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En carta al fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno-Ocampo, fechada hoy, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice, deja constancia de que la extradición de alias “Macaco” dejará en la impunidad los múltiples crímenes de lesa humanidad que se le achacan a este narcotraficante y jefe de los paramilitares que actúan, entre otros, en el departamento del Putumayo.
El Movice ya interpuso una tutela contra la extradición de “Macaco”, que busca que éste “responda ante la justicia ordinaria en Colombia por los miles de crímenes cometidos, revele la identidad de sus jefes y cómplices, sea condenado, y cumpla con su deber de reparación a las víctimas”.
Esta es la carta:
Estimado señor fiscal:
El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado le envía un cordial saludo.
La presente carta abierta tiene por finalidad informarle los siguientes hechos ocurridos en Colombia:
1. El 2 de abril de 2008, la Corte Suprema de Justicia emitió un concepto favorable a la solicitud de extradición a Estados Unidos por delitos de narcotráfico del señor Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, jefe del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, y quien se sometió a la Ley de Justicia y Paz (Ley 975 de 2005). La semana pasada, el Gobierno Nacional autorizó esta extradición. Carlos Mario Jiménez es uno de los más poderosos jefes paramilitares. Bajo su mando actuaron cerca de 7.000 hombres en diez departamentos del país, integrantes del llamado ‘Bloque Central Bolívar’. Tan solo en una de esas zonas, el departamento de Putumayo, la fiscalía colombiana estima que existen más de 3.000 fosas comunes en las que se hayan enterrados los cuerpos de una parte de las miles de víctimas de alias ‘Macaco’. Además de tener un vasto control territorial, el poder de este jefe paramilitar abarca una inmensa riqueza erigida sobre la administración del narcotráfico, la propiedad de minas de oro, cultivos de palma de aceite, enormes extensiones de tierra usurpadas a los campesinos, y el lavado de activos.
2. Uno de los argumentos del Gobierno Nacional para autorizar esta extradición es que a pesar de estar en la cárcel y de haber supuestamente contribuido a desmovilizar las estructuras bajo su mando, el señor Jiménez continuó delinquiendo desde la prisión, y varios de sus grupos paramilitares han seguido actuando con otros nombres. No obstante, como se sabe, al incumplir los requisitos previstos en la Ley 975 de 2005, este jefe paramilitar debió perder los beneficios que le concede esta norma, y haber sido puesto a disposición de la justicia ordinaria.
3. Ante la ejecución inminente de la orden de extradición mencionada, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado interpuso una acción de tutela solicitando la suspensión temporal de esta medida, con el fin de asegurar que antes de la extradición, el ex jefe paramilitar responda ante la justicia ordinaria en Colombia por los miles de crímenes cometidos, revele la identidad de sus jefes y cómplices, sea condenado, y cumpla con su deber de reparación a las víctimas.
4. El 9 de abril de 2008, en una declaración pública, el procurador general de la Nación, Edgardo Maya Villazón, expresó que respalda plenamente a las víctimas y las acompaña en su reclamación para que el Gobierno suspenda el proceso de extradición del comandante paramilitar y primero se surtan los procedimientos judiciales en Colombia tendientes a satisfacer los derechos a la verdad, la justicia y la reparación.
El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado considera que el incumplimiento de la Ley 975 de 2005 debe generar la pérdida de beneficios y el paso a la justicia ordinaria de aquellos jefes y miembros de grupos paramilitares comprometidos en crímenes contra la humanidad. Tomando en consideración este conjunto de hechos, queremos señalar que la extradición del señor Carlos Mario Jiménez puede dar lugar a una abierta violación de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de miles de personas en Colombia, y una situación de impunidad de crímenes contra la humanidad contemplados en el Estatuto de Roma que rige la Corte Penal Internacional. Igualmente, queremos recordar que existen fuertes indicios de que el jefe paramilitar Carlos Mario Jiménez siguió ejecutando tales crímenes después de haberse desmovilizado, y que algunos de ellos los habría cometido en el período en que ha sido vigente el Estatuto de Roma para Colombia.
Sabemos, señor fiscal, que Usted viene haciendo un atento y detallado seguimiento a la forma en que se aplica la Ley de Justicia y Paz, así como de todas aquellas situaciones que pueden relevar de su competencia en nuestro país. Le enviamos esta información con el fin de que quede constancia escrita de estos hechos y para que haga parte de la documentación que Usted tiene sobre Colombia.
Atentamente,
Iván Cepeda Alirio Uribe Jairo Ramírez
Comité de Impulso
Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado
abril 10th, 2008
Así dijo Jorge Eliécer Gaitán a las víctimas de la matanza cuando reclamó, al pie de 20 tumbas frescas, el fin del asesinato como arma política. Eso fue a comienzos de 1948, semanas antes de su propia inmolación el 9 de abril hace 60 años.
Miguel Torres, el talentoso y riguroso hombre de Teatro, propone la creación de una comisión internacional de esclarecimiento por el crimen de Gaitán, que desde entonces convirtió los ríos colombianos en mortajas.
La guerra, iniciada en 1946 mediante ataques a la población civil por parte de lo que hoy llamamos grupos paramilitares de ultraderecha, cuesta 6,5 por ciento del producto interno bruto nacional.
