Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano, radicado en Francia. Sus artículos y libros parecen causar temor a las autoridades estadounidenses: toda una invitación para leer sistemáticamente, en adelante, a Calvo Ospina.
Calvo Ospina trabaja en «Le Dipló», como se conoce a Le Monde Diplomatique, publicación mensual francesa con ediciones en francés, alemán, inglés, árabe, armenio, búlgaro, chino (edición electrónica), coreano, croata, farsi, finlandés, griego, italiano, japonés, noruego, polaco, portugués, rumano, ruso (edición electrónica), serbio, eslovaco, esloveno, suedois, checo, turco, y que se imprime en ediciones en español en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Puerto Rico, España, México, Perú y Venezuela.
El periodista relató lo que le ocurrió al vuelo 438 de Air France el pasado 18 de abril, cuando las autoridades estadounidenses hicieron desviar el avión debido a… su presencia a bordo.
Unos aburridos funcionarios franceses tuvieron que seguir en contra de Calvo, y casi entre bostezos, los protocolos de seguridad impuestos por George W. Bush en la «guerra contra el terrorismo». «¿Sabe usar armas?», le preguntaron. «Mi única arma es escribir», contestó el periodista.
El día en que a Air France se le prohibió sobrevolar Estados Unidos
por Hernando Calvo Ospina
El vuelo de Air France, numero 438, proveniente de Paris, debía aterrizar en ciudad de México hacia las 18h de este sábado 18 de abril.
Faltarían unas cinco horas para llegar a su destino, cuando la voz del capitán anuncia que las autoridades estadounidenses desautorizaban el paso de la nave sobre ese país.
El motivo: entre los pasajeros que colmábamos el avión viajaba una persona que no era bienvenida por motivos de seguridad nacional.
Pocos minutos después, la misma voz señala a los sorprendidos viajeros que nos debíamos dirigir a Fort de France, Martinica, porque el giro que tendría que tomar el avión para llegar a su destino era muy largo y el carburante no alcanzaría.
La escala en ese territorio francés del Caribe, sería sólo para reabastecer de combustible a la nave.
El cansancio era uno de los temas entre nosotros. Pero el central era, en voz baja, quién podría ser el pasajero «terrorista», pues si los «gringos» dicen eso «es porque debe de ser terrorista».
Revisando a los que estábamos en esa última sección del avión, dos pasajeros confirmaron que ahí no podría estar porque «ninguno tiene cara de musulmán».
De nuevo en el aire, y preparándonos para otras cuatro horas de viaje, llegó hasta mí quien se identificó como el copiloto. Como tratando de ser discreto me preguntó si yo era el «señor Calvo Ospina».
Le dije que sí.
«El capitán quiere dormir, por eso vine yo».
Y me invitó a que lo acompañara hasta la parte trasera del avión.
Y es ahí cuando me dice que soy el «responsable» del desvío de la nave. Quedé atónito.
Mi primera reacción fue preguntarle: «¿usted cree que soy terrorista?»
Me dijo que no, que por eso me estaba avisando. Y también me aseguró que lo extraño es que era la primera vez que esto le pasaba a un avión de AF.
Ya poco antes de llegar a Martinica, una de las azafatas me había asegurado que en once años de trabajo nunca le había ocurrido algo parecido.
El copiloto, por último, en esa breve conversación me pidió de no decirle a nadie, incluido al resto de tripulación. Le aseguré que no tenía la mínima intención de hacerlo.
Volví a mi asiento. Y quizás por nervios o realidad, empecé a notar que la tripulación pasaba más de seguido, reparándome con curiosidad.
Al aterrizar, y sin aun haber llegado al edificio del aeropuerto, una voz femenina pedía que el «señor Calvo Ospina» se presentara a un miembro de la tripulación apenas el avión se detuviera.
Así lo hice. El joven tomó el teléfono interno y llamó a alguien. Al colgar me dijo que no, que ya no me necesitaban, que podía bajar. Me dijo que sabía de mi problema y que me deseaba suerte.
En un instante, en dos pedazos de papel que arranqué de un periódico, escribí el teléfono de mi casa y los entregué a dos personas con quienes había charlado en el avión, diciéndoles que yo era el del «problema». Me aseguraron que llamarían (no lo hicieron o no entendieron mis números)
Pocos metros después de salir del avión, justo a la entrada del edificio, nos esperaban varios agentes de civil pidiendo documentos. Yo ya empezaba a sentir que la garganta se me secaba debido a los nervios. Presenté mi pasaporte, y me dejaron pasar.
Mientras hacía fila para pasar migración me di cuenta que varios hombres buscaban a alguien. Ellos estaban situados atrás de un ventanal, de vidrios transparentes, que estaba a pocos pasos de los agentes de migración, aunque a buena altura para divisar.
La fila fue lentísima. Iba, sin alternativa, para donde yo presentía que me esperaba lo peor. Pero ¿qué podía hacer ante ello? El escándalo de un hombre señalado como presunto «terrorista» por Estados Unidos no tendría mucha oportunidad de levantar la mínima solidaridad. Debía seguir: Nada debía, y sigo sin deber, ante mi conciencia.
Entonces noté que los tres o cuatro hombres que estaban atrás de ese ventanal me habían identificado. Observaban la pantalla de un computador y me miraban. Yo me hacía el indiferente.
Quien me pareció el jefe (y lo era), bajó para decir a los agentes de migración algo sobre mí. Por más que él disimulaba era imposible que no me diera cuenta, en especial cuando sabía que yo era el «culpable». Y los de migración, uno a uno, levantaban los ojos para encontrarse con los míos, pues ya no quería esconder que sabía que era yo a quien esperaban.
Llegó mi turno. Saludé amablemente al hombre, y de la misma manera me respondió. Miró al computador, escribió algo y me dijo que esperara un momento, que necesitaba una “precisión” de mi pasaporte. Me pidió que lo siguiera. Así hice. Y me hizo entrar a una sala que estaba a un lado de aquella del vidrio. Un agente en uniforme estaba sentado escribiendo algo a su entrada. Apenas deposité mis dos maletines de mano, le dije que quería ir al baño. Me indicó dónde estaba. Pasé por dos grandes salones semi oscuros, notando que en cada uno había dos personas durmiendo en el piso en colchonetas. El baño estaba sin luz. Oriné sin importar si lo hacia por fuera de la taza: no veía nada.
