El Referendo por el Agua, que yo firmé luego de leer con muchísima atención tanto su contenido como su redacción, fue alterado y mutilado de tal forma por la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, que no lo reconozco. Mi lector o lectora puede ver debajo toooodo lo que cambió.
El 29 de septiembre, la Registraduría Nacional del Estado Civil (organización electoral) acreditó 2’039.812 firmas válidas en respaldo al Referendo por el Agua, promovido por el Comité en Defensa del Agua y de la Vida, una reunión variopinta de ecologistas, indígenas, comunidades negras, organizaciones de usuarios, sindicalistas, campesinos, líderes sociales, vocales de control de los servicios públicos, académicos, estudiantes y ciudadanos del común.
El objetivo: prohibir, por constitución, la privatización del agua, y la depredación de ese recurso natural que constituye el principio de la vida en el atribulado planeta Tierra.
«El agua es un bien común y público», «El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental», «El servicio de acueducto y alcantarillado será prestado en forma directa e indelegable por el Estado o por comunidades organizadas», «Se respetará una franja de protección de los ríos, cauces y humedales. Las aguas que discurren o se encuentren en territorios indígenas o en los territorios colectivos de las comunidades negras son parte integrante de los mismos. Se garantizará además el valor cultural del agua como elemento sagrado en la cosmovisión de los grupos étnicos», «Los ecosistemas esenciales para el ciclo del agua deben gozar de especial protección por parte del Estado y se destinarán prioritariamente para garantizar el funcionamiento de dicho ciclo», decía el texto del referendo firmado por más de dos millones.
El correspondiente proyecto de ley de iniciativa popular que convoca al referendo fue presentado al parlamento el 14 de octubre, a través del secretario general de la Cámara de Representantes. El trámite debía enfrentar cuatro debates, después de los cuales el parlamento debía expedir una ley convocando al referendo, al tiempo que la Registraduría debía definir una fecha para su realización.
Pero se atravesó el presidente Álvaro Uribe, fervoroso privatizador e interesado personalmente en que los textos de los referendos de origen popular que buscan reformar la Constitución puedan ser alterados por el parlamento.
Aunque ninguna norma lo dice ni explícita ni implícitamente, Uribe consideró que el parlamento sí puede «modular», es decir cambiar los textos ya firmados por la ciudadanía. Y así lo impuso a través de sus mayorías parlamentarias, mayorías que por cierto bordean la ilegitimidad, debido a los procesos por la «parapolítica».
Un afán de Uribe es que le ha ido mal con el movimiento ambientalista.
En alianza con otros sectores, sobre todo indígenas y negros, los ambientalistas le derrotaron su ecocida proyecto de Ley Forestal, lograron congelar su privatizadora Ley del Agua y su depredadora Ley de Páramos.
Por si fuera poco, a iniciativa de defensores de derechos humanos, en marzo le tumbaron por inconstitucional la Ley Rural, que buscaba desconocer la autonomía territorial de indígenas y comunidades negras y legitimar la apropiación violenta de millones de hectáreas de tierras de los desplazados.
Pero el principal afán de Uribe reside en que el referendo en torno a su propia reelección, que avanza también en el parlamento, quedó mal redactado y, si el texto no se «modula» en el parlamento, el actual presidente sólo podría presentarse a elecciones nuevamente en 2014 y no en 2010, como sería su ambición.
Escribe en su editorial del 24 de abril el diario conservador El Nuevo Siglo: «Los Referendos, al igual que los tratados internacionales, sólo pueden ser aprobados o improbados en su conjunto por el Congreso. Sería un galimatías que el pueblo, que es el directo jefe de los parlamentarios, quedara subyugado por sus subordinados.»
El Nuevo Siglo advierte que «incidir en el texto proveniente del pueblo es bordear el prevaricato», y habla de extralimitación de funciones. «No hay, pues, debate de ninguna índole al respecto: en la Constitución, ni en las leyes, el Congreso está autorizado para modificar los Referendos de iniciativa popular. Y como lo están haciendo a sabiendas de que no lo pueden hacer, se están enfrentando, evidentemente, a la posibilidad de ser denunciados ante la Corte Suprema de Justicia».
Si cambian tanto un texto que yo firmé, pues que le quiten mi firma. Si a pesar de todo sacan adelante ese nuevo texto espurio y convocan al referendo para aplicarse a sus inconfesables negocios que tienen previstos con el agua, pues el día de la votación me abstendré.
Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano, radicado en Francia. Sus artículos y libros parecen causar temor a las autoridades estadounidenses: toda una invitación para leer sistemáticamente, en adelante, a Calvo Ospina.
Calvo Ospina trabaja en «Le Dipló», como se conoce a Le Monde Diplomatique, publicación mensual francesa con ediciones en francés, alemán, inglés, árabe, armenio, búlgaro, chino (edición electrónica), coreano, croata, farsi, finlandés, griego, italiano, japonés, noruego, polaco, portugués, rumano, ruso (edición electrónica), serbio, eslovaco, esloveno, suedois, checo, turco, y que se imprime en ediciones en español en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Puerto Rico, España, México, Perú y Venezuela.
El periodista relató lo que le ocurrió al vuelo 438 de Air France el pasado 18 de abril, cuando las autoridades estadounidenses hicieron desviar el avión debido a… su presencia a bordo.
Unos aburridos funcionarios franceses tuvieron que seguir en contra de Calvo, y casi entre bostezos, los protocolos de seguridad impuestos por George W. Bush en la «guerra contra el terrorismo». «¿Sabe usar armas?», le preguntaron. «Mi única arma es escribir», contestó el periodista.
El día en que a Air France se le prohibió sobrevolar Estados Unidos
por Hernando Calvo Ospina
El vuelo de Air France, numero 438, proveniente de Paris, debía aterrizar en ciudad de México hacia las 18h de este sábado 18 de abril.
Faltarían unas cinco horas para llegar a su destino, cuando la voz del capitán anuncia que las autoridades estadounidenses desautorizaban el paso de la nave sobre ese país.
El motivo: entre los pasajeros que colmábamos el avión viajaba una persona que no era bienvenida por motivos de seguridad nacional.
Pocos minutos después, la misma voz señala a los sorprendidos viajeros que nos debíamos dirigir a Fort de France, Martinica, porque el giro que tendría que tomar el avión para llegar a su destino era muy largo y el carburante no alcanzaría.
La escala en ese territorio francés del Caribe, sería sólo para reabastecer de combustible a la nave.
El cansancio era uno de los temas entre nosotros. Pero el central era, en voz baja, quién podría ser el pasajero «terrorista», pues si los «gringos» dicen eso «es porque debe de ser terrorista».
Revisando a los que estábamos en esa última sección del avión, dos pasajeros confirmaron que ahí no podría estar porque «ninguno tiene cara de musulmán».
De nuevo en el aire, y preparándonos para otras cuatro horas de viaje, llegó hasta mí quien se identificó como el copiloto. Como tratando de ser discreto me preguntó si yo era el «señor Calvo Ospina».
Le dije que sí.
«El capitán quiere dormir, por eso vine yo».
Y me invitó a que lo acompañara hasta la parte trasera del avión.
Y es ahí cuando me dice que soy el «responsable» del desvío de la nave. Quedé atónito.
Mi primera reacción fue preguntarle: «¿usted cree que soy terrorista?»
Me dijo que no, que por eso me estaba avisando. Y también me aseguró que lo extraño es que era la primera vez que esto le pasaba a un avión de AF.
Ya poco antes de llegar a Martinica, una de las azafatas me había asegurado que en once años de trabajo nunca le había ocurrido algo parecido.