El año pasado, 305.966 personas fueron desplazadas a la fuerza, según la Consejería para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes).
abril 10th, 2008
Qué bárbaro mi colega y amigo Eduardo Márquez, presidente de la Federación Colombiana de Periodistas (Fecolper). Contó en un congreso mundial en Belfast cómo es que vive buena parte de los periodistas en Colombia.
¿Creen ustedes que algún medio colombiano, después de esto, le va a volver a dar trabajo a Eduardo, por cierto gran periodista?
A través de su labor de capacitación en la asociación profesional Medios para la Paz (MPP), Eduardo descubrió hacia el año 2000 que, por ejemplo, los empresarios de radio y televisión –fuera de Bogotá- no pagan salarios a sus periodistas; ni honorarios; les arriendan “espacios”, que éstos deben financiar consiguiendo publicidad.
“Entre las balas de la intolerancia y la realidad del desempleo”, tituló Eduardo gráficamente su capítulo en el libro “Las trampas de la guerra – Periodismo y conflicto” , que editó MPP en Bogotá en julio de 2001, escrito por varios talleristas de esa asociación a la que pertenezco.
Ahí sí dan ganas de estar de acuerdo con el presidente colombiano Álvaro Uribe: derecha e izquierda no existen, dice él. Yo agrego: lo que existe es “arriba” y “abajo”.
Eduardo, apoyado por la Federación Internacional de Periodistas y por MPP, logró impulsar la creación de Fecolper en mayo de 2007. Aquí el despacho desde Belfast, distribuido por la RedCaribe de Periodistas:
FECOLPER y Ceso-FIP explican en el Reino Unido lamentables condiciones laborales de los periodistas colombianos
08/04/2008
“El dinero que los colombianos pagan en impuestos se utiliza para extorsionar a buena parte de los periodistas con la publicidad estatal, acabar su independencia, degradar la calidad de la información, desinformar a los ciudadanos y, por lo tanto, debilitar aún más a nuestra frágil democracia”, dijo el presidente de la Federación Colombiana de Periodistas y director del Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, Eduardo Márquez, durante su intervención en el Congreso 101 de la Unión Nacional de Periodistas de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que concluyó en Belfast el domingo pasado.
El dirigente gremial explicó que esta situación es padecida por la mayoría de periodistas que trabajan en radio y televisión fuera de la capital, Bogotá, “pues los empresarios de los medios no pagan salarios -como exige la ley-, ni siquiera honorarios, sino con un arbitrario derecho a vender publicidad; y, como si fuera poco, arriendan los espacios informativos o de opinión, de tal manera que los periodistas colombianos son los únicos profesionales del mundo que deben pagar para poder trabajar”.
Márquez dijo que es casi una norma remunerar a los corresponsales de los grandes medios de comunicación por nota publicada o emitida, pero exigiendo un compromiso de 24 horas. “Como generalmente estos ingresos suelen ser insuficientes –puntualizó-, los corresponsales trabajan en medios locales donde deben mendigar publicidad para llevar el pan a sus casas. Ahí termina la libertad para el ejercicio del periodismo en nuestro país y el derecho de los colombianos a una información veraz y equilibrada”.
Detalló cómo esta degradación laboral se produce en medio de un ambiente político y militar sumamente hostil, en el que paramilitares de extrema derecha –parcialmente desmovilizados-, guerrillas de extrema izquierda, narcotraficantes y funcionarios corruptos amenazan de muerte y disparan contra los periodistas que ponen en evidencia sus atropellos contra la población civil, la complicidad de miembros de los organismos de seguridad del Estado o el desvío de recursos del erario público.
Recordó que desde 1989, cerca de 140 periodistas han sido asesinados, en la mayor parte de los casos, por razones de su trabajo informativo.
Una exposición similar hizo Márquez, en compañía de la periodista de Ceso-FIP, Karen Cepeda, a un grupo de parlamentarios de distintos partidos que trabajan, con la Unión de Periodistas de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, temas relativos a la libertad de prensa y derechos sindicales, el pasado martes, en la sede del Parlamento.
Ellos expresaron su sorpresa ante el panorama descrito y se comprometieron con una campaña a favor de la libertad de expresión que recoja las principales reivindicaciones de los informadores colombianos, coordinada con FECOLPER a través de la organización inglesa de periodistas.
Reporteros de agencias de prensa, y medios ingleses, irlandeses y españoles reunidos con los dos delegados se han solidarizado con los colegas colombianos, al igual que dirigentes de organizaciones civiles que, siempre, coinciden en preguntar: “Con esa condiciones tan degradantes y peligrosas ¿por qué trabajan los periodistas en Colombia?”. Y la respuesta que siempre escucharon fue: “¡Por pasión!”.
Federación Colombiana de Periodistas, FECOLPER
FECOLPER representa a más de 1.000 periodistas en 18 departamentos de Colombia
Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, Ceso-FIP
La FIP representa a más de 600 mil periodistas en 120 países
abril 8th, 2008
Titula El Tiempo una noticia en su edición dominical: “¿Y como para qué llamará Jimmy Carter a Uribe?”