Volví y me senté en una de las sillas. Busqué un libro mostrando tranquilidad, pero la garganta seguía seca. Pocos minutos después llegó el mismo hombre que más había visto buscándome desde el ventanal. Me pidió que lo siguiera en tono muy amable. Y entramos a la sala del ventanal.
Él se hizo atrás del escritorio, y me pidió sentarme en una de las dos sillas. Me senté y ahí me di cuenta de que otro hombre estaba atrás de mí, a mi izquierda y de pie. Una joven revisaba una computadora y documentos, alejada de lo nuestro.
Lo primero que me dijo el hombre es que no debía de estar preocupado, que solo querían tener algunas precisiones. Porque «cinco puntos de información», bases de datos, habían lanzado algunas informaciones sobre mí, y me lo mostró. Que necesitaban «simplemente» hacer un «resumen». En ese paquete que me mostró podía haber unas doscientas hojas, amontonadas en unos cinco grupos grapados.
Me calmé, se me olvidó la sequedad de la garganta. Y les dije: «pregunten lo que quieran, no tengo nada que esconder».
Me repitió que eran cosas simples, y breves, que después podría irme. Conociendo a la policía, tuve mis dudas.
Le pregunté que si en esa cantidad de hojas decía que yo era culpable de algo. El hombre que estaba de pie habló para responder que en verdad yo estaba ahí por pedido de las autoridades estadounidenses. Que yo debía de saber que después del 11 de septiembre (2002), los estadounidenses les habían aumentado el trabajo de «colaboración».
En ese momento les pregunté: «¿entonces soy yo el culpable del desvío del avión?»
Me dijeron que no, que ellos tenían entendido que ese desvío había sido una simple escala técnica.
Les dije que ellos sabían que no era así. Que el capitán del avión nos había dicho a todos los pasajeros que era por un pasajero.
Se sonrieron, se miraron y volvieron a las preguntas
Preguntaron mi nombre, fecha de nacimiento, lugar de residencia, etc. Nada de trascendental, o que no estuviera en mis documentos.
El oficial sentado me repetía que en pocos minutos podría irme sin problema
Las preguntas más «destacadas» fueron las que hizo el hombre que estaba de pie:
– «¿Es católico?», le respondí que no, pero que tampoco era musulmán, sabiendo lo «determinantemente peligrosa» en que se ha convertido esta creencia religiosa para ciertas policías.
– «¿Sabe usar armas?» Le respondí que la única vez que tuve una en mis manos estaba muy joven, y había sido una escopeta de caza que me tumbó al dispararla. Que ni siquiera había ido al servicio militar. Les precisé que mi «única arma era escribir, en especial para denunciar al gobierno estadounidense al que yo consideraba terrorista».
Se miraron, y el hombre que estaba sentado dijo algo que yo ya sabía: «esa arma a veces es peor que los fusiles y las bombas».
Me preguntaron el por qué iba a Nicaragua (al día siguiente) y expliqué que debía realizar un reportaje para Le Monde Diplomatique. Me preguntaron por mi dirección personal, así como los teléfonos de casa y celular, los que di sin la mínima duda.
Me preguntaron si tenía hijos. Respondí que una jovencita y un niño. Y el hombre que estaba de pie, que se había sentado a mi lado, me dijo con mucha calma, como todas sus frases: «qué bien que haya logrado la parejita. Eso es muy lindo» Y me pareció hasta honesto.
Eso fue básicamente el interrogatorio, que casi fue una charla. Las anotaciones del hombre sentado no llenaron una hoja. Las del otro oficial no llenaron una página de su libreta. Me pareció que este último trabajaba para una sección de inteligencia más especializada.
En ningún momento existió, de parte de esos dos oficiales, la mínima palabra agresiva o amenazante. Fueron muy amables y correctos.
Finalmente me devolvieron los documentos de identidad que habían fotocopiado. Y nos despedimos estrechando las manos.
Eran casi las dos de la madrugada del domingo 19 de abril del 2009.
A las 10h30 no tuve problema para abordar el avión a Managua.
Pero hoy sigo pensando que ello fue un sueño con algo de pesadilla. Sigo sin creer que fui el «culpable» del desvío de un avión 747 de Air France por el «temor» de las autoridades estadounidenses.
¿Cuánto costó eso? Sólo AF puede saberlo, pues además debía pagar hotel y comida de por lo menos la mitad de pasajeros que tenían correspondencia.
Fui testigo del cansancio de los pasajeros, en especial de los niños, y algunos de ellos empezaron a vomitar. Además del temor de los mayores al saber que entre ellos había un «terrorista».
También fui testigo de la tranquilidad del personal de la cabina ante mí (después supe que todos lo sabían). No me pareció que me hicieran culpable de un delito.
¿Hasta dónde va a llegar la paranoia de las autoridades estadounidenses? ¿Y por qué Air France y las autoridades francesas siguen guardando silencio hasta hoy?
El DAS destruyó archivos comprometedores, menos una caja que nadie sabe dónde está.
En coincidencia con la posesión de Barack Obama, el 19, 20 y 21 de enero fueron destruidos en el DAS (servicio de inteligencia civil que depende directamente del presidente) decenas de cajas de archivos, discos duros, discos externos, grabaciones y trascripciones que contenían el seguimiento a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, fiscales, políticos opositores y periodistas que cubren fuentes “duras”. La revista Semana publica sólo algunos de esos nombres.
El magistrado auxiliar e investigador principal de la parapolítica en la Corte Suprema, Iván Velásquez, ha tenido vigilancia “hombre a hombre”.
También, entre otros magistrados, el ex presidente de la Corte César Julio Valencia, a quien el presidente Álvaro Uribe tiene demandado por calumnia. El abogado defensor de Valencia, Ramiro Bejarano, además columnista de El Espectador y ex director del DAS, también ha sido espiado.
Los ataques públicos del mandatario contra Velásquez y Valencia tienen relación con el proceso contra el primo del presidente, Mario Uribe, quien renunció al Senado para que su caso por parapolítica tuviera que pasar de la Corte a la justicia ordinaria.