El copiloto, por último, en esa breve conversación me pidió de no decirle a nadie, incluido al resto de tripulación. Le aseguré que no tenía la mínima intención de hacerlo.
Volví a mi asiento. Y quizás por nervios o realidad, empecé a notar que la tripulación pasaba más de seguido, reparándome con curiosidad.
Al aterrizar, y sin aun haber llegado al edificio del aeropuerto, una voz femenina pedía que el «señor Calvo Ospina» se presentara a un miembro de la tripulación apenas el avión se detuviera.
Así lo hice. El joven tomó el teléfono interno y llamó a alguien. Al colgar me dijo que no, que ya no me necesitaban, que podía bajar. Me dijo que sabía de mi problema y que me deseaba suerte.
En un instante, en dos pedazos de papel que arranqué de un periódico, escribí el teléfono de mi casa y los entregué a dos personas con quienes había charlado en el avión, diciéndoles que yo era el del «problema». Me aseguraron que llamarían (no lo hicieron o no entendieron mis números)
Pocos metros después de salir del avión, justo a la entrada del edificio, nos esperaban varios agentes de civil pidiendo documentos. Yo ya empezaba a sentir que la garganta se me secaba debido a los nervios. Presenté mi pasaporte, y me dejaron pasar.
Mientras hacía fila para pasar migración me di cuenta que varios hombres buscaban a alguien. Ellos estaban situados atrás de un ventanal, de vidrios transparentes, que estaba a pocos pasos de los agentes de migración, aunque a buena altura para divisar.
La fila fue lentísima. Iba, sin alternativa, para donde yo presentía que me esperaba lo peor. Pero ¿qué podía hacer ante ello? El escándalo de un hombre señalado como presunto «terrorista» por Estados Unidos no tendría mucha oportunidad de levantar la mínima solidaridad. Debía seguir: Nada debía, y sigo sin deber, ante mi conciencia.
Entonces noté que los tres o cuatro hombres que estaban atrás de ese ventanal me habían identificado. Observaban la pantalla de un computador y me miraban. Yo me hacía el indiferente.
Quien me pareció el jefe (y lo era), bajó para decir a los agentes de migración algo sobre mí. Por más que él disimulaba era imposible que no me diera cuenta, en especial cuando sabía que yo era el «culpable». Y los de migración, uno a uno, levantaban los ojos para encontrarse con los míos, pues ya no quería esconder que sabía que era yo a quien esperaban.
Llegó mi turno. Saludé amablemente al hombre, y de la misma manera me respondió. Miró al computador, escribió algo y me dijo que esperara un momento, que necesitaba una “precisión” de mi pasaporte. Me pidió que lo siguiera. Así hice. Y me hizo entrar a una sala que estaba a un lado de aquella del vidrio. Un agente en uniforme estaba sentado escribiendo algo a su entrada. Apenas deposité mis dos maletines de mano, le dije que quería ir al baño. Me indicó dónde estaba. Pasé por dos grandes salones semi oscuros, notando que en cada uno había dos personas durmiendo en el piso en colchonetas. El baño estaba sin luz. Oriné sin importar si lo hacia por fuera de la taza: no veía nada.
Volví y me senté en una de las sillas. Busqué un libro mostrando tranquilidad, pero la garganta seguía seca. Pocos minutos después llegó el mismo hombre que más había visto buscándome desde el ventanal. Me pidió que lo siguiera en tono muy amable. Y entramos a la sala del ventanal.
Él se hizo atrás del escritorio, y me pidió sentarme en una de las dos sillas. Me senté y ahí me di cuenta de que otro hombre estaba atrás de mí, a mi izquierda y de pie. Una joven revisaba una computadora y documentos, alejada de lo nuestro.
Lo primero que me dijo el hombre es que no debía de estar preocupado, que solo querían tener algunas precisiones. Porque «cinco puntos de información», bases de datos, habían lanzado algunas informaciones sobre mí, y me lo mostró. Que necesitaban «simplemente» hacer un «resumen». En ese paquete que me mostró podía haber unas doscientas hojas, amontonadas en unos cinco grupos grapados.
Me calmé, se me olvidó la sequedad de la garganta. Y les dije: «pregunten lo que quieran, no tengo nada que esconder».
Me repitió que eran cosas simples, y breves, que después podría irme. Conociendo a la policía, tuve mis dudas.
Le pregunté que si en esa cantidad de hojas decía que yo era culpable de algo. El hombre que estaba de pie habló para responder que en verdad yo estaba ahí por pedido de las autoridades estadounidenses. Que yo debía de saber que después del 11 de septiembre (2002), los estadounidenses les habían aumentado el trabajo de «colaboración».
En ese momento les pregunté: «¿entonces soy yo el culpable del desvío del avión?»
Me dijeron que no, que ellos tenían entendido que ese desvío había sido una simple escala técnica.
Les dije que ellos sabían que no era así. Que el capitán del avión nos había dicho a todos los pasajeros que era por un pasajero.
Se sonrieron, se miraron y volvieron a las preguntas
Preguntaron mi nombre, fecha de nacimiento, lugar de residencia, etc. Nada de trascendental, o que no estuviera en mis documentos.
El oficial sentado me repetía que en pocos minutos podría irme sin problema
Las preguntas más «destacadas» fueron las que hizo el hombre que estaba de pie:
– «¿Es católico?», le respondí que no, pero que tampoco era musulmán, sabiendo lo «determinantemente peligrosa» en que se ha convertido esta creencia religiosa para ciertas policías.
– «¿Sabe usar armas?» Le respondí que la única vez que tuve una en mis manos estaba muy joven, y había sido una escopeta de caza que me tumbó al dispararla. Que ni siquiera había ido al servicio militar. Les precisé que mi «única arma era escribir, en especial para denunciar al gobierno estadounidense al que yo consideraba terrorista».
Se miraron, y el hombre que estaba sentado dijo algo que yo ya sabía: «esa arma a veces es peor que los fusiles y las bombas».
Me preguntaron el por qué iba a Nicaragua (al día siguiente) y expliqué que debía realizar un reportaje para Le Monde Diplomatique. Me preguntaron por mi dirección personal, así como los teléfonos de casa y celular, los que di sin la mínima duda.
Me preguntaron si tenía hijos. Respondí que una jovencita y un niño. Y el hombre que estaba de pie, que se había sentado a mi lado, me dijo con mucha calma, como todas sus frases: «qué bien que haya logrado la parejita. Eso es muy lindo» Y me pareció hasta honesto.
Eso fue básicamente el interrogatorio, que casi fue una charla. Las anotaciones del hombre sentado no llenaron una hoja. Las del otro oficial no llenaron una página de su libreta. Me pareció que este último trabajaba para una sección de inteligencia más especializada.
En ningún momento existió, de parte de esos dos oficiales, la mínima palabra agresiva o amenazante. Fueron muy amables y correctos.
Finalmente me devolvieron los documentos de identidad que habían fotocopiado. Y nos despedimos estrechando las manos.
Eran casi las dos de la madrugada del domingo 19 de abril del 2009.
A las 10h30 no tuve problema para abordar el avión a Managua.
Pero hoy sigo pensando que ello fue un sueño con algo de pesadilla. Sigo sin creer que fui el «culpable» del desvío de un avión 747 de Air France por el «temor» de las autoridades estadounidenses.
¿Cuánto costó eso? Sólo AF puede saberlo, pues además debía pagar hotel y comida de por lo menos la mitad de pasajeros que tenían correspondencia.
Fui testigo del cansancio de los pasajeros, en especial de los niños, y algunos de ellos empezaron a vomitar. Además del temor de los mayores al saber que entre ellos había un «terrorista».
