, no sólo leyó esforzadamente su discurso, sino que se mandó un par de furcios escalofríantes.
Usar la palabra es usar la inteligencia. Cristina F no leyó. Miró a todos, a todos los que estaban en la sala del Congreso y empezó a hablar con una seguridad apabullante. Sobre todo para esos grandes machos que la habían precedido en el puesto, vacilantes, levantando apenas la mirada de los papeles, dando la clara muestra de estar diciendo ideas que les habían dictado. Las ideas que venían a cumplir. Tampoco Cristina F dio –por medio de su uso de la palabra– la imagen de algún célebre “Guitarrero” del pasado. Ricardo Balbín podía hablar horas y no necesitaba leer. Pero le faltaba concisión y apelaba a giros y metáforas de cuarta o quinta categoría. No usaba la palabra, la “charlataneaba”. Le quitaba rigor. Cristina F habló con precisión. Se adueñó de la palabra para expresar sus ideas. ¿Quién podría dudar de que fueron suyas? Una mujer, señores. Qué lección. A su lado, ayer, todos los hombres palidecieron. Abran paso, para bien del mundo: se vienen las minas. Cristina F exhibió una condensación conceptual que dio poder a lo que dijo. Por ejemplo: “No vine para ser la gendarme de la rentabilidad de los empresarios”. Por ejemplo: “No se lucha contra el terrorismo violando los derechos humanos. Al contrario, se lo fortalece”. Por ejemplo: “Sé que todo me va a ser doblemente difícil: porque soy mujer”. O también: “Nuestra tarea no va a estar terminada mientras exista un pobre en la Argentina”.
Hablar sin leer no es improvisar, como ya andan diciendo algunos de esos periodistas que dicen “de que” antes de empezar a hablar y que son el azote bruto y fascistoide de nuestras radios. Hablar sin leer es saber tenazmente lo que uno quiere decir. Saberlo porque se lo ha pensado mucho. Quienes son o han sido mis alumnos saben que eso es exactamente lo que hago en mis clases. No es por arrogancia. Es porque no someterse a la estructura dada de un texto escrito le permite a uno la creatividad pura en el momento exacto, preciso en el que habla. Cuando uno no lee uno mismo puede sorprenderse de lo que encuentra. Se puede usar una base, un esquema de diez o quince palabras-clave. Creo que Cristina F usó algo así. Pero tener en un pequeño papel sobre el escritorio la anotación: “derechos humanos y terrorismo” es sólo el disparador para la creatividad. O es ubicar ese tema en el orden del discurso. A partir de esa escueta anotación hay que hacer uso del lenguaje. Apropiarse de él. Y por su mediación exponer las ideas que uno quiere trasmitir. Cristina F no se quedó ni con una en su bolsillo. Tampoco fue la fría precisión, la inteligencia que se goza a sí misma y busca someter a los otros, deslumbrándolos. No, también se permitió la emoción. Y hasta casi el descontrol. Fue cuando recordó a Eva. A quien nombró así, Eva. Tan inusualmente. No Evita, Eva. Y dijo que era ella la que debió estar ahí, “donde ahora estoy yo”. Y después habló de su militancia joven, y de las Madres y de los juicios a los genocidas.
Pero usar tan brillantemente, con tanta exactitud y minuciocidad la palabra tiene un riesgo. O, sin duda, una enorme responsabilidad. A esa palabra tan corajudamente usada no podemos sino (nosotros, que la escuchamos) tomarla. Porque la palabra se usa y la palabra se toma. Cristina F: le tomamos la palabra. Hoy, convencidos por tanta inteligencia y pasión, le creemos. Pero quedamos a la espera. No la espera fácil de sentarnos a esperar que usted se la juegue sola y cumpla. Se tratará de una espera esperanzada y militante. Porque nosotros también (y muchos más como nosotros, muchos otros argentinos que no son materia dócil de las usinas de la charlatanería estiercolera y cretinoide, sino que piensan por sí mismos y tienen todavía valores morales y utopías locas) creemos que al terrorismo se lo combate con los derechos humanos. A la delincuencia con el trabajo y la inclusión. A los empresarios bajándoles sus rentabilidades opulentas para poder hacer barrios en los arrabales, escuelas. Nosotros –sobre todo esto Cristina F– también creemos que mientras exista un pobre, un marginado, un excluido, este no será un país justo. Y porque creemos esto es que le tomamos la palabra. A usted, que tan bien la usó, se la tomamos para que la cumpla. Y si la cumple, vamos a estar ahí. Como muchos otros. Que hoy le creyeron y quieren (y acaso necesitan como el pan de cada día) seguir creyéndole.