El ex presidente estadounidense ha llamado telefónicamente tres veces a Álvaro Uribe en los últimos 10 días; Carter “es partidario del acuerdo humanitario y de apoyar el proceso de paz en Colombia”, dice la brevísima información con tan inusual título.
abril 6th, 2008
Con su odio obsesivo a las FARC, el presidente Álvaro Uribe “es quien más importancia les ha concedido y quien mayor protagonismo les ha dado en toda la historia de Colombia”, registra con asombro el escritor colombiano William Ospina en una carta circulada en la RedCaribe de Periodistas. Extractos.
“Ningún gobernante colombiano como Uribe se ha propuesto de un modo más decidido y persistente la aniquilación de la guerrilla, y sobre todo su reducción a lo irrisorio. Uribe ha querido demostrar que no son ningún ejército insurgente sino una pequeña y despreciable banda de delincuentes sin el menor contenido político.
“Lo más asombroso para quien contemple hoy el panorama, es descubrir que ese hombre que se proponía ningunear a ese ejército insurgente, a esa guerrilla que ha cometido tantos crímenes y que tiene tan pocas propuestas para la sociedad, en realidad es quien más importancia les ha concedido y quien mayor protagonismo les ha dado en toda la historia de Colombia.
“Borges decía que nadie sabe quién es, que nadie sabe cuál es el papel que ha venido a jugar en el mundo. Saulo de Tarso, el perseguidor de cristianos, se creía su principal enemigo, y en realidad fue el fundador del cristianismo. Es es decir, sólo se odia tanto algo, si se le concede la mayor importancia. Sólo se dedica la vida entera a destruir a un enemigo si se piensa que no hay en el mundo nada más importante que él. Por eso decía Kafka: ‘De tu verdadero enemigo te llega una energía incontenible’.
“Creo que Uribe, paradójicamente, pasará a la historia como el hombre que convirtió a las FARC en un ejército revolucionario de dimensión latinoamericana. Si uno quisiera acabar con las FARC, que es lo que habría que hacer, negociaría con ellas, haría la reforma agraria que la sociedad colombiana requiere, salvaría a las instituciones colombianas, mejorándolas un poco, y la guerrilla local se diluiría en el mar de la sociedad como ocurrió con el M-19 y otras fuerzas.
“Pero no, Uribe las odia, Uribe sólo acepta aniquilarlas, y considera como una vergonzosa concesión dialogar y negociar con ellas. Por ello se lanza a combatirlas a toda costa, de cualquier modo, y sin atenuantes. El resultado: ha internacionalizado la lucha de esa guerrilla. Con tal de matar a uno de sus jefes ha producido la mayor crisis de Latinoamérica en los últimos tiempos, ha llevado a Colombia por primera vez en su historia a romper relaciones simultáneamente con tres países, y parece empeñado en llevar ante la Corte Internacional un caso que no parece probable que produzca para él resultados benéficos.
“Es más: hasta hace un par de semanas la guerrilla era un fenómeno local, reducido a unos diez mil militantes. El gobierno en la ceguera de su odio está empeñado en demostrar que Chávez y Correa están aliados con ella, y no advierte que lo único que logra es ampliar la militancia de las FARC con cinco millones de chavistas y tres millones de correístas. Nadie había hecho tanto por esa guerrilla, que a mí, personalmente, me parece violadora de los derechos humanos, y sin proyecto válido para un país como Colombia en los tiempos que corren.
“Algo más: Uribe se proponía demostrar que no son una fuerza política, que no son beligerantes, pero en su ceguera insiste en afirmar que Chávez no sólo está aliado con ella sino que es, casi, su jefe. ¿A qué más beligerancia podía aspirar la guerrilla que a tener entre sus miembros o sus simpatizantes a los presidentes de dos naciones y a sus electorados?
“Si Chávez es partidario de las FARC, o como dicen los uribistas, su jefe, entonces ya las FARC tienen un carácter político indudable. Es más, tienen ya status de gobernantes en varios países. El odio ha logrado lo que nunca lograría la simpatía. O, dicho de otro modo, el que las odia les da mucho más que el que habría querido ayudarlas.
“Ahora las guerrillas son protagonistas harto visibles de la historia sudamericana, el gobierno ha recibido el rechazo y podría recibir la condena de muchos países, y nadie podría predecir para dónde van las cosas.”
abril 2nd, 2008
La Fiscalía General de la Nación, de Colombia, quiere interrogar a la estudiante mexicana Lucía Andrea Morett Álvarez, sobreviviente del ataque a Raúl Reyes y quien se recupera en el Hospital Militar de Quito. Se me pasa por la cabeza que alguien debería interrogar también al fiscal colombiano que acompañó a la fuerza pública de este país al lugar de la matanza, en territorio ecuatoriano.
Reproduzco mensaje recibido hoy, suscrito por Morett.
Relata que el grupo de la UNAM, integrado por “jóvenes que desde las vías pacíficas y legales queremos un cambio en la sociedad”, llegó al campamento “unas pocas horas antes de la barbarie”, al cual fue invitado para conocer las propuestas de paz de las FARC. Que los heridos fueron rematados por la espalda.
“Nosotros no cometimos ningún delito, ingresamos y transitamos legalmente en el Ecuador, participamos de actividades públicas y, en cambio arteramente se nos acribilló. Tan abrumadores son los hechos que el Fiscal General de esta nación me ha dicho que no hay nada en mi contra, que fui víctima y me deseaba una pronta recuperación”, expresa Morett.