También fui testigo de la tranquilidad del personal de la cabina ante mí (después supe que todos lo sabían). No me pareció que me hicieran culpable de un delito.
¿Hasta dónde va a llegar la paranoia de las autoridades estadounidenses? ¿Y por qué Air France y las autoridades francesas siguen guardando silencio hasta hoy?
“No le encuentro la forma del cráneo a este hueso”. A instancias de su madre, Camilo, de 11 años, de cabello y ojos negrísimos, se ha puesto unos guantes quirúrgicos y un tapabocas.
Está sentado sobre sus talones, en el suelo de baldosín de una pequeña alcoba de la casa de los Claretianos en Bogotá, y saca uno a uno los huesos de su padre de una caja de cartón de 30 x 30 x 25 centímetros, para depositarlos en una urna de madera, a su lado.
La caja es reciclada. Lleva en sus costados la marca “Assenda”, de la empresa colombiana Carvajal S.A., que provee, entre otros, suministros de oficina. La fiscalía la entregó sellada con esparadrapo. En su interior, huesos secos en bolsas, y ropa apelmazada.
Camilo estira con sus manos una bolsa de plástico transparente, ya vacía, con un letrero: Fiscalía General de la Nación – Cuerpo Técnico de Investigación. “Aquí venía todo el cráneo”, dice Camilo sin aspavientos, y luego intenta juntar dos pedazos, como en un puzzle.
El cráneo de su padre, Arnoldo Naranjo, está destruido. Lo reconocieron sólo por su carta dental.
Quizá por eso en el CTI de la Fiscalía de Pasto, capital del departamento de Nariño, retuvieron los restos durante 15 meses más, luego de que Arnoldo fue exhumado en diciembre de 2007 de una tumba en Puerto Asís, departamento del Putumayo, y en la que había sido enterrado como “N.N.”: identidad desconocida.
Identidad desconocida, a pesar de que durante tres días la emisora Putumayo FM Stéreo retransmitió un parte militar según el cual un guerrillero había sido dado de baja, y a continuación daban su nombre: Arnoldo Naranjo Ramírez. Le fueron incautados fusiles, dijo el ejército.
Los restos fueron entregados a su familia el pasado 5 de marzo en Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, sólo después de una tutela interpuesta por la Corporación Claretiana Norman Pérez Bello.
Lo mataron el 23 de enero de 2005 en la vereda (vecindario rural) La Pradera, inspección de Arizona, municipio de Puerto Caycedo, Putumayo. Allí todo el mundo lo conocía como El Gordo, porque así lo llamaba su esposa Carmen. Por eso al comienzo nadie se dio cuenta de lo que estaba diciendo el parte militar.
“No hablé ni el 23, ni el 24, ni el 25. Yo vine a hablar como el 26 ya”, dice Carmen. El 23 pensó apenas que, si acaso, el ejército lo había detenido. El 24 una vecina le insistió en que escuchara la radio. El 25 otro vecino le dijo que a su marido, dirigente local de la extinta Unión Patriótica (UP), lo había matado el ejército.
Entonces, esta madre campesina y militante del partido comunista emprendió camino por la selva hasta llegar el 26 al teléfono más cercano, en la vereda Las Perlas, y llamó a Putumayo FM Stéreo: “Ese es mi esposo. No es ningún guerrillero”. Fue cuando “todo el mundo se dio cuenta”, relata ella.
Por la radio le dijo al ejército que cómo era posible que engañaran así al país, y a la gente.
En la mañana del 23, Arnoldo desayunó y junto con el trabajador de su finca, Yamid Tumbo, enjalmó la mula para traer frutos de chontaduro (Bactris gasipaes) a los 22 marranos. Salieron hacia las ocho. El ejército los detuvo en la orilla del Caño Picudo. Era verano, y un niño vio cómo los hicieron atravesar a pie el caño semiseco.
A las 2 de la tarde, un hombre le advirtió a Carmen: “el ejército está aquí”.
Camilo tenía entonces siete años. Era el que siempre acompañaba al padre, y conocía bien el camino para ir por el chontaduro. Carmen se sentó a hablar con su hijo mientras esperaban el regreso. Pero a las cinco de la tarde decidió aceptar que quizá Arnoldo había sido detenido. Esa noche durmieron donde unos vecinos.
Al otro día se encontró con Yamid. Estaba pálido.
— Doña Carmen, al Gordo se lo llevaron.
— ¿Se lo llevaron, o lo mataron?
— Se lo llevaron.
Hacia las dos de la tarde, una mujer le preguntó si había oído la radio. “Ese día no me doy cuenta”, recuerda ella. Pero el 24, cuando estaba en casa de un amigo, otro hombre le dijo: “Doña Carmen, al Gordo lo mandaron pa´l otro lado”.
Un hombre que tenía una lancha se ofreció a traer el cuerpo desde Puerto Asís, por dos millones de pesos (unos 800 dólares), pero otro le advirtió que no era seguro de que se tratara de Arnoldo, y que más bien podía ser peligroso para ella.
Carmen se demoró un tiempo vendiendo algunas cosas para juntar dinero y poder viajar a Bogotá. Lo hizo en julio, y expuso lo ocurrido ante un foro de la corporación Reiniciar, que lleva el caso del exterminio de la UP ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Su relato llevó a activar el Mecanismo de Búsqueda Urgente de Desaparecidos. Junto con Yamid, fue citada en mayo de 2006 por la Procuraduría General de la Nación (ministerio público).
Los restos de Arnoldo fueron encontrados dos años y 11 meses después de que el ejército presentó la muerte de este dirigente campesino como un éxito militar. Y sólo otro año y otros tres meses más tarde, fueron entregados a su mujer y a sus hijos.
Carmen es hija de campesinos comunistas. En 1987 comenzó a meterse en política, en Mapiripán, departamento del Meta. Conoció a Arnoldo en 1991 y a los tres meses se fueron a vivir juntos. Quince días después, ella le preguntó por sus opiniones políticas. “Me dijo: yo soy de la Unión Patriótica. Y le dije: yo soy del partido comunista. Me abrazó y me dijo: ‘Carmenza, usted es la mujer para mí”.
Arnoldo nació en 1967 en Puerto Rico, departamento del Caquetá. Era el segundo de nueve hijos de una familia campesina. Cursó hasta tercero de primaria. A los 12 años se fue a trabajar en la finca de una tía, en Cartagena del Chairá, a orillas del río Caguán, también en Caquetá, donde en 1986 supo de la UP.
Ese movimiento político había sido creado un año antes, en 1985, propuesto por las FARC en medio de negociaciones de paz con el gobierno, como fórmula para integrarse a la vida civil. A la UP se unieron el partido comunista, y movimientos locales y regionales o individuos independientes.
En 1987 Arnoldo se marchó a buscar suerte en Puerto Asís, y allí se vinculó a la UP. Ya había comenzado la matanza de ese partido y tuvo que huir por tres meses hacia la frontera con Perú.
Dos años más tarde, cuenta su hija Karen, la dirección de la UP en Putumayo lo delegó para construir esa organización en la región fronteriza de Piñuña Blanco, donde estuvo cerca de un año, pues “entraron los Masetos (paramilitares) y asesinaron familias enteras, lo mismo que en Puerto Asís”. Se refugió hasta finales de 1990 con un tío en una región cercana, llamada Piñuña Negro.
Arnoldo y Carmen se establecieron en Putumayo, compraron una finca, “hicimos una casa muy bonita”, cuenta ella, pero a los dos meses de terminarla les tocó irse.