Día Nacional de la Biodiversidad, 11 de septiembre – El cultivo de palma africana no es malo en si mismo. El problema es que a la palma se la maneje como monocultivo extensivo. Esto es aún más torpe si el monocultivo se impone en la región de más alta biodiversidad del mundo, el Chocó, al noroccidente de Colombia, frontera con Panamá.
En el Chocó, la palma ha avanzado de norte a sur en la región del gran río Atrato. Y concretamente en los territorios colectivos de Curbaradó y Jiguamiandó, lo ha hechosembrando la muerte.
He aquí el balance:
113 asesinatos documentados por la organización colombiana Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y Christian Aid, Amnistía Internacional, varias iglesias de Estados Unidos y Ecologistas en Acción, entre otras organizaciones acompañantes, han ocurrido en las cuencas de los ríos Curbaradó y su vecino Jiguamiandó, a manos de paramilitares que trabajan con las compañías palmicultoras.
Los grupos paramilitares han operado con el apoyo de la Brigada 17 del ejército colombiano, según organismos de derechos humanos.
Más de 13 desplazamientos masivos por operaciones militares y paramilitares.
Operaciones psicológicas para que los nativos renuncien en sus derechos a la restitución a la propiedad. Explotación laboral. Destrucción ambiental.
¿Cosa del pasado?
Quizá lo entendieron así los pobladores de Caño Manso, que regresaron a su territorio luego de 10 años de desplazamiento por una campaña de violencia, desplazamientos forzados y masacres iniciada en 1996.
Se devolvieron para afirmar su derecho a esa tierra, a la alimentación y al medio ambiente, conformaron Zonas Humanitarias para vivir y Zonas de Biodiversidad para proteger el medioambiente.
Pero encontraron que gran parte de su territorio está sembrado de palma africana, sin su consentimiento y a pesar de que detentan los títulos legales.
Además, fueron intimidados y amenazados por quienes se han apropiado ilegalmente de las tierras para el agronegocio.
A pesar de la desmovilización parcial negociada con el gobierno, en la región continúan las operaciones paramilitares, ahora bajo el nombre de “Águilas Negras”. La política gubernamental de persecución a estas estructuras no parece quitarles el sueño.
Después de más de siete años de negligencia e inoperancia, hoy existe un compromiso legal por parte del gobierno para restituir la propiedad colectiva e individual de las gentes de Curbaradó -mestizos, negros e indígenas- a más tardar el 15 de octubre.
Sin embargo, ese compromiso en Derecho tampoco parece quitarles el sueño a las empresas agroindustriales, que continúan su actividad. La producción aumenta.
En las selvas del Chocó, que están siendo destruidas por la expansión de las plantaciones de palma africana, conviven entre siete mil y ocho mil especies, incluyendo dos mil especies de plantas endémicas y 100 especies de pájaros, también endémicas. Aún antes de la expansión de los cultivos de palma aceitera, 66% de esta selva había sido destruida.
El gobierno colombiano está impulsando los biocombustibles con el argumento de desarrollar de manera sostenible el país, y buscar soluciones al cambio climático
En el departamento del Meta, Colombia, territorio donde se encuentra Vistahermosa, en cercanías de la Serranía de La Macarena y escenario el 27 de diciembre del peor revés militar para el gobierno de Álvaro Uribe en su guerra contra las FARC, se inició el 19 de enero la operación de erradicación manual de cultivos de coca más grande emprendida por gobierno alguno en el país andino.
Ha sido bienvenida, en principio, por muchos ambientalistas, la decisión de erradicar manualmente unos cultivos que suelen destruir sin miramientos las selvas colombianas, entre las más valiosas del planeta.
Subsiste eso sí el temor de que, si la operación Macarena resulta costosa en términos de enfrentamientos bélicos, el gobierno considere que tiene visa para fumigar con una mezcla potenciada del herbicida glifosato este parque nacional natural que contiene especies genéticas únicas en el planeta.
En qué consiste el tesoro de La Macarena
Los geólogos creen que la actual Suramérica fue la primera gran masa de tierra que se desprendió de Gondwana, el gran continente único original. Por eso sus especies de flora y fauna están entre las más primitivas del planeta.
Muchísimo tiempo después se desprendió la actual Norteamérica. Y hace poco, unos tres y medio millones de años, estas dos partes se juntaron, dando lugar a un intenso intercambio de especies.
El punto de encuentro se llamaría Colombia. Su selva del Darién, en el Chocó, en la hoy frontera con Panamá, es considerada internacionalmente por científicos la selva más biodiversa del planeta y también es escenario de la guerra civil originada a mediados de los 40, con breves años de treguas.