Funcionarios del alto gobierno también espiados habían pedido con anterioridad “favores políticos” a distintos funcionarios del DAS, y éstos los “conectaban” a los aparatos de interceptación para “asegurarse”. Semana no menciona al ministro de Defensa Juan Manuel Santos, pero el noticiero de Televisión Noticias Uno, sí.
Estos aparatos de interceptación son donados en su mayoría por Gran Bretaña, aunque también por parte de la patria del Watergate.
La operación para destruir información (con excepción de la dichosa caja) fue adelantada por un puñado de funcionarios.
El 16 de enero, tres días antes de que, según Semana, el gobierno diera la orden de recoger grabaciones y documentos, se anunció el nombramiento del nuevo director del DAS, Felipe Muñoz. Este se posesionó el 22 de enero, un día después de que terminó la destrucción de documentos.
La revista Semana adelantó esta investigación por más de seis meses. Las siguientes son declaraciones de cinco funcionarios del DAS, que Semana no identifica, y que trabajan en la subdirección de operaciones del DAS, adscrita a la dirección de Inteligencia, y en la direcciones de Inteligencia, Contrainteligencia y Operativa de esa entidad. Resumen el contenido de la Seguridad Democrática:
“Durante dos días se recolectaron discos duros extraíbles, se cambiaron discos duros de los computadores, se recolectaron CD, archivos de voces y documentos confidenciales”.
«De todas las cajas que se llevaron a Contrainteligencia, con documentos, grabaciones y demás, sólo quedó una, que fue sacada del piso 11 el miércoles 21 al final de la tarde. No sé qué dejaron en esa, ni para dónde se la llevaron. Sólo sé que lo demás fue destruido».
«Acá se trabaja por blancos y objetivos que puedan ser una amenaza a la seguridad del Estado y del Presidente. Dentro de esos está la guerrilla, las Bacrim [bandas criminales, como llama ahora el gobierno a los paramilitares rearmados o que no se sometieron a la negociación de desmovilización], algunos narcos. Pero dentro de esos blancos también están, y es obvio como parte de una de las funciones del DAS, controlar a algunos personajes e instituciones para mantener informada a la Presidencia. Por ejemplo, cómo no va a ser misión del DAS controlar a Petro [el senador Gustavo Petro, del partido de izquierda PDA], que es un ex guerrillero y es de la oposición. O a [la senadora liberal y opositora] Piedad Córdoba, por sus vínculos con Chávez y la guerrilla”.
«Cualquier persona o entidad que represente un eventual peligro para el gobierno debe ser vigilada por el DAS. Y en ese orden de ideas desde hace más de un año se empezó a considerar y tratar como un ‘blanco’ legítimo las actividades de la Corte [Suprema de Justicia], y algunos de sus miembros».
«Cuando se agudizó el enfrentamiento entre la Corte y Presidencia, hace como un año y medio, la orden era saber todo lo posible de todos los magistrados, con los medios que fueran necesarios, desde fuentes humanas hasta medios técnicos. Cuando el enfrentamiento empezó a disminuir los controles se concentraron sólo en aquellos que fueran más prioritarios como Velásquez».
«Lo de los medios de comunicación tiene varios fines, uno de ellos informar al gobierno qué se mueve en los medios, con lo cual se le da un margen de maniobra al Estado en situaciones críticas. La cosa es simple y básicamente se divide en dos categorías. Se monitorean esporádicamente algunos directores o jefes para establecer lo que los periodistas llaman ‘linea editorial’. Pero la mayor parte del esfuerzo está encaminada a los periodistas que manejan la información y las fuentes ‘duras’. Allí se matan dos pájaros de un solo tiro: se sabe en qué están y, sobre todo, lo más importante, con quién hablan».
«En el tema de medios es obvio que la prioridad es conocer la información de aquellos que le inquietan al gobierno, o bien porque son muy críticos o porque a diferencia de otros medios, no los puede controlar a su antojo».
«Hace años, si de la Casa de Nariño se necesitaba algo del DAS el Presidente era quien llamaba directamente al director o viceversa. Desde hace unos cuatro años las cosas son muy distintas. Casi cualquiera de los altos funcionarios de Palacio puede llamar acá a pedir cualquier tipo de favor sin necesidad, incluso, de pasar por el director. Llaman al jefe de Inteligencia, al de Contrainteligencia o a la Dirección Operativa y piden lo que necesitan, sin importar lo que sea. Como no hay una figura de peso en la dirección muchos de los jefes de direcciones simplemente llaman a X o Y funcionario en Palacio y le pasan la información que consideran de interés, obviamente también con la intención de ganar puntos con esos funcionarios».
«Lo que irónicamente ocurre es que aquellos que llaman a pedir ‘favores’ desde Palacio terminan siendo víctimas de su propio invento. También son ‘chuzados’ y la razón es muy simple: hay que tener un seguro».
Andrea Flórez, una detective que trabajaba en la subdirección de análisis, fue asesinada en octubre de 2007, poco antes de que ella denunciara y entregara pruebas de que cierta información confidencial bajo su manejo terminaba en manos del jefe paramilitar alias “Cuchillo”, que opera en la Orinoquia y cuyas fuerzas copan los pueblos tiempo después de que los ha ocupado el ejército.
«La versión que dieron en Contrainteligencia sobre el homicidio es que había sido un crimen pasional, algo que no tenía lógica pues todo el mundo sabía sobre la vida privada de ella y sabíamos que no tenía problemas de ese tipo. Cuando varios de los compañeros y amigos de ella empezamos a investigar el caso por nuestra cuenta, nos advirtieron que no nos metiéramos en eso. A algunos de los que insistieron en el tema y dar con los asesinos coincidencialmente los llamaron para pruebas de polígrafo que no pasaron y con eso los sacaron del DAS».
Certificados de antecedentes judiciales, que son documentos de carácter reservado a los que tiene acceso sólo un reducido grupo de directivos del DAS, resultaron en manos de la organización en Arauca del narcotraficante Miguel Ángel Mejía Múnera, alias “El Mellizo”.