La razón: 13 comunidades se declararon en paro para hacer que el alcalde fuera a la zona, pues tenían problemas con el costo de los víveres. Una panela (melaza solidificada de jugo de caña de azúcar) costaba 10 mil pesos (cuatro dólares), una libra de arroz, siete mil (2,80 dólares).
Pero el vecino, que tenía una camioneta y se beneficiaba de esos costos, se opuso al paro. Y por su parte, las FARC declararon “paro armado”, es decir que apoyaron el paro amenazando a quienes transitaran.
A partir de ahí, cuenta Carmen, “nos tildan de guerrilleros”, “ni siquiera de auxiliadores” de la guerrilla.
Carmen está huyendo.
El 1 de septiembre fue sacada de la región por el CICR, junto con sus hijos. Ya en Bogotá, el 2 de marzo fue abordada por una mujer desconocida que le advirtió que la están siguiendo. Antes, hace unos 20 días, y «para que no vayan solos los militares», ella anunció que acompañará in situ una inspección judicial convocada por la Procuraduría.
Carmen no cree que la persecución se deba a que ella sigue siendo comunista. Es “porque he llevado hasta las últimas consecuencias este proceso” de Arnoldo, a quien, como resume ella, “lo retienen, lo torturan, lo asesinan y lo desaparecen”.
Arnoldo Naranjo Ramírez encontró el 10 de marzo su tumba definitiva, luego de una misa oficiada en la sede de los Claretianos en Bogotá. “Seguimos denunciando estos atropellos contra la vida”, dijo el sacerdote.
Acompañaron a Carmen, Karen y Camilo apenas una veintena de personas, incluidas dos corresponsales de prensa extranjera.
El DAS destruyó archivos comprometedores, menos una caja que nadie sabe dónde está.
En coincidencia con la posesión de Barack Obama, el 19, 20 y 21 de enero fueron destruidos en el DAS (servicio de inteligencia civil que depende directamente del presidente) decenas de cajas de archivos, discos duros, discos externos, grabaciones y trascripciones que contenían el seguimiento a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, fiscales, políticos opositores y periodistas que cubren fuentes “duras”. La revista Semana publica sólo algunos de esos nombres.
El magistrado auxiliar e investigador principal de la parapolítica en la Corte Suprema, Iván Velásquez, ha tenido vigilancia “hombre a hombre”.
También, entre otros magistrados, el ex presidente de la Corte César Julio Valencia, a quien el presidente Álvaro Uribe tiene demandado por calumnia. El abogado defensor de Valencia, Ramiro Bejarano, además columnista de El Espectador y ex director del DAS, también ha sido espiado.
Los ataques públicos del mandatario contra Velásquez y Valencia tienen relación con el proceso contra el primo del presidente, Mario Uribe, quien renunció al Senado para que su caso por parapolítica tuviera que pasar de la Corte a la justicia ordinaria.
Funcionarios del alto gobierno también espiados habían pedido con anterioridad “favores políticos” a distintos funcionarios del DAS, y éstos los “conectaban” a los aparatos de interceptación para “asegurarse”. Semana no menciona al ministro de Defensa Juan Manuel Santos, pero el noticiero de Televisión Noticias Uno, sí.
Estos aparatos de interceptación son donados en su mayoría por Gran Bretaña, aunque también por parte de la patria del Watergate.
La operación para destruir información (con excepción de la dichosa caja) fue adelantada por un puñado de funcionarios.
El 16 de enero, tres días antes de que, según Semana, el gobierno diera la orden de recoger grabaciones y documentos, se anunció el nombramiento del nuevo director del DAS, Felipe Muñoz. Este se posesionó el 22 de enero, un día después de que terminó la destrucción de documentos.
La revista Semana adelantó esta investigación por más de seis meses. Las siguientes son declaraciones de cinco funcionarios del DAS, que Semana no identifica, y que trabajan en la subdirección de operaciones del DAS, adscrita a la dirección de Inteligencia, y en la direcciones de Inteligencia, Contrainteligencia y Operativa de esa entidad. Resumen el contenido de la Seguridad Democrática:
“Durante dos días se recolectaron discos duros extraíbles, se cambiaron discos duros de los computadores, se recolectaron CD, archivos de voces y documentos confidenciales”.
«De todas las cajas que se llevaron a Contrainteligencia, con documentos, grabaciones y demás, sólo quedó una, que fue sacada del piso 11 el miércoles 21 al final de la tarde. No sé qué dejaron en esa, ni para dónde se la llevaron. Sólo sé que lo demás fue destruido».
«Acá se trabaja por blancos y objetivos que puedan ser una amenaza a la seguridad del Estado y del Presidente. Dentro de esos está la guerrilla, las Bacrim [bandas criminales, como llama ahora el gobierno a los paramilitares rearmados o que no se sometieron a la negociación de desmovilización], algunos narcos. Pero dentro de esos blancos también están, y es obvio como parte de una de las funciones del DAS, controlar a algunos personajes e instituciones para mantener informada a la Presidencia. Por ejemplo, cómo no va a ser misión del DAS controlar a Petro [el senador Gustavo Petro, del partido de izquierda PDA], que es un ex guerrillero y es de la oposición. O a [la senadora liberal y opositora] Piedad Córdoba, por sus vínculos con Chávez y la guerrilla”.
«Cualquier persona o entidad que represente un eventual peligro para el gobierno debe ser vigilada por el DAS. Y en ese orden de ideas desde hace más de un año se empezó a considerar y tratar como un ‘blanco’ legítimo las actividades de la Corte [Suprema de Justicia], y algunos de sus miembros».
«Cuando se agudizó el enfrentamiento entre la Corte y Presidencia, hace como un año y medio, la orden era saber todo lo posible de todos los magistrados, con los medios que fueran necesarios, desde fuentes humanas hasta medios técnicos. Cuando el enfrentamiento empezó a disminuir los controles se concentraron sólo en aquellos que fueran más prioritarios como Velásquez».
«Lo de los medios de comunicación tiene varios fines, uno de ellos informar al gobierno qué se mueve en los medios, con lo cual se le da un margen de maniobra al Estado en situaciones críticas. La cosa es simple y básicamente se divide en dos categorías. Se monitorean esporádicamente algunos directores o jefes para establecer lo que los periodistas llaman ‘linea editorial’. Pero la mayor parte del esfuerzo está encaminada a los periodistas que manejan la información y las fuentes ‘duras’. Allí se matan dos pájaros de un solo tiro: se sabe en qué están y, sobre todo, lo más importante, con quién hablan».
«En el tema de medios es obvio que la prioridad es conocer la información de aquellos que le inquietan al gobierno, o bien porque son muy críticos o porque a diferencia de otros medios, no los puede controlar a su antojo».
«Hace años, si de la Casa de Nariño se necesitaba algo del DAS el Presidente era quien llamaba directamente al director o viceversa. Desde hace unos cuatro años las cosas son muy distintas. Casi cualquiera de los altos funcionarios de Palacio puede llamar acá a pedir cualquier tipo de favor sin necesidad, incluso, de pasar por el director. Llaman al jefe de Inteligencia, al de Contrainteligencia o a la Dirección Operativa y piden lo que necesitan, sin importar lo que sea. Como no hay una figura de peso en la dirección muchos de los jefes de direcciones simplemente llaman a X o Y funcionario en Palacio y le pasan la información que consideran de interés, obviamente también con la intención de ganar puntos con esos funcionarios».
«Lo que irónicamente ocurre es que aquellos que llaman a pedir ‘favores’ desde Palacio terminan siendo víctimas de su propio invento. También son ‘chuzados’ y la razón es muy simple: hay que tener un seguro».