La Macarena, una mole selvática de 690.000 hectáreas, es una suerte de Arca de Noé. Más antigua que Los Andes, existía ya en épocas geológicas cuando la mayor parte de la América estaba bajo el agua y sirvió de refugio para miles de especies.
Se cree que La Macarena es uno de los «escombros» de Gondwana. Se la considera un banco genético único en el mundo. Allí se encuentran hoy plantas y animales en condiciones primigenias y, según los biólogos, inclusive hay especies que aún no han emprendido la dispersión genética. Las FARC en su casa
La Macarena es bordeada por el Norte por el río Güéjar, y por el Sur, por el Guayabero. Ambos fluyen hacia la Orinoquia, en el oriente. El Guayabero, que brota en la vecina Cordillera Oriental de los Andes, marca en la historia colombiana uno de los cuatro lugares que fueron cuna de las FARC en 1964. Los otros fueron Marquetalia, Riochiquito y El Pato, más al sur sobre distintos puntos de la cordillera.
La Macarena y sus alrededores están sembrados de anillos de seguridad que resguardan desde hace decenios a la alta dirigencia de las FARC. Aquí la guerrilla literalmente está en su casa.
El arma que usa la guerrilla para asegurar su territorio son las minas antipersonal made in las montañas de Colombia y otras trampas explosivas prohibidas por tratados internacionales: la amenaza más temida por la fuerza pública y que más bajas le causa, y la más barata para la guerrilla.
Más del 60 por ciento del territorio de Colombia ha reportado incidentes con minas, que también son usadas para proteger los alrededores de las bases militares, con la debida señalización, así como por otros grupos guerrilleros surgidos también en los años sesenta y por los paramilitares, que entraron en escena en 1982.
La droga, combustible de la guerra colombiana
La operación sobre La Macarena, que llevan a cabo 930 contratistas erradicadores de arbustos de coca, es escoltada por 1.500 policías y 6.000 soldados contraguerrilla, apoyados desde el aire por 15 helicópteros de combate Black Hawk estadounidenses y un «avión fantasma», de teledetección de objetivos y espionaje electrónico.
Desde esta nave la avanzada se coordina en inglés: en Colombia hay centenares de asesores militares estadounidenses dedicados a la guerra de contrainsurgencia a través del Plan Colombia y su fase abiertamente militar, el Plan Patriota, ambos financiados por Estados Unidos.
Con semejante respuesta al ataque de Vista Hermosa, el gobierno pretende reforzar el mensaje en el sentido de que esa insurgencia de origen campesino no es más que una organización narcotraficante.
Pero la compra-venta de droga en los amplios territorios dominados por las FARC, que son al mismo tiempo regiones abandonadas por el estado, está lejos de ser el único ingreso de la guerrilla, en primer lugar.
En segundo, la droga ilegal no financia únicamente a la guerrilla: en la cúpula paramilitar, con la cual el gobierno Uribe mantiene negociaciones secretas que parecen apuntar a su inserción en la vida económica legal, tienen asiento varios de los más reconocidos narcotraficantes, probablemente algunos de los hombres más ricos de Colombia.
En ese marco, el Estado colombiano parece beneficiarse últimamente otra vez de una masiva legalización de capitales narco de tal magnitud, que se refleja en las rutilantes cifras económicas de 2005, sobre todo del segundo semestre.
Con ello queda dicho que el narcotráfico es el combustible estratégico de la guerra colombiana para TODAS las partes.
Interrogante Uno: Por qué no la erradicación concertada
Ante la operación Macarena surgen varios interrogantes:
Uno, por qué la erradicación manual no se adelanta de manera concertada con la comunidad local. La Asociación de Juntas de Acción Comunal del río Güéjar ha mostrado públicamente en el pasado su disposición de sustituir los cultivos siempre y cuando cuente con soluciones lógicas y sostenibles respaldadas por el Estado.
Un abordaje concertado para la erradicación requiere una acción coordinada y sostenible de muchas entidades públicas, una infraestructura estatal que refleje una verdadera política permanente para dar soluciones de fondo a los productores de la materia prima de la cocaína y -en otras regiones- de la heroína.
Esa política de erradicación no es que no resulte costosa, pero les daría sustento permanente legal a los pobladores.
En contraste, hasta ahora nadie parece preguntarse cuántos dólares les está costando a los ciudadanos estadounidenses la operación militar sobre La Macarena, parte del Plan Patriota y del Plan Colombia financiados por los contribuyentes del primer consumidor mundial de cocaína.