Compañeras y compañeros:
Reciban un saludo sincero, bolivariano, desde una cama del Hospital Militar en Quito, Ecuador, en donde me recupero de las múltiples lesiones que sufrí a consecuencia del criminal bombardeo lanzado por el ejército colombiano a tierras del Ecuador el pasado 1 de marzo y por el cual murieron cuatro de mis mejores amigos. Me duelen muchas cosas, entre otras, que el gobierno mexicano intente con su silencio revertir la responsabilidad que, ante el mundo y la historia, tienen los autores de la masacre, para desviar la atención preguntándose qué estábamos haciendo allí, cuando además se sabe que llegamos al campamento unas pocas horas antes de la barbarie y lo hicimos en nuestra condición de civiles y estudiosos universitarios sin imaginar que íbamos a ser víctimas de una de las peores infamias cometida recientemente en América Latina, justo en un lugar al que se nos invitó para conocer las propuestas de paz.
Me duele que en un mundo lleno de comunicación, los medios y su poder tergiversen la realidad con absurdas y dolosas mentiras, y que con ellas busquen lastimar la dignidad de jóvenes que desde las vías pacíficas y legales queremos un cambio en la sociedad. Vean lo que les digo, ahora nos salen con la abominable pretensión, eso sí ampliamente difundida, «de que las autoridades colombianas nos van a interrogar».
En qué cabeza cabe pensar que nuestro verdugo sea al mismo tiempo el juez de estos hechos y que sean además los asesinos quienes sentencien a las víctimas. Cabe destacar que existe ya un culpable confeso, a Álvaro Uribe se le debe investigar y castigar y lo mismo debe hacerse con otros autores materiales e intelectuales, a todos aquellos que nos lanzaron bombas igualitas a las que arrojaron en guerra contra Irak, para después atacar por la espalda a los heridos.
Nosotros no cometimos ningún delito, ingresamos y transitamos legalmente en el Ecuador, participamos de actividades públicas y, en cambio arteramente se nos acribilló. Tan abrumadores son los hechos que el Fiscal General de esta nación me ha dicho que no hay nada en mi contra, que fui víctima y me deseaba una pronta recuperación.
Quiero decirles desde este hermoso pueblo ecuatoriano que me ha abierto sus brazos y su solidaridad, que sé que allá en México el coraje y la dignidad también están encontrando su lugar y que son muchos los actos y las formas mediante las que se exige que este crimen de Estado no quede impune.
Gracias por estar con nosotros, con Juan, con Fernando, con Verónica, con Soren. Tengo la confianza que no estoy sola, que la gente de mi pueblo sabrá luchar y hacer justicia; que en la UNAM nuestras autoridades han condenado los crímenes y han estado a la altura de los acontecimientos para defender el derecho a pensar y actuar críticamente.
Estoy segura que muy pronto mis compañeros tendrán una lápida digna, que su muerte no será en vano ya que su semilla cayó en suelo fértil por lo que junto a ellos nacerán flores y frutos hermosos. Su voz que pretendieron apagar de una manera muy ruin se multiplicará en el grito de muchos millones por todo el planeta.
Me despido desde esta mitad del mundo fracturada por ese bombardeo cobarde. Sigo confiada en que esa América, esa Patria Grande por la que lucharon y soñaron Bolívar y Martí, muy pronto llegará. Nuestras naciones después de un largo eclipse florecerán. No hay imperio que viva eternamente.
Fraternalmente. Lucía Andrea Morett Álvarez.
Quito, Ecuador a 25 de marzo de 2008.
abril 1st, 2008
Iván Márquez, miembro del secretariado de las FARC, quien actuó públicamente como interlocutor de Hugo Chávez durante la vertiginosa gestión humanitaria del presidente venezolano por la libertad de rehenes y prisioneros de guerra, afirma que el misil que mató a su compañero Raúl Reyes en territorio ecuatoriano fue disparado por fuerzas estadounidenses desde la base de Tres Esquinas, en el departamento del Caquetá en Colombia. Las tropas terrestres entraron desde el sur del campamento, según esta reconstrucción. «Mataron a Raúl, e hirieron gravemente el canje de prisioneros y la paz», comentó el comandante de las FARC, Manuel Marulanda.
La operación frustró un encuentro de Reyes con una delegación del gobierno francés. Márquez se hace una pregunta que me hacía yo esta mañana: ¿Dónde están los 11 guerrilleros detenidos que reportó el gobierno colombiano en el parte de guerra sobre la muerte de Reyes?
Sitúa en 150 mil las personas encarceladas por el gobierno de Álvaro Uribe.
No comparto los ataques de Iván Márquez a mis colegas Juan Gossaín y Darío Arizmendi, directores respectivamente de RCN Radio y de Caracol Radio. Ellos no son responsables de lo que ocurre. Publico este texto para conocimiento de mi lector o lectora.
El «tenebroso terrorista»
Por Iván Márquez, integrante del Secretariado de las FARC-EP/Colombia
¡Aquí hay uno vivo! –gritaban en la oscuridad. ¡Dénle bala! –respondían. Y luego los disparos… Así actuaban las tropas de Uribe Vélez, el tenebroso terrorista internacional pelele de los Estados Unidos, al consolidar la toma del campamento de Raúl Reyes. Varios de los heridos fueron rematados con tiros de gracia.