Andrea Flórez, una detective que trabajaba en la subdirección de análisis, fue asesinada en octubre de 2007, poco antes de que ella denunciara y entregara pruebas de que cierta información confidencial bajo su manejo terminaba en manos del jefe paramilitar alias “Cuchillo”, que opera en la Orinoquia y cuyas fuerzas copan los pueblos tiempo después de que los ha ocupado el ejército.
«La versión que dieron en Contrainteligencia sobre el homicidio es que había sido un crimen pasional, algo que no tenía lógica pues todo el mundo sabía sobre la vida privada de ella y sabíamos que no tenía problemas de ese tipo. Cuando varios de los compañeros y amigos de ella empezamos a investigar el caso por nuestra cuenta, nos advirtieron que no nos metiéramos en eso. A algunos de los que insistieron en el tema y dar con los asesinos coincidencialmente los llamaron para pruebas de polígrafo que no pasaron y con eso los sacaron del DAS».
Certificados de antecedentes judiciales, que son documentos de carácter reservado a los que tiene acceso sólo un reducido grupo de directivos del DAS, resultaron en manos de la organización en Arauca del narcotraficante Miguel Ángel Mejía Múnera, alias “El Mellizo”.
En ese mismo departamento, fronterizo con Venezuela, el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) resultó con informes confidenciales detallados sobre una operación militar contra esa guerrilla, que habían sido enviados por el Ejército a la Dirección General Operativa del DAS en Bogotá.
Breve, como las cosas más urgentes. Colombianos por la Paz se pronunció sobre la matanza de indígenas awá, atribuida a las FARC. Este es el texto:
Bogota DC, Febrero 12 de 2009
Colombianas y Colombianos por la Paz, cuyo lema es el respeto a la vida y a la dignidad humanas, expresa su indignación por la masacre cometida contra la comunidad indígena Awá en el departamento de Nariño. Exige a las autoridades de la república el esclarecimiento total de los hechos, al mismo tiempo que solicita al Secretariado de las Farc un pronunciamiento público respecto de ese luctuoso insuceso.
Piedad Córdoba Ruíz, Alpher Rojas Carvajal, Alberto Cienfuegos, Jorge Enrique Botero, Medófilo Medina, Alan Jara, Olga Amparo Sánchez, Francisco Caraballo, Mark Chernik, Felipe Zuleta, María Elvira Bonilla, Mario Esteban Hernández, Gloria Inés Ramírez, Ricardo García Duarte, Gloria Cuartas, Iván Cepeda Castro, Florence Thomas, Luis Fernando Medina, Andrés Felipe Villamizar, María Teresa Arizabaleta, Fabio Morón Díaz, Rocío Londoño Botero, Víctor Manuel Moncayo, Consuelo González de Perdomo, José Gregorio Hernández, William Ospina, Alfredo Beltrán Sierra, Gabriel Misas Arango, Lilia Solano, Gustavo Gallón Giraldo, Luis Eladio Pérez, Ricardo Sánchez, Oscar Tulio Lizcano, Carlos Miguel Ortiz, Claudia Rugeles de Jara, Jaime Angulo Bossa, Jimmy Viera, Orlando Beltrán Cuellar, Daniel Samper Pizano, Alfredo Molano, Javier Darío Restrepo, Darío Arizmendi Posada, Ramón Jimeno, David Sánchez Juliao, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Hollman Morris, Harold Alvarado Tenorio, Arlen Tickner, Vladimir Florez (Vladdo), Gustavo Páez Escobar, Marlene Singapur, Alberto Rojas Puyo, Francisco Leal Buitrago, Hernando Gómez Buendía, John Sudarsky, Leopoldo Múnera Ruíz, Efraín Viveros, Daniel Garcia-Peña, Consuelo Ahumada, Ricardo Bonilla, Renán Vega Cantor, Felipe de Brigard, Ricardo Montenegro, León Valencia, Raúl Alameda, Marleny Orjuela, Gladys Jimeno, Fabiola Perdomo, Deyanira Ortiz Cuenca, Martha Arango de Lizcano, Ángela de Pérez, Yolanda Polanco, Daniel Pecaut, Gabriel Izquierdo S.J., Fernán González S.J., Oscar Mejía Quintana, Mauricio Rojas Rodríguez, Gelasio Cardona Serna, Carlos Rodríguez Díaz, Apecides Alviz, Julio Roberto Gómez, Sergio Pulgarín Mejía, Juanita Barreto, Blas Zubiría Mutis, Sergio Bustamante, Padre Henry Ramírez Soler cmf, Arnulfo Bayona, Ramiro Gálvez, Juan Sebastián Lozada, Álvaro Camacho Guizado, Apolinar Díaz-Callejas, Lisandro Duque Naranjo, Jaime Caicedo, Ciro Quiroz, Miguel Ángel Herrera, Carlos Lozano Guillén, Jairo Maya Betancur, Jorge Gantiva Silva, Carlos Villalba Bustillo, Constanza Vieira, Venus Albeiro Silva, Santiago García, Pepe Sánchez, Patricia Ariza, Carlos Álvarez Nuñez, Víctor Gaviria, Jennifer Steffens, Bruno Díaz, Zulia Mena, Gustavo Duncan, Lilia Solano, Julio Silva Colmenares, Arturo Escobar, Rafael Ballén, William García Rodríguez, César Augusto Ayala Diago, Diego Otero Prada, Rubén Darío Florez, Darío Villamizar, Luis Alfonso Ramírez, Fabián Acosta, Alonso Ojeda Awad, Eduardo Gómez, Carlos Villamil Chaux, Fernando Estrada, Moritz Akerman, Pilar Rueda, Marina Gallego, Leonor Esguerra, Luz Helena Sánchez, Clara Elena Cardona, Osana Medina, Deide Olaya, Irma Ortiz, María Eugenia Sánchez, Martha Zapata, Dunia Esther León Fajardo, Olga Lucía Ramírez, Darío Morón Díaz, Santiago Vásquez, Enrique Santos Molano, Libardo Sarmiento Anzola, Reinaldo Ramírez García, Antonio Ramírez Caro, Cristóbal González, Fabio Velásquez, Darío Restrepo, Jairo E. Gómez, Daniel Libreros, Héctor Moreno Galviz, Mauricio Archila Neira, Dora Lucy Arias, Luis Alberto Ávila, Norma Enríquez, Orsinia Polanco, Caterina Hayck, Guillermo Silva, Luis Enrique Escobar, Eduardo López Hooker, Eduardo Carreño, Alexandra Bermúdez, Fernando Arellano, Gabriel Awad, Cristo Rafael García Tapias, Alfonso Santos, Jorge Lara Bonilla, Miguel Eduardo Cárdenas, Andrés Vásquez, Jaime Calderón Herrera, Álvaro Bejarano, Álvaro Delgado, Álvaro Villarraga, Armando Palau, Juan de Dios Alfonso, Carlos Rosero, María Eugenia Liévano, Gonzalo Uribe Aristizábal, Edgar Martínez, Esperanza Márquez, Dídima Rico Chavarro, Danilo Rueda, Eduardo Franco Isaza, Evelio Ramírez, Alejandra Millar, Patricia Ramírez, Gabriel García, Gabriel Ruiz, Germán Arias Ospina, Gustavo Puyo, Gustavo García, Hernán Cortéz, Emperatriz de Guevara, Robertina Sánchez, Enrique Murillo, Milena Murillo Sánchez, María Areiza, María de los Ángeles Moreno, Dian Murillejo, Norma Trujillo, Gloria María Marín, Dolores Carrero, Carlos Julio Forero, César Guarín, Carmen Guarín, Uriel Pérez, Cecilia Ramírez, Virginia Franco, Eufracio Beltrán, Marlen Sarmiento, Luis Evelio Pinchao, Myriam de Roa, Janeth González, Paola Callejas, Amanda Rojas, Henry Rosas, Edna Margarita Sánchez Rivas, Paola Sánchez Rivas, Magdalena Rivas, Silvio Hernández, Olga Lucía Rojas, Griselda Medina, Víctor Rojas, Carolina Rojas Medina, Rosalba Sierra, María Concepción Chágueza, Janeth Moreno Chágueza, Fernando Romero Romero, Oscar Romero Romero, Esperanza Estrada, Fanny Martínez, Cielo Erazo, Blanca Mayta de Erazo, Luz Dalia Mora, Andrés Bazante, Trinidad Orjuela, Tiberio Donato, Carmenza Gómez, Jaqueline Donato Gómez, Oliva Solarte, Patricia Trujillo Solarte, Gladys Duarte, Ruth Amelia Argote, Alfredo Rojas, Susy Abitol Arenas, Daniel Lasso, Marleny Orjuela Manjarrés, Ivonne González, Jaime Pulido Sierra, Jaime Vasco, Juanita Bazán, Luis Eduardo Salcedo, Luis Jairo Ramírez, Mario Santana, René Antonio Florez, Sara Leukos, Víctor José Pardo, María Teresa de Mendieta, Silvia Patricia Nieto.