Una «conquista» fracasada
Una respuesta a por qué no se recurre a la erradicación concertada es que el gobierno no ha podido «conquistar la mente y el corazón» de los habitantes de La Macarena y sus inmediaciones.
Por lo menos desde la muerte del Ché Guevara en las selvas bolivianas, donde su pequeño grupo fue delatado por los propios lugareños, que vieron con desconfianza en su vecindario deambular a unos extranjeros barbudos y armados, estaba claro que la guerrilla no sobrevive si no tiene apoyo de la población: es el secreto de que se mueva como pez en el agua.
Se podría decir que el presidente Uribe inauguró su Política de Seguridad Democrática en Vista Hermosa, cuando recién posesionado ofreció a sus habitantes ingentes millones de pesos a cambio de que estos entregaran a los miembros de la cúpula de las FARC o a los jefes de sus 105 frentes a las autoridades. El paquete que se ofrece, entratanto también en otras regiones, incluye traslado, cambio de identidad y visa estadounidense.
Gente de la región dice en este enero de 2006 que el gobierno, en más de 40 años, apenas hasta ahora se aparece -pero para la guerra.
El objetivo de la operación Macarena es el mismo del Plan Colombia y el Plan Patriota. No tanto combatir a la guerrilla, como «quitarle el agua al pez».
La vía en La Macarena -y en otros lugares- es atacar los cultivos de coca que, por el contrario, sí parecen ser el principal ingreso para los pobladores de la región, que el gobierno supone son base de apoyo de la guerrilla. Al eliminar su fuente de sustento la población tendrá que irse. La que no lo haga se volverá contra la guerrilla, o bien es su base de apoyo y se la podría perseguir lícitamente, sería el cálculo del gobierno.
Al mismo tiempo, habrá redadas. En su respuesta al ataque de Vista Hermosa el presidente Uribe advirtió: «Emprenderemos una tarea de captura de milicianos en toda esta área: Vista Hermosa, Uribe, El Castillo, Lejanías, los municipios vecinos porque hemos encontrado que hay mucha milicia urbana acompañando a estos terroristas», refiriéndose a la red de apoyo logístico de la guerrilla.
¿Qué entenderán las fuerzas militares por ‘miliciano’? Más de 50 pobladores de Cartagena del Chairá, sobre el río Caguán, al sur del país y también en zona de operaciones del Plan Patriota, salieron de la cárcel este enero tras 2 años y medio de prisión. Estaban acusados de rebelión, y muchos de ellos, de ser milicianos. Fueron liberados por falta de pruebas y ahora iniciarán demandas contra el Estado.
Interrogante Dos: ¿Lluvia de plomo o calma chicha?
El segundo interrogante es si habrá enfrentamientos en la región, que vayan más allá que los combates reportados en la segunda semana de enero. Ante la operación Macarena ¿la guerrilla responderá defendiendo ese territorio, en el que sus fundadores están desde finales de los años 50?
Ante la superioridad militar del contrincante, ¿la guerrilla decidirá mimetizarse y no emprender ningún ataque contra la fuerza pública?
El tema entusiasmará a los teóricos del conflicto, que discuten si la guerra en Colombia es «de guerrillas», «de movimientos» o «de posiciones».
La guerra de guerrillas es tan vieja como la historia de la guerra. La hicieron los indígenas contra los españoles: hostigar y huir.
En la guerra de movimientos, una fuerza militar logra concentrar una gran cantidad de efectivos para acertar golpes al «enemigo», como les gusta decir a los conocedores de la vida armada. Aunque no logre control territorial, avanza hacia tenerlo, en términos estratégicos, según los entendidos.
Es lo que se vio en Colombia al menos en cuatro grandes ataques de la guerrilla durante 2005 en puntos diferentes de la geografía, que rememoraron golpes anonadantes de las FARC durante el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998).
La guerra de posiciones ocurre cuando una fuerza militar logra mantener un control territorial.
En el ataque en Vista Hermosa contra el ejército, éste se hallaba en un territorio controlado por la guerrilla. Esta atacó, por medio de al menos 300 hombres, a un pelotón de 90 soldados élite. 29 murieron. El ejército informó de sólo seis heridos, pero parece que éstos fueron 24, según la agencia Colprensa. Eso quiere decir que el resto de sobrevivientes tuvo que dedicarse a salvar a los heridos: en otras palabras, el pelotón militar quedó totalmente «neutralizado». La aviación llegó tres horas después de la tragedia que se suma a la enlutada historia de Colombia.