En ese mismo departamento, fronterizo con Venezuela, el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) resultó con informes confidenciales detallados sobre una operación militar contra esa guerrilla, que habían sido enviados por el Ejército a la Dirección General Operativa del DAS en Bogotá.
Departamento de Nariño, sur de Colombia (Foto ACNUR /M.H.Verney)
Si el próximo lunes a las seis de la tarde, hora colombiana (23:00 GMT), la Columna Mariscal Antonio José de Sucre de las FARC no ha indicado el sitio donde están los cuerpos de los ocho indígenas que reconoció haber masacrado; o si las autoridades colombianas no han encontrado sus restos, se activará la Minga Humanitaria por la Dignidad, que irá a buscar a “nuestros hermanos sacrificados para que podamos devolverlos a la Madre Tierra tal y como lo dictan nuestros usos y costumbres.”
Según dijo a esta periodista José Paí, Autoridad del resguardo indígena Tortugaña Telembí, la Minga Humanitaria podría reunir a 10 mil indígenas del país y responsabiliza “tanto al gobierno nacional como a las FARC de lo que pueda suceder.”
La Minga exige al gobierno colombiano “las gestiones diplomáticas necesarias para garantizar el acompañamiento de un equipo técnico internacional experto en desactivado de minas, ya sea de Bolivia, Ecuador o Brasil, pues no aceptamos el acompañamiento de las fuerzas militares de Colombia”.
La Minga exige a todos los actores armados, legales e ilegales, que se retiren de inmediato del territorio awá, antes del ingreso de la comisión de autoridades tradicionales y de la Guardia Indígena.
Luego de que el grupo Colombianas y Colombianos por la Paz, que lleva adelante desde septiembre un Diálogo Epistolar con el Secretariado del Estado Mayor Central, le solicitara a éste el 12 de febrero un pronunciamiento público sobre la matanza, un día después la Columna Sucre reconoció ser perpetradora de las “ejecuciones”.
El sitio web oficial de las FARC reprodujo el comunicado de la Columna Sucre ayer 18 de febrero, lo que interpreto como una aceptación de parte de la comandancia de las FARC sobre la autoría de este crimen de guerra.
A continuación, el comunicado de la Minga Humanitaria:
POR LA DIGNIDAD, LA VIDA YLA DEFENSA DEL TERRITORIO
PUEBLOS INDÍGENAS UNIDOS EN MINGA DE RESISTENCIA
COMUNICADO A LA OPINION PÚBLICA NACIONAL E INTERNACIONAL
EL PUEBLO INDÍGENA AWÁ, CON APOYO DE LA ONIC, OPIAC, CIT, COORDINACIÓN DE AUTORIDADES TRADICIONALES INDÍGENAS EN COLOMBIA, AICO, CRIC, FCAE DENUNCIAMOS QUE LOS AWÁ SIGUEN CAYENDO MUERTOS POR MANOS CRIMINALES.
La Unidad Indígena del pueblo Awá – UNIPA-, la ONIC, OPIAC, CIT, AICO, Coordinación de Autoridades Tradicionales Indígenas en Colombia, el CRIC y la FCAE alertan a la comunidad nacional e internacional sobre el recrudecimiento de la grave situación de violación a los derechos humanos, los derechos fundamentales del pueblo indígena Awá de Nariño y las infracciones al DIH.
Dichas violaciones se realizan de manera reiterada por los grupos insurgentes, paramilitares y la fuerza pública a través del minado del territorio, la restricción a la libre movilidad, el asesinato a más de ciento cincuenta indígenas Awá en los últimos 7 años, amenazando y desplazando a nuestros hermanos indígenas de Tortugaña Telembí, Tronquería, Pulgande Palicito, Las Planadas Telembí, El Sande, Maguí y Vegas, bombardeando viviendas, planteles educativos y demás sitios de reunión, realizando detenciones arbitrarias y desarrollando políticas y estrategias para involucrar a la población civil en un conflicto social y armado que no compartimos, no apoyamos, no es nuestro y del cual no participamos ni directa ni indirectamente.
En los últimos días el mundo conoció la masacre de 17 indígenas Awá, responsabilizándose de ella el grupo insurgente de las FARC, quienes de manera cínica reconocieron su responsabilidad en los hechos, justificando este acto de barbarie como una retaliación a la política de seguridad democrática sobre una población indefensa, inerme, aislada y que siempre se ha declarado ajena a la guerra interna que se libra en nuestro país; con el agravante de que las FARC manifiesta abiertamente su desconocimiento a la integridad étnica y cultural de los pueblos indígenas, a la autonomía y jurisdicción de nuestras autoridades tradicionales.
A pesar de las denuncias y encontrándose la población Awá desplazada y concentrada, el día 15 de febrero del año en curso a las 3:15 p.m. fue asesinado el compañero Ernesto Jiménez García en la vereda El Pailón, y en horas de la noche el compañero Claudio Nastacuás a las 10:30 p.m., en el corregimiento Justo Ortíz – El Diviso (municipio de Barbacoas). Los dos compañeros pertenecían a los resguardos de Alto Ulbi Nunalbi y Maguí. A la vez que se detectó la presencia de personas de civil que realizan labores de inteligencia, seguimiento y que no se han identificado de pertenecer a ningún organismo oficial como tampoco son conocidos de la zona.
Hoy, después de quince días de la masacre, vemos con gran preocupación que las autoridades militares y judiciales no han mostrado resultados frente a la búsqueda de los cuerpos de nuestros hermanos asesinados, como tampoco el gobierno ha facilitado los espacios humanitarios para atender a la población confinada y a los huérfanos. Por el contrario, pretenden aprovechar el infortunio para que las autoridades indígenas los apoyen en su persecución a los grupos insurgentes, haciendo prevalecer la lógica de la
guerra ante las acciones humanitarias que dicta el derecho internacional en estos casos.
Frente a la crisis humanitaria del pueblo indígena Awá, los firmantes de este documento exigimos tanto a las FARC como al gobierno nacional y damos un ultimátum para que a más tardar el lunes 23 de febrero de 2009 a las 6:00 p.m. entreguen a nuestras autoridades indígenas los cuerpos de nuestros hermanos sacrificados, para que podamos devolverlos a la madre tierra tal y como lo dictan nuestros usos y costumbres.