Uribe sigue “dialogando” con el Diálogo Público Epistolar. Señal que cabalgamos.
Primero, un comunicado del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC, dando cuenta del éxito de las liberaciones de la semana pasada; y una carta personal de Alfonso Cano, comandante de las FARC, a la senadora Piedad Córdoba, por cuya iniciativa se inició en septiembre el Diálogo Público Epistolar: faltaban ambos documentos en este blog, dentro de la “colección” de misivas que ha suscitado ese cruce de cartas entre Colombianos por la Paz y la guerrilla.
Ambos textos, que reproduzco debajo, fueron entregados en un CD a Córdoba el pasado 5 de febrero, día de la liberación unilateral del ex diputado (legislador regional) Sigifredo López.
Cano recuerda que el canje incluye a Simón Trinidad y a Sonia, guerrilleros que cumplen condenas en Estados Unidos, tras ser extraditados por el presidente Álvaro Uribe.
Trinidad fue sentenciado por una corte estadounidense a 60 años de prisión el 28 de enero de 2008 por “conspiración para la toma de rehenes”, y no por narcotráfico, como afirmó Uribe este jueves.
Sonia sí fue condenada por narcotráfico -a 16 años y medio de cárcel.
Le tendieron una trampa, me contó una amiga suya en el primoroso poblado de Cristales, de calles arboladas a la orillas del río Caguán. El nombre Cristales sonó el domingo 1 de febrero, pues por ahí cerca fue el “punto X” de la liberación de tres policías y un soldado, y que estuvo a punto de fracasar porque las tropas de Uribe se interpusieron.
Me imagino que Sonia manejaba el “impuesto” a la compra venta de pasta base en ese sector. Una narcotraficante apodada “La Mona” –no es difícil atinar a cambio de qué- pactó con la fuerza pública para citar a Sonia cerca de Cristales. El resto es historia. Me pregunto si la mujer que testificó contra Sonia en Estados Unidos es esa misma “La Mona”.
El embajador estadounidense en Colombia, James Brownfield, dijo el miércoles que Simón y Sonia «van a servir sus sentencias de acuerdo con la ley de los Estados Unidos. Si en algún momento alguien quiere proponer algo específico y concreto, por supuesto vamos a escucharlo». «El gobierno que represento yo quiere participar en cualquier solución» relacionada con la libertad de los 22 militares y policías que las FARC proponen intercambiar por sus guerrilleros presos.
También el miércoles, el obispo de Montería, Julio César Vidal, dijo a Caracol Radio que Cano «es una persona intelectual con la capacidad de entender que el conflicto armado en Colombia impide el desarrollo del país».
Vidal fue designado por el Episcopado católico colombiano para acompañar -y validar en su momento- las negociaciones del gobierno de Uribe con los narcotraficantes jefes de grupos paramilitares.
Con anterioridad, el obispo Rubén Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal, había dicho que la Iglesia católica está “haciendo todo lo posible por entrar en contacto con él (con Cano) y con todo el secretariado”, para buscar el acuerdo humanitario.
Uribe se les fue hoy a su propia sede a los curas y dijo ante 90 prelados: “El único acuerdo humanitario que se acepta es que liberen unilateralmente y de inmediato a todos los secuestrados y que cesen los actos de violencia y que hagan la paz”. Suena fácil. Pero es tan irreal como que su gobierno se niegue a reconocer que en Colombia hay una guerra.
Sobre los comentarios de Brownfield, Uribe señaló que ambos están en cárceles estadounidenses “por narcotráfico y no por sedición ni insurgencia” y los comparó con los 14 jefes paramilitares con quienes él negoció y a quienes luego extraditó, en plena etapa de confesión de sus crímenes ante la Fiscalía.
Córdoba viaja en un mes a Estados Unidos a atender la otra cara de las liberaciones de la semana pasada: va a visitar a Trinidad y Sonia, y a hacer propuestas.
Yo no veo a estos dos guerrilleros como a unos “inamovibles” (así los calificó el ex canciller Augusto Ramírez Ocampo hoy).
Alguien tiene que desenredar el enredo que armó Uribe. Quien atraviesa inamovibles, por ahora, es él.
Recuerdo las palabras de George W. Bush sobre el presidente colombiano, el 22 de julio pasado: “El presidente Uribe ha hecho todo lo que le hemos pedido que haga, y más”. Lo que no sabemos es a cambio de qué.
COMUNICADO
1. Al liberar unilateralmente a seis prisioneros en nuestro poder, hemos honrado nuestra palabra y el compromiso asumido ante “Colombianos por la Paz”. Aspiramos que este nuevo gesto contribuya a desbrozar el camino hacia el acuerdo de canje obstruido por el gobierno. Colombia entera desea celebrar mediante acuerdo bilateral la liberación de los prisioneros de guerra recluidos tanto en las cárceles del régimen como en las montañas.
2. Agradecemos al gobierno del Brasil, a su presidente Lulla Da Silva, su fundamental apoyo logístico en el desenlace feliz de este suceso humanitario. Nuestro reconocimiento también al concurso internacional. A “Colombianos por la Paz”, nuestra voz de aliento y nuestro llamado a persistir en la búsqueda colectiva de una salida política al acuerdo humanitario y al crucial problema de la guerra y de la paz.
Secretariado del Estado Mayor Central, febrero 4 de 2009
Febrero 5 de 2009 Senadora:
Por encima de los obstáculos, calumnias y provocaciones oficiales, cumplimos.
Le reitero nuestros inmensos reconocimientos a su compromiso por la convivencia democrática, igual que a Colombianos por la Paz.
Al gobierno del Brasil y al CICR, nuestro agradecimiento.
Debemos persistir en la búsqueda de los acuerdos sin olvidar ni un momento a Simón, Sonia y a todos nuestros presos.
El presidente Álvaro Uribe lanzó oficialmente el sábado el “bloque intelectual de las FARC”, que no figuraba en las cuentas de ningún experto en la guerra colombiana.
Para el mandatario, aunque no lo nombró, eso sería el movimiento Colombianos por la Paz, que la semana pasada consiguió que un soldado pueda seguir combatiendo a la guerrilla, y que tres agentes de Policía retornen a su lucha contra el secuestro.