El general ( r) Fernando Tapias opinó en la revista Semana, edición de enero 16 a 23: «Lo que no puede la fuerza del estado es dejarse aferrar al terreno. La guerrilla no defiende ningún territorio. Si lo hiciera, ya habría desaparecido, porque para el estado es muy fácil reducirla. La guerrilla es nómada por definición. Una operación militar debe cumplir entonces el propósito inicial y no aferrarse al terreno. No cometer el error de los norteamericanos en Vietnam».
El general Tapias fue quien reveló que los ataques de las FARC en masas muy grandes de combatientes durante la presidencia de Samper, llevaron al gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) a plantear un compás de espera mediante los diálogos en la zona desmilitarizada de 42 mil kilómetros en el Caguán, mientras se gestionaban en el congreso estadounidense los fondos del Plan Colombia.
Al iniciarse ese gobierno, el entonces ministro de Defensa presentó en noviembre de 1998 un plan de reestructuración de las fuerzas militares cuya implementación necesitaría tres años. Los primeros helicópteros del Plan Colombia llegaron al país también tres años después, en enero de 2002, así como el primer avión fantasma, y en pocas semanas se rompieron definitivamente los diálogos del Caguán, que duraron lo que estaba previsto: tres años.
Dice Tapias a Semana sobre la guerra de movimientos durante el gobierno Samper: «neutralizamos eso por aire, con los aviones fantasma y los helicópteros artillados». Pero las FARC siguieron teniendo control sobre grandes extensiones, aunque más resguardadas.
Ante la guerra total decretada por Uribe, pero cuyas condiciones materiales se deben a Pastrana, el comandante de las FARC, Manuel Marulanda, probablemente el guerrillero más viejo del mundo, decretó repliegue.
El tal repliegue fue como una calma chicha que duró dos años. La guerrilla se esfumó. A principios de 2005, las FARC parecieron comenzar a desperezarse.
Según el portavoz del Movimiento Bolivariano, de civiles cercanos a la guerrilla comunista, hoy las FARC «están en capacidad de pasar, en menos de tres horas, de un alto número de hombres a comandos de cinco y al revés, y no son detectados».
O dicho por el general Tapias: «Ahora la guerrilla se divide en pequeños grupos y no se deja localizar, y sólo asesta golpes cuando está el objetivo desprotegido o se ha rutinizado. La guerrilla analiza las respuestas del Estado y se acomoda. Se acostumbró al concepto de las fuerzas de despliegue rápido, de unidades móviles, del apoyo aéreo», que fueron previstas en el diseño durante el gobierno Pastrana.
O sea que la guerrilla se adapta, como el agua. Por el tipo de ataques que protagonizó en 2005, parece aplicar al mismo tiempo la guerra de guerrillas y de movimientos, mientras en algunas regiones mantiene control territorial.
Interrogante Tres: Ojo a la «reubicación» de la población
Según el general Jorge Daniel Castro, comandante de la Policía, dentro de seis meses ya no habrá más plantas de coca en La Macarena. El gobierno se propone, para entonces, tener diseñado ya un plan de «reubicación» de cinco mil familias que vivan hace más de tres años en la zona.
Surge el tercer interrogante: cómo será esa «reubicación», si a las buenas (concertada), a las malas (trasteando a la gente en aviones, como ocurrió ya a comienzos del Plan Patriota en 2003 en el Guaviare en un episodio que la opinión pública no conoce), o a las peores, es decir, recurriendo a masacres y asesinatos selectivos escudándose en supuestos o reales grupos paramilitares, acciones que ya empezaron en la zona circundante a La Macarena.
En la última semana de enero, enviados de las Juntas de Acción Comunal del río Güéjar presentarán en Bogotá su propuesta de 14 puntos para sustituir la economía de la coca. No es la primera vez que lo harán. La alternativa comunitaria hasta ahora ha sido ignorada por los medios colombianos. Veremos si ahora sí les paran bolas.++++
Nada de lo colombiano ha sido ajeno en el trabajo de Constanza Vieira para
la agencia de noticias IPS. Desde las cuatro décadas de guerra civil
y la
acción de sus múltiples bandos armados (guerrillas, ejército,
paramilitares,
narcos), pasando por el acuerdo humanitario que libere a rehenes y
prisioneros, el drama de los desplazados y las comunidades indígenas,
el
ambiente, el proceso político legal, la relación con países
vecinos, la
cultura. Todo eso, y más, está presente en el blog personal
de esta
periodista que también trabajó para Deutschlandfunk, Deutsche
Welle, Water
Report del Financial Times, National Public Radio y la revista colombiana
Semana, entre otros medios.