A las 00:25 de ese primero de marzo un misil impacta con estruendo el corazón del campamento dormido. No se escucharon aviones ni helicópteros. El misil había sido disparado por los gringos desde la base aérea de Tres Esquinas, en el Caquetá. De sur a norte entraron las tropas terrestres que fueron avistadas en el área desde el 26 de febrero. Ya no habría encuentro con la delegación francesa para explorar la liberación de Ingrid. Habían muerto Raúl Reyes, algunos de sus guerrilleros y unos estudiantes mexicanos de visita en el lugar. Como dijo el comandante Manuel: «mataron a Raúl, e hirieron gravemente el canje de prisioneros y la paz».
El «Israel» de Suramérica –Colombia-, el país receptor de la mayor ayuda militar y de millones y millones de dólares del gobierno de Washington en la región, había actuado sobre seguro, con el consentimiento de su amo, con los satélites y la tecnología militar de punta proporcionada por el gobierno de los Estados Unidos.
La indignante mentira de la persecución en caliente no podía resistir el embate de la verdad. Se derrumbó ante el primer análisis dejando al desnudo la más infame violación al territorio, a la soberanía y la dignidad de un país hermano. Y como ya habían soltado su perfidia, intentaron y siguen intentando convertir a la nación victimizada en victimaria. Por eso como perros de presa ladran la doctrina de la soberanía limitada, inaceptable sofisma y pretexto de la Casa Blanca para agredir y expoliar pueblos, argucia precaria que no servirá para encubrir la transgresión a la ley internacional en Nuestra América. La respuesta del Presidente del Ecuador, Rafael Correa, al señor Uribe fue altiva y contundente: «su insolencia hace más daño que sus bombas asesinas. ¡Déjese de falacias!”
El mundo no podrá olvidar aquella tarde de Santo Domingo en que un enloquecido Álvaro Uribe cubría de improperios a Raúl Reyes ya muerto, llamándolo cobarde y tenebroso terrorista, calificativos que más bien pueden endilgarse al terrorista con banda presidencial, que a nombre del narco paramilitarismo que sucedió a los carteles de Cali y Medellín, se tomó el Palacio de Nariño.
A la muerte de Raúl y al asesinato posterior de Iván Ríos le siguió la más irracional euforia triunfalista de las oligarquías de Colombia. El fascismo histérico –el mismo que incita a lapidar a mujeres extraordinarias como Piedad Córdoba- estremeció al país comandado por los Santos, gossaínes y arismendys. Vomitaron todo su odio y llenaron el espacio electromagnético de informaciones manipuladas, manos cercenadas, recompensas y sapos, aquelarres de victoria y de incitaciones a «fumigar» a la insurgencia. Se destaparon y se lanzaron con todo, creyendo que estaban sellando la victoria de la batalla final. Sus más terribles anatemas profanaron los cadáveres de los caídos con el mismo ensañamiento de los paramilitares con sus víctimas. Les pasará lo que al mariscal Monet, que creyendo asegurada la victoria en los campos de Ayacucho, con desmedido optimismo se lanzó con todas sus fuerzas a exterminar a los invencibles de Sucre y de Bolívar.
A través de un micrófono el Fiscal General Mario Iguarán exteriorizaba su escalofriante dilema: catalogar o no como homicida al asesino del comandante Iván Ríos y su compañera. Y por otro lado el general Mora Rangel se ufanaba de los 400 mil efectivos de las Fuerzas Armadas oficiales comparados con los 50 mil del Ecuador y los 70 mil de Venezuela. La experiencia de los soldados colombianos es mayor, -decía, «les llevamos años luz y no sólo a Venezuela, pues nuestros pilotos están acostumbrados a combatir de noche». Y tal vez tenga razón, pero el problema de su ligero análisis es que no tiene en cuenta ni a las FARC ni a los pueblos de la Gran Colombia. Unas FARC libres para avanzar no es asunto despreciable, y mucho menos si lo hacen rodeadas de pueblo insurreccionado, resuelto a salir de la horrible noche de la opresión.
Se les está olvidando que Colombia entera es un polvorín social a punto de estallar. Uribe desterró para siempre de sus discursos los programas sociales. Sólo habla de guerra y odio y lo hace desde las guarniciones militares, y desde la escuela de policía General Santander. Convirtió sus Consejos Comunales en la tribuna de la demagogia y el engaño descarado a la población. Anuncia que va a solucionar las necesidades más sentidas de la gente, pero de ahí no pasa. Ya son más de 30 millones los colombianos que viven en la pobreza. El alto costo de la vida y el desempleo están matando de hambre a las mayorías. No hay techo, no hay salud ni educación para ellas. Las tierras despojadas no han sido devueltas a los campesinos, y más de 4 millones de desplazados continúan engrosando la miseria. Sólo hay ganancias para los grandes inversionistas, objeto fundamental de la «sacrosanta» política de la Seguridad Democrática impuesta por los gringos, como prolongación renovada de la nefasta Doctrina de la Seguridad Nacional.