“Grupo de intelectuales por la paz”, ha venido llamando la prensa a esta confluencia de 150 intelectuales, académicos, artistas, periodistas, defensores de derechos humanos, religiosos, líderes sociales, políticos, deportistas y ex rehenes de las FARC, que en septiembre propusieron un Diálogo Público Epistolar con esa guerrilla.
Colombianos por la Paz es respaldado hoy por 180 mil firmantes. Ahora, el diálogo por carta se inicia también con el ELN (Ejército de Liberación Nacional).
Según Uribe, “el ‘bloque intelectual’ de las FARC defiende a las FARC simplemente hablando de paz”.
Los integrantes de ese “bloque” se dedican a advertir en contra del Tratado de Libre Comercio (TLC), “a toda hora viven hablando de derechos humanos simplemente para atemorizar a nuestros soldados y policías”, paralizan la Seguridad Democrática “con el cuentico de su paz y con la acusación a las Fuerzas Armadas, permanente”, y lideran la “exaltación del terrorismo”, según el mandatario.
“No vamos a permitir ahora que el ‘bloque intelectual’ de las FARC nos desoriente con un discurso de paz que finalmente fortalezca al terrorismo”, dijo Uribe, y advirtió: “Nos toca dar esta batalla en todo el país”.
Lo que sigue es el aparte del discurso de Uribe el sábado en Villavicencio, capital del central departamento del Meta, ciudad donde también habló Alan Jara el martes, tras su liberación. Los ex rehenes Jara y Sigifredo López (liberado el jueves) pidieron ingreso a Colombianos por la Paz en sus primeras intervenciones públicas.
La trascripción es de Presidencia de la República.
«Mire compatriotas, ustedes sí que lo han vivido en el Llano. La seguridad no nace de apoyar a las Farc en nombre de la paz, la seguridad nace de combatir a los terroristas.
«El ‘brazo intelectual ‘de las Farc durante muchos años justificó a las Farc, entonces crecía las Farc. A ustedes aquí en el Meta no los protegían, los secuestraba las Farc, los mataban, como en todas las regiones de Colombia.
«Entonces, el ‘brazo intelectual’ de las Farc la justificaba, y no había política de seguridad, sino que el país entretenido esperando un diálogo con las FARC.
«Y mientras el país lo entretenían esperando ese dialogo, y el brazo intelectual justificaba a las Farc, las Farc crecían y mataban a mas colombianos y secuestraban a mas colombianos.
«Y vinieron los paramilitares, y ustedes saben lo que vivimos. Ustedes saben lo que es tener un departamento atrapado entre guerrilla y paramilitares, y todavía tenemos bandas de narcotráfico que con ‘Cuchillo’, con el ‘loco Barrera’ y tenemos al señor (Jorge) Briceño de las Farc, y al otro, ‘Jhon 40’, y compañía-
«No estamos en el paraíso, esa culebra todavía sigue viva.
«Yo qué le digo a los compatriotas: insistamos en la Seguridad Democrática, es el único camino que conduce a la paz, por eso se han desmovilizado 13 mil de la guerrilla.
«No nos dejemos ahora distraer. La guerrilla, mientras secuestra y asesina y pone carro bombas, se quiere vestir con el manto de la paz.
«No vamos a permitir ahora que nos engañen. La guerrilla tratando de desorientar, produce sangre, pero habla de paz. No vamos a permitir eso, compatriotas.
«No vamos a permitir ahora que el ‘bloque intelectual’ de las Farc nos desoriente con un discurso de paz, que finalmente fortalezca al terrorismo. Y nos toca dar esta batalla en todo el país.
«El ‘bloque intelectual’ de las Farc es muy hábil. En el pasado en Europa decían: ‘es que las Farc se justifican, porque Colombia es un país muy injusto, en Colombia no hay democracia’, sabiendo que ellos le enseñaron a este país y le enseñaron a los paramilitares, a asesinar alcaldes, a presionar gobernadores, a eliminar la democracia, y sabiendo que ellos causaron más y más pobreza, por que ellos y los paramilitares fueron los grandes artífices de los desplazamientos en Colombia, de la generación de desempleo, de la ausencia de inversión.
«Y se escudan en otra cosa: a toda hora viven hablando de derechos humanos, simplemente para atemorizar a nuestros soldados y policías.
«Toda violación de los derechos humanos la sancionamos, pero lo que no podemos permitir es que ahora ellos, con el cuentico de su paz y con la acusación a las Fuerzas Armadas, permanente, nos paralicen la política de Seguridad Democrática, como lo hace el ‘bloque intelectual’ de las Farc.
«Ahora, a mí me dicen: Presidente, que no tenga lenguaje pendenciero, que mucho cuidado. Entonces yo pregunto: ¿no damos esta batalla?, ¿dejamos entonces que el país vuelva a la desorientación que conduce a la exaltación del terrorismo, liderada por el ‘bloque intelectual’ de las Farc? No caigamos en esa trampa.
«Ahora, la política de seguridad tiene que ser imparcial. Compatriotas, llevamos seis años y medio del Gobierno, seguramente hemos cometido muchos errores como obra humana que somos, pero hemos combatido a todos los terroristas por igual.
«Aquí está la primera Ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, sabe que desde la hora cero nuestra decisión fue combatir por igual a la guerrilla y a los paramilitares, y ustedes han visto los resultados. Un país que estaba en manos de guerrilla y paramilitares, los hemos combatido por igual.
«Y entonces, el ‘bloque intelectual’ de las Farc lo que hace es decir en Europa, en Estados Unidos: ‘cuidado, Uribe es paramilitar, no le aprueben a Colombia el TLC que Uribe es paramilitar y violador de derechos humanos’.
«El ‘bloque intelectual’ de las Farc se estrella contra los hechos, porque este es el Gobierno que le ha devuelto a Colombia confianza para denunciar. La gente no denunciaba aquí por miedo.
«Este es el Gobierno que le da la cara a la opinión pública para enfrentar cualquier violación de derechos humanos, y que no le tiembla la mano para sancionarla.
«Y entonces el ‘bloque intelectual’ de las Farc dice en todas partes: ‘Uribe paramilitar’, cuando el Gobierno que presido lleva seis años y medio, con toda la devoción patriótica, combatiendo por igual a los paramilitares y a la guerrilla.
«Es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo. Es que hoy el señor ‘Cuchillo’ no es paramilitar, simplemente narcotraficante.
«¿La palabra paramilitar de donde surgió? Se utilizó para denominar bandas privadas criminales, cuyo objetivo era combatir la guerrilla. Hoy, el Estado ha recuperado el monopolio para combatir a los delincuentes.
«Por eso afirmamos, mirando al mundo a los ojos, porque tenemos fuerza en nuestra conciencia, que Colombia ha superado el paramilitarismo.
«Ahora, el ‘bloque intelectual’ de las Farc no se atreve a defender a las Farc de frente; el ‘bloque intelectual’ de las Farc es muy hábil, muy astuto, no se atreve a combatir a fondo la política de Seguridad Democrática; el ‘bloque intelectual’ de las Farc defiende a las Farc, simplemente hablando de paz.
«El ‘bloque intelectual’ de las Farc ha sido parcializado. Hay que ver qué rabia contra el paramilitarismo. Todo aquel que piense distinto a como piensa el ‘bloque intelectual’ de las Farc, lo calumnian de paramilitar.
«Eso sí, al ‘bloque intelectual’ de las Farc no se le oye una queja cuando estalla un carrobomba en Arauca, o un carrobomba en Cali, o un carrobomba en Bogotá.
«No permitamos que vuelvan a engañar al país.
«Firmes en la política de Seguridad Democrática. Donde haya errores los corregimos, y donde haya faltantes allá llegamos. Estaremos firmes”.
