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Deporte, espectáculo y cambios sociales | IPS en la blogosfera

Quienes siguen los espectáculos deportivos por la televisión cubana habrán apreciado, en los últimos meses, una ampliación de la oferta y nuevos discursos, como consecuencia inevitable de los cambios que ocurren en la sociedad, en el país.

El crecimiento en la programación deportiva televisiva no ha sido repentino, pero el 2013 es notorio en estos eventos: El Juego de las Estrellas y otros encuentros de la National Basketball Association (NBA), partidos entre clubes de la liga española de este deporte, y desafíos en diferentes ligas de béisbol profesional de Asia y América Latina, incluyendo la Serie del Caribe, así lo atestiguan.

El béisbol deviene uno de los deportes más seguidos por los cubanos Archivo IPS

El béisbol deviene uno de los deportes más seguidos por los cubanos Archivo IPS

A todo esto se le suma un incremento sustancial en la cobertura del fútbol, con preferencia de la Liga de las Estrellas (España) y la Liga de Campeones de la UEFA (Unión de Asociaciones de Fútbol Europeo), con la novedad que ha representado la transmisión de varios enfrentamientos en vivo de esta última y de los clásicos choques Real Madrid-Barcelona, para beneplácito de una afición futbolística que ya es considerable a escala nacional.

En el mes de marzo de este año el béisbol se ha llevado el protagonismo con el desarrollo del III Clásico Mundial, celebrado en Asia y América, donde la selección cubana volvió a quedarse con los deseos de avanzar hasta la fase semifinal, lo cual no fue obstáculo para que el torneo se siguiera viendo aquí hasta el último out.

En el propio contexto del Clásico Mundial de Béisbol se han apreciado cambios en la conducta verbal de los narradores-comentaristas cubanos al enfrentarse a fenómenos nuevos: por primera vez, estos periodistas tuvieron que lidiar con la presencia de peloteros de la isla en conjuntos de otros países, en Brasil y España concretamente.

Los peloteros cubanos que militan en esas selecciones fueron debidamente identificados y se ofrecieron –aunque muy escuetamente– datos de su carrera deportiva. Este proceder se distancia del tratamiento hacia los deportistas emigrados que se empleaba anteriormente, quienes eran ignorados por los comentaristas, tratados como no personas, de acuerdo con el término fijado por George Orwell.

Los cambios en el discurso verbal del periodismo oficial que cubre el universo deportivo han demorado, pero al menos ya comenzaron como parte de un proceso mayor, de una negociación en que la fuerza social ha empujado bastante. Al parecer quedaron atrás los calificativos peyorativos utilizados durante tanto tiempo.

En un mundo donde el deporte es uno de los sectores más globalizados, en el que las ligas profesionales de mayor nivel son multinacionales, llamarle desertor –como se hacía– a un atleta cubano porque quiera probar suerte en cualquiera de ellas es ir a contracorriente; igualmente el colmo del absurdo es llamarle esclavo a un deportista profesional.

El propio Clásico de Béisbol evidenció que muchísimos de los peloteros que juegan en las Grandes Ligas de Estados Unidos, o en otros circuitos, no pierden por eso el sentimiento de identidad con su país natal. Los dominicanos y los puertorriqueños lo demostraron suficientemente, como también italianos y holandeses.

El debate desatado en torno a las derrotas de la selección cubana ha sido más profundo que en ocasiones anteriores; no han faltado periodistas que señalen hacia el interior de las causas y han reclamado cambios drásticos que apuntan hacia la superestructura de este deporte; mientras que en los comentarios de los blogs los disparos llegan más lejos.

Los que allí escriben, argumentan que tal como ha sucedido en otras esferas de la sociedad, el béisbol cubano reclama cambios esenciales que contemplen mayores estímulos a los jugadores, evaluar la profesionalización de este deporte y el acceso de los peloteros cubanos a otras ligas, sin tener que abandonar el país.

Uno de los reclamos más sostenidos de los aficionados, desde hace tiempo, es la trasmisión televisiva de juegos de las Grandes Ligas de béisbol de Estados Unidos (MLB), algo que parecía un sueño distante y ahora se prefigura como una posibilidad, luego de los sucesos referidos.

El impedimento más fuerte contra la transmisión –pensando como los dirigentes del deporte– de juegos de la MLB pudiera ser el hecho de que en varios conjuntos de la misma se desempeñan peloteros cubanos que abandonaron el país, pero, ¿acaso no lo hicieron también los que militaban en las selecciones de España y Brasil?

Definitivamente, a medida que se producen nuevos cambios en la sociedad se crea una expectativa hacia otros y el deporte está hace rato en el ojo de la tormenta. Los cubanos se acostumbraron a los éxitos deportivos, que cada vez son menos porque quedaron atrás los años de bondad para ese sector en el presupuesto nacional. En los últimos juegos olímpicos no se ganó en ningún deporte colectivo (pues ni siquiera se participó en ellos), pero nada duele más aquí que perder en béisbol.

En abril, con el comienzo de la temporada de la MLB se despejará una incógnita. Tal vez no sea ahora, pero de igual manera que en la isla se está viendo jugar a LeBron James, entre otras súper estrellas de la NBA, en un futuro se verá batear a Kendry Morales y lanzar a Aroldis Chapman y, para el próximo Clásico, ¿quién quita que ellos u otros militen en el equipo nacional como parte de los inevitables cambios que dicta la vida?

Publicado originalmente en “La esquina de Padura”