La violación a la soberanía del Ecuador fue otra de las tantas cortinas de humo para intentar tapar todas las podredumbres y vergüenzas reunidas de un régimen que ha vuelto sus armas represivas contra el pueblo. Buscan encubrir los inobjetables vínculos del señor Uribe con la narco-para-política que deshonra el nombre de Colombia. Que nadie cuestione cómo puede seguir siendo presidente un hombre cuyos principales alfiles están tras las rejas por sus escandalosos nexos con la narco-para-política. El 90% de los congresistas acusados, es uribista. El Vicepresidente y el ministro de Defensa, los señores Santos, no pueden ocultar su frondoso rabo de paja narco-paramilitar. Los mismos capos paramilitares han denunciado que financiaron con maletas repletas de dólares las campañas presidenciales de Uribe. No puede ocultar el señor Uribe su trayectoria delictiva en el narcotráfico. Está metido ahí hasta los tuétanos desde que se desempeñó como director de la Aeronáutica Civil, cargo que aprovechó para autorizar a Pablo Escobar Gaviria la operación de centenares de pistas clandestinas en la selva, desde donde el capo surtió de cocaína las ciudades estadounidenses.
¿Es a éste a quien Bush y Rice llaman a apoyar como Presidente democrático y paladín de la justicia social? ¿Será que ya se les olvidó que llegó a la presidencia, además, cabalgando en un gigantesco fraude electoral montado por los paramilitares y el director del DAS? Que diga ese «presidente democrático» dónde están los 11 prisioneros que sacó del campamento de Raúl Reyes, hoy desaparecidos. Que responda por las masacres y las miles de fosas comunes sobre las que erigió su gobierno, por los más de 150 mil ciudadanos encarcelados tras sus redadas fascistas. Que responda por el asesinato de dirigentes sindicales y populares, por la extradición a los Estados Unidos de más de 600 nacionales, renunciando a la soberanía jurídica del país en el más abrumador arrodillamiento a una potencia extranjera. No puede ser un gobernante democrático quien envía sus hordas paramilitares a Venezuela a asesinar a un Presidente, o quien no se inmuta ante el asesinato de varios de los organizadores de la gran marcha del 6 de marzo contra el terrorismo de Estado. En realidad, Uribe es un «tenebroso terrorista». El terrorismo de Estado es su práctica cotidiana.
Las convulsiones de la Colombia de hoy son el signo de que estamos en los umbrales de una nueva era. América está pariendo la era de Bolívar. Es la hora de la lucha de los pueblos y la solidaridad. Nos aproximamos a un hito histórico portentoso en que los pueblos serán los protagonistas del cambio luego de 500 años de opresión y expolio. No se puede vacilar en este momento. Esa cuerda de bandidos santanderistas, neoliberales y pro-yanquis no va a desactivar la resistencia popular con su subjetiva y alegre arrogancia triunfalista.
Los pueblos de la Gran Colombia deben marchar contra el pelele fascista de Washington, contra los halcones histéricos que chillan amenazantes su doctrina fascista sobre los pueblos de Nuestra América, azuzados por el Comando Sur.
Colombia requiere de un levantamiento popular por la patria, por la solución política del conflicto, contra el hambre, contra la guerra, por la paz, por un nuevo gobierno, por democracia popular y soberanía del pueblo. Queremos la patria que quería Bolívar, no la que truncaron Santander y el entonces Secretario de Estado Henry Clay, un nuevo gobierno que aborde la búsqueda urgente de la paz con justicia social que le dé a nuestro pueblo la mayor suma de estabilidad política y felicidad; que empuñe la bandera bolivariana de construir en este hemisferio una gran nación de repúblicas, que sea «escudo de nuestro destino» y garantía inmovible de respeto y dignidad.
Montañas de Colombia, marzo 20 de 2008
marzo 31st, 2008
» Y ahora qué más da; si nos hemos quedado solos, que nos invadan sería lo mejor… Estamos solos, a la derecha del mapa. Sólo nos acompaña nuestro buen amigo, el que invadió el país de las Mil y una Noches», dice un texto anónimo* que me envía una colega, de regreso de un breve viaje por Ecuador.
(Para fortuna mía, varios lectores aclararon más tarde que «Ojalá nos invadan» corresponde al cantautor Lizardo Carvajal. Así llegué a su sitio web www.lizardocarvajal.com, que recomiendo).
Ojalá nos invadan
por Lizardo Carvajal
Y ahora qué más da; si nos hemos quedado solos, que nos invadan sería lo mejor.
Sería una bendición para nuestra tierra que rodeen nuestras fronteras y que nos invadan nuestros hermanos latinoamericanos.
Que nos invadan los ecuatorianos, tal vez así volvamos a tener de tierno maíz el corazón que perdimos.
¡Que nos invadan los cubanos! Para que nuestros niños se eduquen gratuitamente y no mueran en las puertas de los hospitales privados.
Que venga lo mejor de nuestra América.
Que venga un contingente de garotas brasileras que nos hagan el amor hasta perder la leve fuerza que se necesita para apretar un gatillo. Sería lo mejor para Colombia una invasión brasilera a gran escala; de pronto así, algún día, ganemos un mundial de fútbol.
Urgentemente una invasión venezolana, para volver a decir las cosas con claridad, con franqueza, sin santanderismos, con elocuencia bolivariana.