El Alto Comisionado para la Paz Luis Carlos Restrepo presentó su renuncia hoy. Es la segunda vez en los seis años y medio de gobierno de Álvaro Uribe que una renuncia de Restrepo trasciende, de muchas que no han sido conocidas por la opinión pública. Ya veremos si esta vez el presidente se la acepta.
Esta mañana, Restrepo dispuso un cordón policial en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, para impedir que los periodistas cubrieran la salida de los helicópteros puestos por Brasil para traer a casa al ex gobernador del Meta, del cual Villavicencio es capital.
También decidió que, a la llegada de Alan Jara, habría una rueda de prensa en el Club Meta, en coordinación con la gobernación del Meta. Dijo que el presidente Uribe fijó “unos criterios muy claros” y que había necesidad de guardar discreción, para preservar las liberaciones. Y que por ello tampoco habría ingreso de los medios de comunicación a la plataforma del aeropuerto a donde llegaría la misión con el liberado ex gobernador Alan Jara, ni contacto con él antes de la rueda de prensa, “por razones de seguridad”.
Los 150 periodistas estaban furibundos: ¿Cómo así que los ojos del mundo son peligrosos?
De pronto, Restrepo desapareció y lo reemplazó el general Óscar Naranjo, comandante de la Policía Nacional.
¡El general reemplazó en sus funciones al comisionado de paz….!, por lo menos en el Vanguardia.
Luego se informó que Restrepo, psiquiatra de profesión, regresó a sus cuarteles en Bogotá.
Naranjo levantó las restricciones que había impuesto Restrepo al cubrimiento, y permitió el acceso de los medios al aeródromo. La fiesta de la libertad pudo llegar al planeta.
El precio: un comentario del general, atacando a Hollman Morris, corresponsal de Radio Francia Internacional y Al Jazeera aunque censurado en la práctica en Colombia, por haber buscado la noticia en la mismísima fuente. Es decir, por haber estado en el Caguán con las FARC el domingo, al tiempo con la liberación de tres policías y un soldado.
En sus ataques a Morris, el gobierno omite que fue a causa de los obstáculos que impuso el presidente Álvaro Uribe que la misión se retrasó.
Y que las liberaciones probablemente se hubieran podido realizar a mediados de enero, caso en el cual Morris quizá no habría alcanzado a coincidir con ella en el Caguán, o quizá sí.
Adentrarse al Caguán en guerra no es cosa de decir “llego mañana”.
Hay que obtener “visa”, viajar mínimo por tierra, lancha y mula, y a pie, cargando equipo. Y esperar y esperar.
Si el presidente Uribe no quiere periodistas en el “punto X” en las próximas liberaciones que vamos a lograr, por parte de Colombianos por la Paz y a través del Diálogo Público Epistolar con las Farc y el ELN, entonces que autorice la misión humanitaria de inmediato, apenas la senadora Piedad Córdoba se la plantee. Así, el gobierno estará más cerca de garantizar que los periodistas no alcancemos a llegar.
Uno no sabe si las críticas contra el periodista Jorge Enrique Botero son porque contó ayer el peligroso cariz que estaba tomando la misión humanitaria que acudió a liberar a cuatro miembros de la fuerza pública.
O si lo critican exclusivamente porque lo hizo siendo integrante de dicha misión, en su calidad de miembro de Colombianos por la Paz, por lo que, según los expertos, debió hacer el reclamo por los canales que se abrieron para este acuerdo humanitario temporal y parcial.
En todo caso, la verdad se supo -o parte de ella- y en adelante, esa verdad servirá para estar más alertas, y para que los incautos no se confíen tanto en la «buena voluntad» gubernamental. El material de audio y vídeo, que no se ha revelado, pero que Botero aportó a la discusión entre Colombianos por la Paz y el Alto Comisionado para la Paz, puso fin a un probable rosario de desmentidos y, por qué no, abrió a su manera mayores garantías para las liberaciones en curso. Es lo que pienso como periodista. Y por supuesto, espero que se publique el material.
En medio de las altisonancias de ayer domingo, nadie se fijó en que el guerrillero que habló mediante satelital por Telesur, en un reporte en directo de Botero desde el Caguán, no afirmó que la muerte en combate de un insurgente y la «desaparición» de otro que habría caído en manos del ejército hayan ocurrido durante el cese al fuego decretado por el gobierno a partir de las cero horas del sábado, y por 36 horas.
Este mediodía, la familia del periodista Hollman Morris informó que éste permanecía retenido en el retén militar de Unión Peneya. Los militares están exigiendo a Morris la entrega de su material periodístico.
A la entrada de Unión Peneya está uno de los múltiples retenes militares en la región del río Caguán, aguas arriba del poblado de Cristales, en el departamento del Caquetá. Es la zona donde las FARC entregaron ayer cuatro uniformados cautivos a una comisión de Colombianos por la Paz, liderada por la senadora Piedad Córdoba.
Morris –también integrante de Colombianos por la Paz- se adelantó a la misión humanitaria de ese grupo, en el marco de su carácter de corresponsal del canal árabe de televisión Al-Jazeera y de Radio Francia Internacional (RFI). El laureado periodista Morris es director del programa televisivo Contravía, censurado en la práctica y que no se transmite actualmente en Colombia por ningún canal, aunque sí en otros países.
RFI mostró preocupación por la situación de su periodista, luego de que éste fuera mencionado por dos de los uniformados liberados, quienes de manera confusa insinuaron que los periodistas presentes allí habrían pactado con la guerrilla las preguntas que les harían a ellos.
La Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, lanzó este mediodía una Alerta, con el fin de que “el mando central del Ejército dé información inmediata sobre las condiciones y razones por las que Hollman Morris y su equipo periodístico están retenidos”.
Este es el texto.
Alerta – Periodista hostigado y aparentemente retenido por el Ejército
Hollman Morris, director del programa periodístico ‘Contravía’ y corresponsal de medios extranjeros, viene siendo hostigado por miembros del Ejército y, al parecer, se encuentra retenido por negarse a entregar su material periodístico.
El periodista se encuentra en el departamento de Caquetá, al sur del país, zona donde se están desarrollando las liberaciones de los secuestrados de las FARC. Según le comentaron algunas fuentes a la FLIP, Morris y dos periodistas que lo acompañan han tenido que enfrentar sucesivos retenes del Ejército y al parecer se encuentran retenidos por negarse a entregar su material periodístico. En este momento una comisión de la Defensoría del Pueblo se está trasladando a la zona. La FLIP trató de ponerse en contacto con las autoridades militares, pero no fue posible.
* * *
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) emite esta alerta para que el mando central del Ejército dé información inmediata sobre las condiciones y razones por las que Hollman Morris y su equipo periodístico están retenidos. De la misma forma, expresa su preocupación por el hecho de que las autoridades militares estén exigiendo, sin orden de un juez, la entrega del material periodístico. Este hecho constituye una violación de la reserva de la fuente.
Nada de lo colombiano ha sido ajeno en el trabajo de Constanza Vieira para
la agencia de noticias IPS. Desde las cuatro décadas de guerra civil
y la
acción de sus múltiples bandos armados (guerrillas, ejército,
paramilitares,
narcos), pasando por el acuerdo humanitario que libere a rehenes y
prisioneros, el drama de los desplazados y las comunidades indígenas,
el
ambiente, el proceso político legal, la relación con países
vecinos, la
cultura. Todo eso, y más, está presente en el blog personal
de esta
periodista que también trabajó para Deutschlandfunk, Deutsche
Welle, Water
Report del Financial Times, National Public Radio y la revista colombiana
Semana, entre otros medios.