De lo contrario iniciaremos la Minga Humanitaria por la dignidad y la búsqueda de los cuerpos, responsabilizando tanto al gobierno nacional como a las FARC de lo que pueda suceder.
Exigimos a los actores armados legales e ilegales que desocupen inmediatamente el territorio del pueblo Awá previo al ingreso de la comisión de autoridades tradicionales y guardia indígena, y al gobierno nacional que realice las gestiones diplomáticas necesarias para garantizar el acompañamiento de un equipo técnico internacional experto en desactivado de minas, ya sea de Bolivia, Ecuador o Brasil, pues no aceptamos el acompañamiento de las fuerzas militares de Colombia por las razones expuestas anteriormente.
Hacemos un llamado a todas las organizaciones sociales y populares, a los organismos defensores de derechos humanos nacionales e internacionales, para que nos solidaricemos.
¡¡POR LA DIGNIDAD, LA VIDA YLA DEFENSA DEL TERRITORIO PUEBLOS
INDÍGENAS UNIDOS EN MINGA DE RESISTENCIA!!
Unidad Indígena del pueblo Awá – UNIPA
Federación de Centros Awá del Ecuador – FCAE
Autoridad del Gobierno Indígena Nacional ONIC
Organización de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana – OPIAC
Autoridades Indígenas de Colombia – AICO
Confederación Indígena Tayrona – CIT
Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC
Coordinación de Autoridades Tradicionales Indígenas en Colombia
Uribe sigue “dialogando” con el Diálogo Público Epistolar. Señal que cabalgamos.
Primero, un comunicado del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC, dando cuenta del éxito de las liberaciones de la semana pasada; y una carta personal de Alfonso Cano, comandante de las FARC, a la senadora Piedad Córdoba, por cuya iniciativa se inició en septiembre el Diálogo Público Epistolar: faltaban ambos documentos en este blog, dentro de la “colección” de misivas que ha suscitado ese cruce de cartas entre Colombianos por la Paz y la guerrilla.
Ambos textos, que reproduzco debajo, fueron entregados en un CD a Córdoba el pasado 5 de febrero, día de la liberación unilateral del ex diputado (legislador regional) Sigifredo López.
Cano recuerda que el canje incluye a Simón Trinidad y a Sonia, guerrilleros que cumplen condenas en Estados Unidos, tras ser extraditados por el presidente Álvaro Uribe.
Trinidad fue sentenciado por una corte estadounidense a 60 años de prisión el 28 de enero de 2008 por “conspiración para la toma de rehenes”, y no por narcotráfico, como afirmó Uribe este jueves.
Sonia sí fue condenada por narcotráfico -a 16 años y medio de cárcel.
Le tendieron una trampa, me contó una amiga suya en el primoroso poblado de Cristales, de calles arboladas a la orillas del río Caguán. El nombre Cristales sonó el domingo 1 de febrero, pues por ahí cerca fue el “punto X” de la liberación de tres policías y un soldado, y que estuvo a punto de fracasar porque las tropas de Uribe se interpusieron.
Me imagino que Sonia manejaba el “impuesto” a la compra venta de pasta base en ese sector. Una narcotraficante apodada “La Mona” –no es difícil atinar a cambio de qué- pactó con la fuerza pública para citar a Sonia cerca de Cristales. El resto es historia. Me pregunto si la mujer que testificó contra Sonia en Estados Unidos es esa misma “La Mona”.
El embajador estadounidense en Colombia, James Brownfield, dijo el miércoles que Simón y Sonia «van a servir sus sentencias de acuerdo con la ley de los Estados Unidos. Si en algún momento alguien quiere proponer algo específico y concreto, por supuesto vamos a escucharlo». «El gobierno que represento yo quiere participar en cualquier solución» relacionada con la libertad de los 22 militares y policías que las FARC proponen intercambiar por sus guerrilleros presos.
También el miércoles, el obispo de Montería, Julio César Vidal, dijo a Caracol Radio que Cano «es una persona intelectual con la capacidad de entender que el conflicto armado en Colombia impide el desarrollo del país».
Vidal fue designado por el Episcopado católico colombiano para acompañar -y validar en su momento- las negociaciones del gobierno de Uribe con los narcotraficantes jefes de grupos paramilitares.
Con anterioridad, el obispo Rubén Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal, había dicho que la Iglesia católica está “haciendo todo lo posible por entrar en contacto con él (con Cano) y con todo el secretariado”, para buscar el acuerdo humanitario.
Uribe se les fue hoy a su propia sede a los curas y dijo ante 90 prelados: “El único acuerdo humanitario que se acepta es que liberen unilateralmente y de inmediato a todos los secuestrados y que cesen los actos de violencia y que hagan la paz”. Suena fácil. Pero es tan irreal como que su gobierno se niegue a reconocer que en Colombia hay una guerra.
Sobre los comentarios de Brownfield, Uribe señaló que ambos están en cárceles estadounidenses “por narcotráfico y no por sedición ni insurgencia” y los comparó con los 14 jefes paramilitares con quienes él negoció y a quienes luego extraditó, en plena etapa de confesión de sus crímenes ante la Fiscalía.
Córdoba viaja en un mes a Estados Unidos a atender la otra cara de las liberaciones de la semana pasada: va a visitar a Trinidad y Sonia, y a hacer propuestas.
Yo no veo a estos dos guerrilleros como a unos “inamovibles” (así los calificó el ex canciller Augusto Ramírez Ocampo hoy).
Alguien tiene que desenredar el enredo que armó Uribe. Quien atraviesa inamovibles, por ahora, es él.
Recuerdo las palabras de George W. Bush sobre el presidente colombiano, el 22 de julio pasado: “El presidente Uribe ha hecho todo lo que le hemos pedido que haga, y más”. Lo que no sabemos es a cambio de qué.
COMUNICADO
1. Al liberar unilateralmente a seis prisioneros en nuestro poder, hemos honrado nuestra palabra y el compromiso asumido ante “Colombianos por la Paz”. Aspiramos que este nuevo gesto contribuya a desbrozar el camino hacia el acuerdo de canje obstruido por el gobierno. Colombia entera desea celebrar mediante acuerdo bilateral la liberación de los prisioneros de guerra recluidos tanto en las cárceles del régimen como en las montañas.