Se requiere con urgencia una invasión boliviana, que nos quite esa vergüenza de tener también sangre de indios; esa vergüenza, que nos condena eternamente al peor de los subdesarrollos.
Reclamo con ansias la invasión de tropas de piqueteros argentinos, de madres y abuelas de plaza que nos cuenten historias en donde podamos reconocer nuestras propias historias.
Que vengan tropas españolas y chilenas, a contarnos cómo se pudre el corazón de una patria fascista.
Vengan los uruguayos con sus mates amargos a contarnos la milonga dulzona y triste de sus desaparecidos.
Que vengan todos los hermanos del mundo a esta tierra olvidada a hacernos entender que nuestro país no es el mejor país del mundo, porque es una patria injusta. Que Colombia es pasión… y muerte.
Ojalá nos invada la batucada festiva que acabe con nuestro luto, que acabe con este silencio que aturde.
Estamos solos, a la derecha del mapa. Sólo nos acompaña nuestro buen amigo, el que invadió el país de las Mil y una Noches.
marzo 31st, 2008
En todo este embrollo por la mediación de Venezuela y Ecuador frente a las FARC lo que ha hecho falta es información clara y descarada. Ha habido demasiado secreto diplomático, algo que como periodista nunca termino de lamentar.
Estados Unidos, y especialmente por boca de su embajador en Colombia William Brownfield, ha repetido que cualquier persona y cualquier gobierno que puedan ayudar en la liberación de los rehenes en manos de las FARC, será bienvenido. Otro tanto ha dicho el gobierno francés.
Lo que muestran algunos documentos que nos están dejando ver, entre los supuestamente hallados en los computadores del guerrillero “Raúl Reyes”, es que más de uno está intentando hacer valer esas palabras. La muerte de “Reyes” en territorio de Ecuador demuestra que había una mediación, en un lugar geográfico destinado para el efecto, fuera de Colombia.
¿Alguien cree en serio que la enorme felicidad por la libertad, en enero y febrero, de Clara Rojas, Consuelo González, Luis Eladio Pérez, Gloria Polanco, Orlando Beltrán y Jorge Eduardo Gechem se logró mediante insultos y descalificaciones a la guerrilla de las FARC?
¿Alguien se ha preguntado por qué las armas de los guerrilleros aparecieron amontonadas en un rincón del campamento, como si se tratase de parte de un acuerdo con las autoridades de ese país? El domingo, el periodista investigativo Ignacio Gómez reveló en Noticias Uno que el soldado colombiano que murió en la operación pereció porque le cayó un árbol encima, que había quedado inestable tras el bombardeo.
Por lo menos alguien se preguntó que habría pasado si, en lugar de estudiantes de la UNAM, en el momento del ataque hubieran estado en el campamento de “Reyes” un obispo, un miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja, un parlamentario o un ministro de un país mediador.
Uribe “no puede querer una mediación y matar a los negociadores, no puede llamar a la solidaridad internacional para salvar a sus compatriotas, y bombardear a los países hermanos que ofrecen facilidades para las negociaciones”, afirma el presidente de la delegación del Parlamento Europeo para los países de la Comunidad Andina, en misiva el 4 de marzo al presidente de Colombia, y que reproduzco a continuación.
Bruselas, el 04 de marzo de 2008
Sr. Presidente de la República de Colombia
Dr. Alvaro Uribe
Palacio de Nariño
Santa Fe de Bogotá
Colombia
Excelentísimo Señor Presidente,
Al cabo de algunos días de reflexión me permito escribirle con respecto al grave incidente ocurrido el 1ero de marzo: me refiero a la incursión en territorio ecuatoriano perpetrada por la aviación y tropas transportadas por aeronaves, con la finalidad de matar al ‘número dos’ de las FARC, Raúl Reyes, a sus acompañantes, y de llevárselos junto con tres computadoras.
Seguramente, la protesta y la indignación del Presidente de la República ecuatoriana, Rafael Correa, y la reprobación internacional provocada por esta violación de la soberanía ecuatoriana totalmente contraria a la legalidad, no le habrán sorprendido, y pienso que es con toda la conciencia de esta reprobación que usted ordenó o dejó cometer este acto. No tengo nada que añadir sobre este asunto que usted no sepa ya.
He leído muy atentamente el discurso del Presidente Correa, así como la «respuesta de su Ministro de Relaciones Exteriores a la Cancillería del Gobierno Ecuatoriano», así como varios artículos relativos al contenido de las computadoras.
Es a triple título, Excelentísimo Presidente, que me permito escribirle. Como Presidente de la delegación del Parlamento Europeo para los países de la Comunidad Andina, como ciudadano francés, y como un viejo amigo de Colombia y del pueblo colombiano. Además he tenido varias veces el honor de reunirme con usted y de escuchar su punto de vista, muy recientemente en Bruselas y en Bogotá.
Como presidente de la delegación para la CAN, solo puedo expresar mi total falta de comprensión ante tanta agresión por parte de Colombia contra un país hermano, y eso en plena negociación de un acuerdo de Asociación entre la CAN y la Unión Europea. Usted me aseguró, hace unos días, su voluntad de negociar «de bloque a bloque». ¿Cómo se puede hablar de bloque todavía cuando un miembro del bloque toma la iniciativa de lanzar una intervención militar en un territorio ajeno?
Como ciudadano francés, guardo el recuerdo de una guerra atroz que realizó mi país contra el Frente de Liberación Nacional argelino, antes de terminar negociando con él. Esta guerra estuvo plagada de incidentes internacionales del mismo estilo: el bombardeo de Sakhiet en Turquía, el desvío de un vuelo internacional para capturar dirigentes del Frente de Liberación Nacional… Estos actos desacreditaron tanto a la diplomacia francesa que Francia perdió una guerra que sus militares pensaban haber ganado en el terreno.
De ninguna manera quisiera negar el derecho del gobierno constitucional colombiano a responder por las armas a los actos criminales de los grupos que la misma Unión Europea inscribió y mantiene en la lista de grupos terroristas: las AUC, el ELN, las FARC. Pero atacar a los países vecinos, muy perturbados ya por la afluencia de refugiados colombianos, es algo muy distinto.
Pero hay algo más grave aún – si es posible – me refiero al pueblo colombiano; a los miles de secuestrados y sus familias, y a la posibilidad de volver a la paz en Colombia.
Usted, Señor el Presidente, aprobó públicamente un proyecto de «zona de distensión» en la Florida – Pradera, propuesta por los mediadores españoles, suizos y franceses, donde se pudiese negociar un canje humanitario.
Ante el rechazo por las FARC del perímetro propuesto, Usted mismo me había dicho: «Si no quieren negociar en Colombia, que negocien donde quieran, hasta en el Vaticano».
Sin embargo, hace varias semanas que las FARC van liberando cada vez más ciudadanas y ciudadanos colombianos, senadores o representantes. Usted agradeció públicamente a los mediadores que permitieron estas liberaciones de colombianos, liberaciones portadoras de tanta esperanza.
Es lógico que sí hubo una mediación, hubo un lugar para estas negociaciones, y que si éste lugar no estaba en Colombia, fue entonces el objeto de «acuerdos» territoriales temporales entre las FARC, los mediadores y las autoridades de los países vecinos de Colombia.
Es de notoriedad pública que solamente un dirigente de la envergadura de Raúl Reyes podía concluir tales acuerdos de liberación (Rodrigo Granda, a quien Usted liberó a petición del Presidente Sarkozy, estuvo en una posición demasiado baja en la jerarquía de las FARC para tomar tales decisiones).
Ha sido revelado, por una de las computadoras confiscadas en el campamento de Raúl Reyes, que las autoridades ecuatorianas habían tomado disposiciones para que en ese lugar, cerca de la frontera, se negociara la liberación del Soldado Pablo Emilio Moncayo, el más antiguo de los prisioneros de las FARC, cuyo único crimen fue haber defendido el orden constitucional de su Patria.
Quizás sabremos un día si las liberaciones anteriores se habían negociado en el mismo campamento o según un acuerdo del mismo estilo.
Lo que es seguro, es que al causar la muerte de Raúl Reyes en ese lugar, las Fuerzas Armadas Colombianas pusieron un término a las negociaciones para la liberación del Soldado Pablo Emilio Moncayo y quizás de muchos otros posteriormente. Pienso en particular en la ex-senadora Ingrid Betancourt, cuyas ‘pruebas de vida’ inspiran las más altas inquietudes acerca de su salud a corto plazo.
Excelentísimo Señor Presidente, con todo el respeto que le debo, quisiera recordarle el respeto a la lógica y a la humanidad. Usted no puede querer una mediación y matar a los negociadores, no puede llamar a la solidaridad internacional para salvar a sus compatriotas, y bombardear a los países hermanos que ofrecen facilidades para las negociaciones.
Le pido pensar un momento en la siguiente situación: ¿Qué habría pasado si un mediador importante, un obispo colombiano, un dirigente de la Cruz Roja, un Ministro o Diputado de un país mediador europeo, hubiera estado esa noche con Raúl Reyes en el campamento facilitado por las autoridades ecuatorianas? ¿Qué hubiese pasado si esta persona también hubiera sido asesinada por una bomba colombiana? ¿Qué hubiese pasado si se hubiera localizado a Raúl Reyes en el Vaticano en plena negociación con emisarios suizos? ¿Hubiese mandado a bombardear el Vaticano?
Es por ello que, llevado por la preocupación de sus compatriotas, le hago este llamado, Sr. Presidente, no solamente a evitar las confrontaciones militares que pondrían en peligro la vida de los rehenes, sino a abstenerse absolutamente de toda operación violenta contra los negociadores, emisarios o mediadores en la búsqueda de un acuerdo humanitario, ya sea en suelo colombiano, y mucho menos en suelo de otro país soberano.
Reafirmando nuestro compromiso con la paz en la región,
Le saluda atentamente
Alain Lipietz
marzo 17th, 2008
El Concierto Paz Sin Fronteras resultó siendo un concierto de puro amor para los pueblos de Colombia, Venezuela y Ecuador.
Carlos Vives, Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Juan Luis Guerra, Juan Fernando Velazco, Ricardo Montaner y Juanes, el que convocó todo, fueron llamados “los cancilleres que necesitamos”.
Fotografías aéreas en el diario La Opinión, de Cúcuta
Los azuzadores de odios no fueron bienvenidos.
marzo 16th, 2008
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