2. Agradecemos al gobierno del Brasil, a su presidente Lulla Da Silva, su fundamental apoyo logístico en el desenlace feliz de este suceso humanitario. Nuestro reconocimiento también al concurso internacional. A “Colombianos por la Paz”, nuestra voz de aliento y nuestro llamado a persistir en la búsqueda colectiva de una salida política al acuerdo humanitario y al crucial problema de la guerra y de la paz.
Secretariado del Estado Mayor Central, febrero 4 de 2009
Febrero 5 de 2009 Senadora:
Por encima de los obstáculos, calumnias y provocaciones oficiales, cumplimos.
Le reitero nuestros inmensos reconocimientos a su compromiso por la convivencia democrática, igual que a Colombianos por la Paz.
Al gobierno del Brasil y al CICR, nuestro agradecimiento.
Debemos persistir en la búsqueda de los acuerdos sin olvidar ni un momento a Simón, Sonia y a todos nuestros presos.
El presidente Álvaro Uribe lanzó oficialmente el sábado el “bloque intelectual de las FARC”, que no figuraba en las cuentas de ningún experto en la guerra colombiana.
Para el mandatario, aunque no lo nombró, eso sería el movimiento Colombianos por la Paz, que la semana pasada consiguió que un soldado pueda seguir combatiendo a la guerrilla, y que tres agentes de Policía retornen a su lucha contra el secuestro.
“Grupo de intelectuales por la paz”, ha venido llamando la prensa a esta confluencia de 150 intelectuales, académicos, artistas, periodistas, defensores de derechos humanos, religiosos, líderes sociales, políticos, deportistas y ex rehenes de las FARC, que en septiembre propusieron un Diálogo Público Epistolar con esa guerrilla.
Colombianos por la Paz es respaldado hoy por 180 mil firmantes. Ahora, el diálogo por carta se inicia también con el ELN (Ejército de Liberación Nacional).
Según Uribe, “el ‘bloque intelectual’ de las FARC defiende a las FARC simplemente hablando de paz”.
Los integrantes de ese “bloque” se dedican a advertir en contra del Tratado de Libre Comercio (TLC), “a toda hora viven hablando de derechos humanos simplemente para atemorizar a nuestros soldados y policías”, paralizan la Seguridad Democrática “con el cuentico de su paz y con la acusación a las Fuerzas Armadas, permanente”, y lideran la “exaltación del terrorismo”, según el mandatario.
“No vamos a permitir ahora que el ‘bloque intelectual’ de las FARC nos desoriente con un discurso de paz que finalmente fortalezca al terrorismo”, dijo Uribe, y advirtió: “Nos toca dar esta batalla en todo el país”.
Lo que sigue es el aparte del discurso de Uribe el sábado en Villavicencio, capital del central departamento del Meta, ciudad donde también habló Alan Jara el martes, tras su liberación. Los ex rehenes Jara y Sigifredo López (liberado el jueves) pidieron ingreso a Colombianos por la Paz en sus primeras intervenciones públicas.
La trascripción es de Presidencia de la República.
«Mire compatriotas, ustedes sí que lo han vivido en el Llano. La seguridad no nace de apoyar a las Farc en nombre de la paz, la seguridad nace de combatir a los terroristas.
«El ‘brazo intelectual ‘de las Farc durante muchos años justificó a las Farc, entonces crecía las Farc. A ustedes aquí en el Meta no los protegían, los secuestraba las Farc, los mataban, como en todas las regiones de Colombia.
«Entonces, el ‘brazo intelectual’ de las Farc la justificaba, y no había política de seguridad, sino que el país entretenido esperando un diálogo con las FARC.
«Y mientras el país lo entretenían esperando ese dialogo, y el brazo intelectual justificaba a las Farc, las Farc crecían y mataban a mas colombianos y secuestraban a mas colombianos.
«Y vinieron los paramilitares, y ustedes saben lo que vivimos. Ustedes saben lo que es tener un departamento atrapado entre guerrilla y paramilitares, y todavía tenemos bandas de narcotráfico que con ‘Cuchillo’, con el ‘loco Barrera’ y tenemos al señor (Jorge) Briceño de las Farc, y al otro, ‘Jhon 40’, y compañía-
«No estamos en el paraíso, esa culebra todavía sigue viva.
«Yo qué le digo a los compatriotas: insistamos en la Seguridad Democrática, es el único camino que conduce a la paz, por eso se han desmovilizado 13 mil de la guerrilla.
«No nos dejemos ahora distraer. La guerrilla, mientras secuestra y asesina y pone carro bombas, se quiere vestir con el manto de la paz.
«No vamos a permitir ahora que nos engañen. La guerrilla tratando de desorientar, produce sangre, pero habla de paz. No vamos a permitir eso, compatriotas.
«No vamos a permitir ahora que el ‘bloque intelectual’ de las Farc nos desoriente con un discurso de paz, que finalmente fortalezca al terrorismo. Y nos toca dar esta batalla en todo el país.
«El ‘bloque intelectual’ de las Farc es muy hábil. En el pasado en Europa decían: ‘es que las Farc se justifican, porque Colombia es un país muy injusto, en Colombia no hay democracia’, sabiendo que ellos le enseñaron a este país y le enseñaron a los paramilitares, a asesinar alcaldes, a presionar gobernadores, a eliminar la democracia, y sabiendo que ellos causaron más y más pobreza, por que ellos y los paramilitares fueron los grandes artífices de los desplazamientos en Colombia, de la generación de desempleo, de la ausencia de inversión.
«Y se escudan en otra cosa: a toda hora viven hablando de derechos humanos, simplemente para atemorizar a nuestros soldados y policías.
«Toda violación de los derechos humanos la sancionamos, pero lo que no podemos permitir es que ahora ellos, con el cuentico de su paz y con la acusación a las Fuerzas Armadas, permanente, nos paralicen la política de Seguridad Democrática, como lo hace el ‘bloque intelectual’ de las Farc.
«Ahora, a mí me dicen: Presidente, que no tenga lenguaje pendenciero, que mucho cuidado. Entonces yo pregunto: ¿no damos esta batalla?, ¿dejamos entonces que el país vuelva a la desorientación que conduce a la exaltación del terrorismo, liderada por el ‘bloque intelectual’ de las Farc? No caigamos en esa trampa.
«Ahora, la política de seguridad tiene que ser imparcial. Compatriotas, llevamos seis años y medio del Gobierno, seguramente hemos cometido muchos errores como obra humana que somos, pero hemos combatido a todos los terroristas por igual.
«Aquí está la primera Ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, sabe que desde la hora cero nuestra decisión fue combatir por igual a la guerrilla y a los paramilitares, y ustedes han visto los resultados. Un país que estaba en manos de guerrilla y paramilitares, los hemos combatido por igual.
«Y entonces, el ‘bloque intelectual’ de las Farc lo que hace es decir en Europa, en Estados Unidos: ‘cuidado, Uribe es paramilitar, no le aprueben a Colombia el TLC que Uribe es paramilitar y violador de derechos humanos’.
«El ‘bloque intelectual’ de las Farc se estrella contra los hechos, porque este es el Gobierno que le ha devuelto a Colombia confianza para denunciar. La gente no denunciaba aquí por miedo.
«Este es el Gobierno que le da la cara a la opinión pública para enfrentar cualquier violación de derechos humanos, y que no le tiembla la mano para sancionarla.
«Y entonces el ‘bloque intelectual’ de las Farc dice en todas partes: ‘Uribe paramilitar’, cuando el Gobierno que presido lleva seis años y medio, con toda la devoción patriótica, combatiendo por igual a los paramilitares y a la guerrilla.
«Es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo. Es que hoy el señor ‘Cuchillo’ no es paramilitar, simplemente narcotraficante.
«¿La palabra paramilitar de donde surgió? Se utilizó para denominar bandas privadas criminales, cuyo objetivo era combatir la guerrilla. Hoy, el Estado ha recuperado el monopolio para combatir a los delincuentes.
«Por eso afirmamos, mirando al mundo a los ojos, porque tenemos fuerza en nuestra conciencia, que Colombia ha superado el paramilitarismo.
«Ahora, el ‘bloque intelectual’ de las Farc no se atreve a defender a las Farc de frente; el ‘bloque intelectual’ de las Farc es muy hábil, muy astuto, no se atreve a combatir a fondo la política de Seguridad Democrática; el ‘bloque intelectual’ de las Farc defiende a las Farc, simplemente hablando de paz.
«El ‘bloque intelectual’ de las Farc ha sido parcializado. Hay que ver qué rabia contra el paramilitarismo. Todo aquel que piense distinto a como piensa el ‘bloque intelectual’ de las Farc, lo calumnian de paramilitar.
«Eso sí, al ‘bloque intelectual’ de las Farc no se le oye una queja cuando estalla un carrobomba en Arauca, o un carrobomba en Cali, o un carrobomba en Bogotá.
«No permitamos que vuelvan a engañar al país.
«Firmes en la política de Seguridad Democrática. Donde haya errores los corregimos, y donde haya faltantes allá llegamos. Estaremos firmes”.
El Alto Comisionado para la Paz Luis Carlos Restrepo presentó su renuncia hoy. Es la segunda vez en los seis años y medio de gobierno de Álvaro Uribe que una renuncia de Restrepo trasciende, de muchas que no han sido conocidas por la opinión pública. Ya veremos si esta vez el presidente se la acepta.
Esta mañana, Restrepo dispuso un cordón policial en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, para impedir que los periodistas cubrieran la salida de los helicópteros puestos por Brasil para traer a casa al ex gobernador del Meta, del cual Villavicencio es capital.
También decidió que, a la llegada de Alan Jara, habría una rueda de prensa en el Club Meta, en coordinación con la gobernación del Meta. Dijo que el presidente Uribe fijó “unos criterios muy claros” y que había necesidad de guardar discreción, para preservar las liberaciones. Y que por ello tampoco habría ingreso de los medios de comunicación a la plataforma del aeropuerto a donde llegaría la misión con el liberado ex gobernador Alan Jara, ni contacto con él antes de la rueda de prensa, “por razones de seguridad”.
Los 150 periodistas estaban furibundos: ¿Cómo así que los ojos del mundo son peligrosos?
De pronto, Restrepo desapareció y lo reemplazó el general Óscar Naranjo, comandante de la Policía Nacional.
¡El general reemplazó en sus funciones al comisionado de paz….!, por lo menos en el Vanguardia.
Luego se informó que Restrepo, psiquiatra de profesión, regresó a sus cuarteles en Bogotá.
Naranjo levantó las restricciones que había impuesto Restrepo al cubrimiento, y permitió el acceso de los medios al aeródromo. La fiesta de la libertad pudo llegar al planeta.
El precio: un comentario del general, atacando a Hollman Morris, corresponsal de Radio Francia Internacional y Al Jazeera aunque censurado en la práctica en Colombia, por haber buscado la noticia en la mismísima fuente. Es decir, por haber estado en el Caguán con las FARC el domingo, al tiempo con la liberación de tres policías y un soldado.
En sus ataques a Morris, el gobierno omite que fue a causa de los obstáculos que impuso el presidente Álvaro Uribe que la misión se retrasó.
Y que las liberaciones probablemente se hubieran podido realizar a mediados de enero, caso en el cual Morris quizá no habría alcanzado a coincidir con ella en el Caguán, o quizá sí.
Adentrarse al Caguán en guerra no es cosa de decir “llego mañana”.
Hay que obtener “visa”, viajar mínimo por tierra, lancha y mula, y a pie, cargando equipo. Y esperar y esperar.
Si el presidente Uribe no quiere periodistas en el “punto X” en las próximas liberaciones que vamos a lograr, por parte de Colombianos por la Paz y a través del Diálogo Público Epistolar con las Farc y el ELN, entonces que autorice la misión humanitaria de inmediato, apenas la senadora Piedad Córdoba se la plantee. Así, el gobierno estará más cerca de garantizar que los periodistas no alcancemos a llegar.
Uno no sabe si las críticas contra el periodista Jorge Enrique Botero son porque contó ayer el peligroso cariz que estaba tomando la misión humanitaria que acudió a liberar a cuatro miembros de la fuerza pública.
O si lo critican exclusivamente porque lo hizo siendo integrante de dicha misión, en su calidad de miembro de Colombianos por la Paz, por lo que, según los expertos, debió hacer el reclamo por los canales que se abrieron para este acuerdo humanitario temporal y parcial.
En todo caso, la verdad se supo -o parte de ella- y en adelante, esa verdad servirá para estar más alertas, y para que los incautos no se confíen tanto en la «buena voluntad» gubernamental. El material de audio y vídeo, que no se ha revelado, pero que Botero aportó a la discusión entre Colombianos por la Paz y el Alto Comisionado para la Paz, puso fin a un probable rosario de desmentidos y, por qué no, abrió a su manera mayores garantías para las liberaciones en curso. Es lo que pienso como periodista. Y por supuesto, espero que se publique el material.
En medio de las altisonancias de ayer domingo, nadie se fijó en que el guerrillero que habló mediante satelital por Telesur, en un reporte en directo de Botero desde el Caguán, no afirmó que la muerte en combate de un insurgente y la «desaparición» de otro que habría caído en manos del ejército hayan ocurrido durante el cese al fuego decretado por el gobierno a partir de las cero horas del sábado, y por 36 horas.
Este mediodía, la familia del periodista Hollman Morris informó que éste permanecía retenido en el retén militar de Unión Peneya. Los militares están exigiendo a Morris la entrega de su material periodístico.
A la entrada de Unión Peneya está uno de los múltiples retenes militares en la región del río Caguán, aguas arriba del poblado de Cristales, en el departamento del Caquetá. Es la zona donde las FARC entregaron ayer cuatro uniformados cautivos a una comisión de Colombianos por la Paz, liderada por la senadora Piedad Córdoba.
Morris –también integrante de Colombianos por la Paz- se adelantó a la misión humanitaria de ese grupo, en el marco de su carácter de corresponsal del canal árabe de televisión Al-Jazeera y de Radio Francia Internacional (RFI). El laureado periodista Morris es director del programa televisivo Contravía, censurado en la práctica y que no se transmite actualmente en Colombia por ningún canal, aunque sí en otros países.
RFI mostró preocupación por la situación de su periodista, luego de que éste fuera mencionado por dos de los uniformados liberados, quienes de manera confusa insinuaron que los periodistas presentes allí habrían pactado con la guerrilla las preguntas que les harían a ellos.
La Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, lanzó este mediodía una Alerta, con el fin de que “el mando central del Ejército dé información inmediata sobre las condiciones y razones por las que Hollman Morris y su equipo periodístico están retenidos”.
Este es el texto.
Alerta – Periodista hostigado y aparentemente retenido por el Ejército
Hollman Morris, director del programa periodístico ‘Contravía’ y corresponsal de medios extranjeros, viene siendo hostigado por miembros del Ejército y, al parecer, se encuentra retenido por negarse a entregar su material periodístico.
El periodista se encuentra en el departamento de Caquetá, al sur del país, zona donde se están desarrollando las liberaciones de los secuestrados de las FARC. Según le comentaron algunas fuentes a la FLIP, Morris y dos periodistas que lo acompañan han tenido que enfrentar sucesivos retenes del Ejército y al parecer se encuentran retenidos por negarse a entregar su material periodístico. En este momento una comisión de la Defensoría del Pueblo se está trasladando a la zona. La FLIP trató de ponerse en contacto con las autoridades militares, pero no fue posible.
* * *
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) emite esta alerta para que el mando central del Ejército dé información inmediata sobre las condiciones y razones por las que Hollman Morris y su equipo periodístico están retenidos. De la misma forma, expresa su preocupación por el hecho de que las autoridades militares estén exigiendo, sin orden de un juez, la entrega del material periodístico. Este hecho constituye una violación de la reserva de la fuente.
En una breve declaración ante 150 periodistas en Villavicencio, Piedad Córdoba dijo que la comisión de Colombianos por la Paz que trajo ayer a la libertad a cuatro miembros de la fuerza pública ha tomado «la decisión de no dar declaraciones sobre nada de lo que ocurrió” en la jornada de ayer, con el fin de sacar adelante el actual proceso de liberaciones unilaterales por parte de las FARC a ese grupo civil.
“El pueblo colombiano está esperando noticias de paz y no de confrontación entre nosotros», dijo.
Sobre los testimonios dados a la medianoche por los uniformados liberados en su encuentro televisado con el presidente Álvaro Uribe, señaló que precisamente esas son las razones por las que hay que parar la guerra.
Al aire, le avisó a las FARC, “porque no tenemos otro medio”, que se aplazó por un día la entrega de Alan Jara (que estaba prevista para hoy). El jueves, y no el miércoles, tendrá lugar la liberación de Sifigredo López.
También al aire, le pidió a Uribe que autorice que mañana la acompañe otro miembro de Colombianos por la Paz. Pero advirtió que, si el presidente se niega, de todas formas se va sola con el CICR y la tripulación brasileña, “porque hay que sacar adelante esta tarea, “porque no hay excusa para no hacerlo”.
El general Freddy Padilla, comandante de las Fuerzas Militares, dijo que, luego de encontrarse con el grupo de las FARC para la entrega de los tres policías y el soldado liberados ayer, la misión humanitaria de dedicó a «actividades lúdicas» con la guerrilla, que «hubo canto de himnos» e incluso «se fueron de pic-nic».
Nada de lo colombiano ha sido ajeno en el trabajo de Constanza Vieira para
la agencia de noticias IPS. Desde las cuatro décadas de guerra civil
y la
acción de sus múltiples bandos armados (guerrillas, ejército,
paramilitares,
narcos), pasando por el acuerdo humanitario que libere a rehenes y
prisioneros, el drama de los desplazados y las comunidades indígenas,
el
ambiente, el proceso político legal, la relación con países
vecinos, la
cultura. Todo eso, y más, está presente en el blog personal
de esta
periodista que también trabajó para Deutschlandfunk, Deutsche
Welle, Water
Report del Financial Times, National Public Radio y la revista colombiana
Semana, entre otros medios.